El multifacético José Ingenieros (esbozado en cuatro tiempos).(1)

1. Segundo tiempo.







En 1913 en Madrid se editan El Hombre Mediocre, Criminología, Sociología Argentina y Principios de Psicología. José Ingenieros ha trabajado duro en el exterior. Le ha dado forma definitiva a los tres últimos. Y el inicial es la primera vez que se publica. Se trata básicamente de su curso de 1910 sobre psicología del carácter dictado en la cátedra de Psicología, en Filosofía y Letras. Es un libro distinto dentro de la retórica del autor. Marca un antes y un después en sus formas e intenciones. Había comenzado siendo una psicología de ciertos caracteres, los de la mediocridad, y al desplegar sus rasgos se transforma en un apasionado tratado que intentará estigmatizar la rutina, la hipocresía y el servilismo, como dice el autor en la Advertencia del texto. Exponiendo las características del hombre inferior, del mediocre y el superior genera un poderoso tratado de crítica de la moral. Ingenieros estaba dolido y se había alejado del país por haber sido objeto de "…un acto que considero de inmoralidad gubernativa, e irrespetuoso para mi dignidad de universitario…". En efecto, a pesar de ser designado en primer lugar por el Honorable Consejo de la Facultad de Medicina para la titularidad de la cátedra de Medicina Legal, el presidente de la nación, Saenz Peña, designa a otra persona. La implícita dedicatoria y la consecuente descripción son claras: el hombre mediocre es Saenz Peña. Y los ejemplos de hombres superiores son D.F. Sarmiento y F. Ameghino, que ocupan sendos capítulos de la obra. Prohombres muy estimados por Ingenieros, porque, además de representar el genio, sintetizan un linaje al cual Ingenieros quiere pertenecer. Tanto en sus formas científicas como en el carácter visionario de sus obras. La construcción de la ciencia y la nacionalidad, dentro de ciertas formas filosóficas y políticas es la continuidad de la cual se siente heredero. Y a la cual aportará todas sus energías.






Ingenieros escribiendo sobre Sarmiento anota: toda superioridad es un destierro, él se sentía de esa forma, pagando el precio del exilio autoimpuesto por lo que sentía que era la incomprensión de la mediocridad. Había abandonado todo y renunciado a la cátedra de Psicología. Haciendo manifiesto "…me ausenté del país en 1911, con el propósito de no regresar a él mientras persista en su empleo la persona que desempeña el Poder Ejecutivo de la Nación." Escribe desde Heidelberg en 1913 a Rodolfo Rivarola para decirle que su renuncia era irrevocable y que no aceptaría una licencia prolongada en la cátedra de Psicología. Asignatura en la que había reemplazado a Felix Krueger, quien luego de dos años de estadía en el país, volvió a Alemania no soportando el extremo positivismo nacional. Si bien había trabajado con Wundt en Leipzig, sus ideas de organización y estructura psíquica lo ponían en las antípodas del mecanicismo asociacionista. (2)






Ingenieros inicia una serie de trabajos que "completan una ética funcional", y llevan a que se lo considere el Conductor de las Juventudes de América: en 1917 Hacia una Moral Sin Dogmas, y Las Fuerzas Morales, entre 1918-23. Habiendo combatido tanto las ideas de la Colonia, a partir de los elementos que le daba la ciencia positiva, genera preceptos que auguran una nueva moral, que funcione decididamente independiente de la teología y la metafísica. Dichos ensayos los prepara al hacerse cargo de la cátedra de Ética en 1917, tras la renuncia de Rivarola.






Habiendo regresado edita por su cuenta y riesgo una colección que se llamará La Cultura Argentina, en la cual publicará textos de M.Moreno, Monteagudo, V.F.López, Cané, Ameghino, Agustín Alvarez, Sarmiento, Echeverría, Alberdi, etc. Y a partir enero de 1915, funda y dirige La Revista de Filosofía. Publicación bimestral dedicada a la ciencia y filosofía con artículos de autores nacionales y con una profusa sección de análisis de revistas y libros.






