Entrevista al poeta nicaragüense Ernesto Cardenal

(25 de marzo de 2004)



Llamado por Dios, salvado del orgullo y la vanidad, el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal traerá a Venezuela su canto cósmico; una visión matizada de renuncias y conciencia libertaria. Apegado a sus convicciones, fielmente forjadas en el silencio sa Publicamos esta entrevista al poeta nicaragüense Ernesto Cardenal aparecida originalmente en Aporrea por la importancia de Ernesto Cardenal como poeta a pesar de algunas diferencias que podamos tener los camaradas de la Corriente Marxista Revolucionaria con algunas posturas expresadas por él, especialmente en lo relativo al tema religioso. Al final colocamos alguns vínculos a artículos que aclaran nuestra postura respecto al tema religioso.










Llamado por Dios, salvado del orgullo y la vanidad, el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal traerá a Venezuela su canto cósmico; una visión matizada de renuncias y conciencia libertaria. Apegado a sus convicciones, fielmente forjadas en el silencio sagrado del dolor y la esperanza, se permitió extender su mirada al acontecer de nuestro país, atendiendo a una invitación hecha por el Festival Mundial de Poesía: Venezuela 2004.






Cardenal nace en Granada, Nicaragua en 1925. Su obra poética comprende entre otros títulos “Epigrama”, “Salmos”, “Oración por Marilyn Monroe y otros poemas”, “El estrecho dudoso”, “Homenaje a los indios americanos”, “Los ovnis de oro”, “Canto Cósmico”, “Telescopio en la noche oscura” y “La vida perdida”. Conversamos con él en la estrechez del papel en blanco, deseosos de ahondar aún más en su pensamiento.






- Usted ha viajado mucho, entre sus viajes están los países democráticos de América Latina, ¿qué mensaje tiene para este continente tan lleno de contrastes y específicamente para Venezuela?






A mi edad ya he reducido mucho los viajes, sólo lo hago cuando es muy importante, y he escogido venir a Venezuela porque este país, junto con algunos otros países de América Latina, se ha puesto en la vanguardia de la lucha por nuestra segunda independencia, y siento que los escritores debemos apoyarla. Otros escritores latinoamericanos, según me han dicho, también han venido a este Festival Mundial de Poesía para dar su respaldo, y ése es mi mensaje al pueblo venezolano. Venezuela ahora ha retomado el ideal bolivariano, la Revolución Bolivariana aún inconclusa, y defender a Venezuela es defender a nuestras propias patrias, mejor dicho a nuestra Patria Grande latinoamericana. Por eso estoy aquí.






- ¿Cómo ha podido conjugar las tres vocaciones de poeta, sacerdote y revolucionario?






En realidad para mí las tres han sido como una sola. Mi vocación natural ha sido la de poeta, pues con ella nací, y hacía versos desde mi infancia. En mi juventud fui muy enamorado, amaba muchísimo a las muchachas, y mi sed insaciable de amor y de belleza fue lo que me llevó a Dios. Mi conversión a la vida religiosa fue a los 31 años y mi sacerdocio hasta algo después. Entré a un monasterio trapense en Estados Unidos, donde dio la casualidad que mi Maestro de Novicios fue el místico norteamericano Thomas Merton. En la formación religiosa que él me dio me hizo ver que el contemplativo no debía ser indiferente a los problemas sociales y políticos de su pueblo. Y así fue que la conversión a Dios me llevo después a una conversión a la revolución. Después que salí del monasterio, cuando visité Cuba en 1970 tuve lo que yo he llamado mi segunda conversión, la conversión a la revolución. Primero fue el descubrimiento de que el marxismo era bueno, por las grandes transformaciones que había hecho en Cuba, aunque pensaba que yo no podía ser marxista porque el marxismo era ateo. Poco después surgió la teología de la liberación que me hizo ver que el ateísmo no era elemento indispensable del marxismo, y que se podía ser marxista sin ser ateo, y que no había contradicción entre el marxismo y cristianismo.






- ¿Qué motivó esa conversión?






Dios se me reveló como Belleza, la Belleza infinita que a mí antes me atraía en forma limitada y finita en las muchachas. Se me reveló como "la Muchacha de las Muchachas" según lo expresa un místico laico colombiano, Fernando González, y como "el que tiene siempre la dentadura perfecta" según el mismo. Y sencillamente me enamoré de Dios. Eso es igual que enamorarse de un ser humano; el objeto es distinto, pero la experiencia del amor es la misma. Uno no quiere estar separado del que ama. Escogí esa orden trapense que es de las más estrictas de la Iglesia, porque quería estar a solas con Dios, sin ninguna cosa del mundo que interfiriera esa unión. Fui muy feliz los dos años y pico que allí estuve, pero con mucho dolor tuve que salir por motivos de salud. Merton, mi Maestro de Novicios, me aconsejó que fundara una pequeña comunidad contemplativa en mi país en vez de buscar otra orden religiosa, y eso hice, ya ordenado sacerdote, en una isla del Lago de Nicaragua en el Archipiélago de Solentiname donde estuve más de doce años. Allí mi comunidad y yo nos incorporamos a la revolución sandinista, y cuando triunfó la revolución fui nombrado Ministro de Cultura. Yo siento que ha sido una misma Voluntad de Dios la que ha dirigido mi vida: primero llevándome a un encierro de absoluto silencio en un monasterio, después a los años de aislamiento de una isla, y después al activismo del ministerio de cultura de la revolución sandinista -lo que para mí fue duro por que era contrario a mi vocación que es de soledad y silencio, pero lo hice durante esos diez años de la revolución porque creía que eso era también la Voluntad de Dios.