Reinstalado como docente de la Facultad de Filosofía funda el primer Seminario de Filosofía. Y en el Congreso Científico de Washington presentó su ensayo La Universidad del Porvenir. En el cual entre otras cosas propone que las facultades de filosofía se transformen en centros destinados a la síntesis de las producciones científicas de cada facultad en particular. En pos de una filosofía científica que coordine el conocimiento de los hechos. Porque las facultades deben representar el saber organizado y sintetizar las ideas de su época.






A esta misma etapa corresponden Proposiciones Relativas al Porvenir de la Filosofía en 1918, Ciencia y filosofía tiene el mismo objeto y están igualmente determinadas. La filosofía se distingue porque tiene por objeto problemas que van mas allá de experiencia científica. Destinada a ser una metafísica de la experiencia. O sea asumiendo el necesario carácter hipotético de lo que es inexperiencial, aunque no teniendo carácter trascendental. Ese residuo inexperiencial de los hechos resultará cognocible, y en ello radica la especificidad de la filosofía. También Las Doctrinas de Ameghino en 1918, la crítica y análisis de ética histórica de Evolución de las Ideas






Argentinas






Argentinas y La Locura en la Argentina. Y entre la ética y la sociología después de la 1ª guerra mundial Los tiempos Nuevos. Texto de compromiso ético-político, en el cual evalúa la Gran Guerra yendo desde los ideales de la sociedad feudal a la moderna, los conflictos de ideales y las verdades revolucionarias. Analizando los aspectos educativos, económicos, políticos y éticos de la revolución maximalista (rusa).






2.Entretiempo






En realidad su apellido era Ingegnieros pero se había quitado la g para estar a tono con la nacionalidad. Tiempo atrás había quedado el joven dannunziano de Al Margen de la Ciencia. Y que se considerara a sí mismo un "espíritu nietscheano en acción". Que fuera suspendido del Partido Socialista por ir a una manifestación obrera de levita y galera. En efecto: se había hecho popular por su exótica manera de vestir: embolsado en una inmensa levita, sombrero de copa, cuello gigante, chaleco colorado. Solía utilizar un prendedor que decía "Arbiter Elegantarium". Vestimentas extrañas que dejó de usar después de 1910.






Fundador de la revista socialista La Montaña, junto con Leopoldo Lugones en 1899; o el fumista del grupo la Syringa (así la bautizó Ruben Darío) sociedad satánica de ética y crítica que existía, preexistía y subsistía. Y que efectuaba tremendas bromas como extraños ritos de iniciación. En su extravagante periódico El Mercurio de América, anunciaba por ejemplo la creación de la Facultad de Ciencias Herméticas, y sus cátedras Ocultismo, Cábala, Magnetismo trascendental o la necesidad de crear una cátedra de Hiperquimica.






Le gustaba gastar bromas crueles tales como presentar como un caso clínico en la Revista de Psiquiatría a un escritor uruguayo, que no gozaba de su simpatía. O salir en defensa de un intelectual para que no fuera deportado por la Ley de Residencia, cuando el mismo no tenía inconvenientes. O presentar y homenajear como escritores consagrados a alienados que sacaba del hospicio. También eludir un reto a duelo, argumentando que no podía batirse con un enfermo mental a quien tenía en asistencia.






Tal vez en su libro La Simulación en la Lucha por la Vida, de 1901 se pinte a sí mismo cuando habla del ‘fisgón’(equivalente del francés fumiste): "sujetos mentalmente superiores, artistas de la simulación". Y en Simulación de la Locura, de 1900, ejemplifica con casos de su experiencia en círculos literarios a propósito de las bromas que sugestionan, y su terapéutica natural: el ridículo para desugestionar.






Este texto era su tesis de doctorado y la había dedicado al portero de la Facultad, su padrino: Eduardo Wilde.






La psiquiatría comenzaba a cambiar su práctica, ya Ramos Mejía era Director de un instituto privado para atender alienados (El Instituto Frenopático Argentino). Y comenzaba la práctica de la psicoterapia para atender casos menores en los consultorios. Esta práctica alcanzaría su esplendor en los años ‘30. Se cuenta que para llegar al consultorio de Ingenieros, había que atravesar varias salas y en la última en penumbras estaba él, detrás del escritorio esperando al paciente. O esperando que el paciente se sintiera impresionado.






A su vuelta de Europa, deseaba ser admitido en el Jockey Club, al cual no pudo acceder, no tanto por su pasado de inmigrante socialista y bromista, sino por su indiscreción como psiquiatra. Pues en una publicación que había efectuado, del ejemplo clínico podía deducirse la identidad de la paciente, que era familiar de alguno de la comisión directiva.






El Departamento Nacional de Higiene era presidido por(1893-99) por J. Ramos Mejía. Quien gustaba de las nuevas tendencias en literatura y en especial la prosa modernista. El autor de La Locura en la Historia y Las Multitudes Argentinas, toma en cuenta a Ingenieros, pues el bibliotecario de dicho departamento era un joven syringero y que le advierte que uno de ellos es alumno en su cátedra. Con el aval de Francisco de Veyga Ingenieros se convierte en el primer secretario de redacción de La Semana Médica en 1899.






3.Primer tiempo.






Y sin diploma aún, en 1899, se convierte en jefe de clínicas de las cátedras de Neurología y Medicina Legal (en el Servicio Nacional de Alienados) Cátedras de Ramos Mejía y de Veyga respectivamente. Así surge el alienista.






La obra de Charcot, Lombroso, y la Semiología de Morselli deciden su vocación de psiquiatra. Su tesis de doctorado le ha valido el respeto de la comunidad científica. Y en esta línea de pensamiento en 1905 publica Los Accidentes Histéricos y la Sugestiones Terapéuticas, que en 1919 corregida y aggiornada se llamará Histeria y Sugestión. Luego de un análisis y crítica bibliográfica que incluía hasta Charcot, y luego a Bernheim, Janet, Freud, Grasset, Babinsky y Sollier. Toma las tesis de éste último en cuanto a la hipótesis basada en inhibiciones transitorias de los centros cerebrales. Fusionando éstas hipótesis fisiológicas con las psicológicas de Janet.






La llegada a Buenos Aires del criminólogo y anarquista italiano Pietro Gori lo entusiasma por la criminología. A partir de la creación de los Archivos de Psiquiatría y Criminología discute las tesis de degeneración de Lombroso y las clasificaciones de Ferri. En Criminología, de 1907 reunirá sus concepciones. Explicando que el estudio específico de los delincuentes no puede ser sino el de un funcionamiento psíquico y propone clasificaciones psicopatológicas pues el temperamento criminal es un síndrome psicológico.






Supone que también está la degeneración, que puede ser adquirida como consecuencia del sistema social. Sea social o congénita la degeneración es siempre una, en última instancia biológica. Sobre lo básico se inscribirá lo social y determinará el grado de desadaptación.






Y en esta época con tanta preocupación por las fuerzas productivas sociales, se inscribe con la idea de progreso en una suerte de utilitarismo, el cual podría sintetizarse en la dicotomía productor-parásito. Todo alienado, loco o delincuente será una fuerza negativa para la sociedad. Hay que constituir entonces una medicina social preventiva que consistirá en organizar la defensa social contra los individuos inadaptados a la vida en general. Por tanto sostiene una etiología criminal, clínica criminológica y terapéutica del delito. Esto es correlativamente precisar en el mórbido el determinismo de su acto social, su grado de temibilidad y la defensa social, segregando en establecimientos apropiados a los diversos casos. Oponiéndose a toda posible interpretación en términos de libre albedrío, responsabilidad y castigo.