- En una entrevista realizada por Floriano Martins al poeta nicaragüense Pablo Antonio Cuadra (1912-2002), éste señaló que “las grandes épocas creadoras no son revolucionarias sino pre-revolucionarias”, ¿qué opina usted de esto y cómo ve el proceso de cambio en Venezuela?






Mi primo hermano Pablo Antonio Cuadra, a quien yo admiré y quise mucho antes, aunque después nos separó la revolución, desgraciadamente tuvo un involución y adversó la revolución sandinista. Él no fue revolucionario sino pre-revolucionario, y por eso niega la creación de las revoluciones. Nicaragua fue muy creativa en los años de oposición contra Somoza, pero lo fue mucho más con la revolución sandinista, en la que hubo un florecimiento de todas las artes, como no se había visto antes en el país, y fue el acontecimiento cultural más grande en toda la historia de Nicaragua. Pero eso Pablo Antonio no lo quiso ver, y como director del diario La Prensa la combatió encarnizadamente. Desde un diario que era como un órgano oficial de la Embajada Americana (publicaba los boletines de la Embajada Americana contra Nicaragua, cuando Nicaragua estaba siendo agredida por la guerra de “baja intensidad” que nos hicieron las administraciones Reagan y Bush).






En Venezuela se repite la misma agresión, el mismo empeño del imperialismo por impedir el proceso de cambio venezolano. Con la complicidad, por supuesto, del gran capital y la dictadura de los grandes medios de comunicación. Es posible que aquí haya también intelectuales valiosos, como lo era mi primo hermano, que se pongan del lado de Estados Unidos y en contra de su pueblo. Pero el pueblo no debe engañarse: si Estados Unidos está contra el proceso venezolano es porque el proceso venezolano es bueno, y hay que defenderlo.


















- ¿Qué le hace falta a Venezuela para consolidarse como un país desarrollado?






Venezuela es un país muy rico, y no debiera tener miseria. Si hay miseria es porque la riqueza ha sido robada por los millonarios. Fácilmente podría ser un país desarrollado, pero no cualquier desarrollo es bueno, sino sólo el desarrollo repartido, el desarrollo con equidad. Como dijo Martí cuando planificaba la revolución cubana: “Con todos y por el bien de todos”.






Hay que apartarse del modelo neoliberal de desarrollo. Este es un desarrollo que trae desastres, la pérdida de los bosques y la biodiversidad, la degradación del suelo, la contaminación ambiental y hasta la falta de agua. Debe ser un desarrollo distinto del de los países ricos, que reduzca el consumo y el desperdicio. Sobre todo un desarrollo que reduzca la pobreza. Como lo vaticinó también Martí para nuestros pueblos cuando dijo: “Será justa la América hermosa”.






- ¿Es posible el reino de Dios en la tierra?






Cómo un cristiano puede no creer en eso, cuando es lo único que Jesús vino a predicar. En el Padrenuestro no nos dijo que pidiéramos ir a ese reino en el Más Allá, sino que pidiéramos que ese reino viniera a nosotros. Cristo dio su vida por ese reino en la tierra, un reino de fraternidad, de igualdad, de justicia. Un teólogo de la liberación ha dicho que cuando Jesús usaba aquellas palabras “reino de Dios” era igual que como se dice ahora la palabra “revolución”. Era algo completamente subversivo. Era decir que se acabarían los regímenes políticos existentes. O como lo dice ahora la juventud mundial: “Otro mundo es posible”.






¿Cómo ve ese futuro del mundo?






Lo veo como un futuro socialista. El llamado socialismo real tuvo aberraciones; pero también las ha tenido el cristianismo, como las Cruzadas, La Inquisición, la corrupción de los papas del Renacimiento, y sin embargo yo sigo siendo cristiano. De la misma manera sigo siendo socialista. Sólo existen dos sistemas económicos posibles: la apropiación privada de las riquezas de la tierra, y la puesta en común de esas riquezas. El auténtico cristianismo está a favor de la puesta en común de todos los bienes. San Basilio dice: "Una sociedad perfecta es la que excluye toda propiedad privada". Y San Clemente dice: “Todas las cosas que hay en el mundo debieran ser de uso común".

¿Y la globalización?


Creo en la globalización de la revolución.