José Ingenieros y H. Piñero habían ido como delegados al 2º Congreso Latinoamericano en Uruguay en 1901. Ambos, con otros acompañantes, van al V Congreso de Psicología en Roma, en 1905. Del cual volverá triunfante Ingenieros, habiendo presidido la sección correspondiente a su trabajo, junto con Lombroso, Ferri y Sommer por la excelencia de su producción. En esa estadía da conferencias y sus trabajos de publican en París, Lyon, Bucarest, Roma, España, etc. Comenzando a tener una proyección internacional infrecuente en un científico argentino. Allí, en 1907 publica, en francés, El Lenguaje Musical, premiado por la Academia de Medicina de París. Allí asegura, por suposición y deducción que: "las imágenes auditivas, visuales, fónicas y gráficas especializadas para el lenguaje musical, están localizadas en sub-centros anatómicos incluidos en los centros de Wernicke, de Kussmaul, de Broca y de Exner, respectivamente". Y supone las localizaciones para cada ejecución: violín, piano, etc.






A pesar que su prosa es por momentos modernista (como sus amigos literatos R.Darío, L.Lugones, etc.) lo cual implica una estética que repudia cualquier teoría mecánica de la vida, su desprecio por Bergson, por ‘anticientífico’ y por las ‘exageraciones experimentales de los wundistas’ lo llevan a construir su Psicogenia. A partir de Haeckel, Le Dantec y la hipótesis energeticista de Ostwald. Así la llamará en una primera edición de 1910, en los Archivos, (donde ya en 1902 había editado la Psicopatología en el Arte). Luego sin cambios sustanciales, la publicará en 1911 como Principios de Psicología Biológica. De la cual dirá que es una ciencia que estudia las funciones psíquicas de los seres vivientes, o sea una historia natural de las funciones psíquicas. Será genética y se apoyará en la observación. Articula tres hipótesis fundamentales, primera: la formación de la materia viva, donde se opone al vitalismo y la generación espontánea, segundo: la formación natural de la personalidad conciente, oponiéndose a la formación de la conciencia epifenoménica o creadora, y tercera la formación natural del pensar, para descartar el racionalismo intelectualista. Los modos reales del pensar son creencias que se armarán lógicamente de acuerdo en su éxito en la lucha por la supervivencia. Estos modos tienen una función biofiláctica, o sea de protección de la vida. Aunque escapa a los marcos de toda psicología intelectualista, la reduce a lo biológico.






Ya había sido el teórico de una medicina social preventiva, organizando la defensa social contra los individuos inadaptados. Alienado, loco o delincuente deberá ser segregado. La improductividad no debe tener lugar. De tal manera la ciencia es pensada en función de su pragmatismo social.






4.Otro tiempo.






Ingenieros psiquiatra, criminalista, psicólogo, bromista, historiador, ensayista, poeta, crítico, maestro. Excelente lector, e infatigable autor, ha dejado páginas para todos los gustos posibles. Notablemente informado de la ciencia de la época, trató de sintetizarla en su producción. La influencia que ejerció en el plano científico fue más por las instituciones y publicaciones creadas por él, que por su contenido teórico. Más, su actitud infatigable, que sus conceptos. Dado que éstos, que en realidad era más una exploración bibliográfica que un trabajo de campo, presentaban un sistema muy cerrado. Sus suposiciones se conforman en doctrina que explica todo, guardando una formidable coherencia. Aún cuando presenta perspicaces inferencias (algunas corroboradas luego), la necesidad de explicarlo todo de acuerdo al modelo biológico (biologicista), dejó la ciencia con escasas respuestas, y sin discípulos de valía. Curiosamente muchos que se consideraron sus alumnos y seguidores no retomaron nunca sus enseñanzas.






Nótese que siendo el más importante introductor de psicología en el país, no se abocó a lo experimental, sino a generar un sistema, que como tal no tuvo desarrollos, aunque sí acuerdos parciales. No construyó una teoría psiquiátrica, pero sus textos al igual que los psicológicos fueron felicitados por figuras de la talla de Ribot, Janet, Le Dantec, etc. En el terreno de la Criminología es donde más continuadores tuvo. Al punto de ser ésta considerada un invento argentino, e incluso más precisamente de Ingenieros.






Sin embargo, su tarea ha dejado páginas brillantes, plenas de intuiciones valiosas, sobre todo cuando sus propósitos están alejados de lo científico. Crónicas de Viaje y Al Margen de la Ciencia, son buena prueba de ello. Tal vez su influencia más importante se exprese a través de sus encendidos textos moralizantes. Y el trabajo de su última etapa (La Evolución de las Ideas Argentinas, La locura en Argentina, La Doctrina de Ameghino, etc.) aún cuando esté al servicio de generar una continuidad histórica, y bajo el supuesto de que filosofía y política son equivalentes, es admirable. Siendo un magnífico muestrario del estilo y la evolución de la ética nacional.






Ingenieros fue el motor de grandiosas tentativas culturales, las que llevó a cabo con su extraordinaria capacidad de trabajo y un éxito considerable. En este empeño quedó atrapado por los preceptos de una época. En efecto, habiendo adherido al positivismo, se aferró a él, porque los fantasmas de la sociedad colonial lo perturbaban. Y no concebía otra manera de escapar a lo místico que no fuera su incondicional adhesión a los hechos. Toda la originalidad de su enfoque en la forma de incluir la ética y la filosofía, no alcanzó para despegarse de una visión científica (cientificista) que resultó insuficiente a todas luces.






Así, a los 48 años Ingenieros muere, en 1925, después de haber sido consecuente con el proyecto de sus mayores, llevándolo al más alto grado de formalización que se pudiera dentro de su encuadre. De la manera que él lo estableció no resistiría las críticas. Se comprende: se había sacrificado la ciencia en función de su pragmatismo social. Este fue el último gran intento del positivismo cientificista. Y su extinción en la Argentina fue coincidente con el quiebre del clásico orden constitucional que su primera generación (Alberdi et álteres) había gestado.






Y como lo dijera uno de nuestros filósofos, Coriolano Alberini: "la hipertrofia del culto de la ciencia fundada exclusivamente sobre las ventajas técnicas o morales, acaba por deprimir la ciencia posible en homenaje a la ciencia que existe. Se mata el árbol en nombre del fruto".






Bibliografía.-






Además de los textos de Ingenieros ya nombrados:






-Alberini, Coriolano: La Idea de Progreso en La Filosofía Argentina; en Instituto de Filosofía de la Universidad de Cuyo. 1966.






-Aguinis, Marcos: La Fascinación positivista; en Opiniones Sobre la Psicología. Ediciones ADIP. 1986.






-Autores Varios: Los Positivistas Argentinos, en Revista Todo es Historia, N° 173, octubre 1981.






-Córbiere, Emilio: La Polémica Ingenieros-Patroni; en La Vanguardia N° 166. Junio 1966.






-Díaz Araujo, Enrique: Ingenieros el ‘fumista’; en Todo es Historia N°169, junio 1981






-Foradori, Américo: La Psicología en la República Argentina; en Anales del Instituto de Psicología T II.






-Gálvez, Manuel: Amigos y Maestros de mi Juventud; en Recuerdos de la Vida Literaria. Hachette. 1961.






-Mangiola, Bruno: La Psicología en la Época del Centenario; Cátedra de Historia de la Psicología. U.B.A. 1983.






-Nosotros, Revista N° 199 (especial dedicado a José Ingenieros). Diciembre 1925.






-Ponce, Anibal: Para una Historia de Ingenieros; Revista de Filosofía. Año XII, N°1, enero 1926.






-Soler, Ricaurte: El Positivismo Argentino. Paidós.1968.






NOTAS:






(1) Texto para la conferencia dictada el 19-08-98. Para el curso de Historia de la Psiquiatría Argentina de la Carrera de Post-Grado en Psiquiatría y Psicología Médica. Facultad de Ciencias Médicas. U.N.L.P.






(2) La otra cátedra de psicología estaba a cargo de Horacio Piñero, introductor de la Nueva Psicología, de Wundt. Trabajaba con experimentos en tiempos de reacción, psicología experimental y también clínica. Con vivisecciones del sistema nervioso, y siguiendo a Janet una clase semanal con enfermos.