CARLOS PÁEZ VILARÓ



“Veo el prestigio en un gris azulado, la aristocracia en un violeta, la pobreza en un ocre pálido, la estridencia en un colorado fuego, la nostalgia en un azul colonial. Veo en el blanco la ansiedad de ser color, y en el negro la oscuridad. En el amarillo el alarido, en el rosado el amanecer del amor, en el verde la vida”

Gotán

Esa mujer se parecía a la palabra nunca,
desde la nuca le subía un encanto particular,
una especie de olvido donde guardar los ojos,
esa mujer se me instalaba en el costado izquierdo.

Atención atención yo gritaba atención
pero ella invadía como el amor, como la noche,
las últimas señales que hice para el otoño
se acostaron tranquilas bajo el oleaje de sus manos.

Dentro de mí estallaron ruidos secos,
caían a pedazos la furia, la tristeza,
la señora llovía dulcemente
sobre mis huesos parados en la soledad.

Cuando se fue yo tiritaba como un condenado,
con un cuchillo brusco me maté
voy a pasar toda la muerte tendido con su nombre,
él moverá mi boca por la última vez.


Juan Gelman

Audre Lorde: LA TRANSFORMACIÓN DEL SILENCIO EN LENGUAJE Y EN ACCIÓN

Ponencia leída en el panel sobre Lesbianismo y Literatura, de la Asociación de Lengua Moderna, en Chicago, Illinois, el 28 de diciembre de 1977.

Publicada por primera vez en 1978, en el volumen 6 de Sabiduría Siniestra (Sinister Wisdom).

Traducción: Diana Mines

Muchas veces pienso que tengo que decir las cosas que me resultan más importantes, verbalizarlas, compartirlas, aún a riesgo de que sean rechazadas o malentendidas. Es que el hecho de decirlas me hace bien, más allá de cualquier otro efecto. Yo estoy acá como poeta Negra lesbiana, y sobre el significado de todo esto descansa el hecho de estar aún viva, cosa que pudo no haber sido. Hace menos de dos meses, dos médicos -un hombre y una mujer- me dijeron que debía hacerme una operación de mama y que había entre un 60 y un 80 por ciento de posibilidad de que el tumor fuera maligno. Entre esas palabras y la operación, hubo tres semanas de agonía en las que tuve que reorganizar involuntariamente toda mi vida. La operación ya pasó y el tumor era benigno.

Pero durante esas tres semanas, tuve que volver sobre mí misma y sobre mi vida con una severa y urgente lucidez que me ha dejado aún temblando, pero mucho más fuerte. Es una situación a la que se ven enfrentadas muchas mujeres, tal vez algunas de ustedes hoy. Las cosas que experimenté en ese período me han ayudado a comprender mucho de lo que siento sobre la transformación del silencio en lenguaje y en acción.

Gustavo Adolfo Becquer - Volverán las oscuras golondrinas




Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar;
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
ésas …, ¡no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aún más hermosas,
sus flores se abrirán.
Pero aquellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día…
ésas …, ¡no volverán!

Augusto Roa Bastos

No cayeron tumbadas por las balas,

se inclinaron tan sólo hasta la tierra.

Madres adolescentes, centenarias abuelas,

toscas mujeres, madres suaves,

piedra humana doliente,

leve corteza

germinal.

Madres de estibadores,

rugosas campesinas,

chamuscadas obreras,

demacrada legión con el rayo en los hombros

y la noche en las trenzas;

madres de embarcadizos

con ojos desgastados por los puertos

distantes,

chiperas estrujadas como el maíz,

lavanderas como agua de arroyo,

tejedoras que tejen con el hilo nocturno

de su entraña,

burreras matinales,

pastorales mujeres,

esposas, hijas, novias populares,

y también hijas sin padres,

madres sin hijos…

En todas, pero en todas,

la patria amanecía con profundas ojeras.

Romance de los vanos encuentros - JULIO CORTÁZAR



No preguntes quién pone en este canto
un alma destinada al sufrimiento
y un pobre corazón que te ama tanto.



I
Bronces de las ocho y media
nos llaman cada mañana
-entre tu casa y mi casa-
de dos cornisas y un breve saludos de camaradas.

¡Estás tan bella, vestida
de crujiente espuma blanca
baje ese sol de las ocho
que te ciñe y que te alaba!

Sus amarillas saetas
bordan en tu pelo el aura
que me recuerda las leves
imágenes de las santas.

(Pienso que rezarte a ti
tal vez me salvará el alma...)

II
Las campanas matinales
ponen música en la senda
por donde a tu escuela vas,
por donde voy a mi escuela.

Tontamente, tontamente
me vuelve la vieja idea
cada vez que nos cruzamos
en nuestras rutas opuestas:
pienso en el ayer que ataba
con una risa dos sendas,
cuando jamás nos cruzábamos
tú y yo en camino a la escuela.

Con una misma campana,
con una misma existencia,
y por una misma calle
con sol de las ocho y media...
Para nosotros, entonces,
había una sola escuela.

III
La señorita maestra
pasa vestida de blanco ;
en su oscuro pelo duerme
la noche aún, perfumado,
y en lo hondo de sus pupilas
yacen dormidos los astros.

Buenos días señorita
del caminar apurado;
cuando su voz me sonríe
olvido todos los pájaros,
cuando sus ojos me cantan
se torna el día más claro,
y subo la escalinata
un poco como volando,
y a veces digo lecciones.

Muere doña Dedé, la única sobreviviente de las heroicas hermanas Mirabal



  
Bélgica Adela Mirabal, la Dedé que con extraordinario temple se levantó sobre el dolor para reivindicar heroísmo de Minerva, Patria y María Teresa, asesinadas por la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo, murió este sábado.


Doña Dedé se encontraba en estado crítico desde hace varios días, encontrándose hospitalizada en el Centro de Medicina Avanzada Doctor Abel González.

Madre del exvicepresidente Jaime David Fernández Mirabal, hoy ministro de Deportes, y de Jimmy, fallecido a finales del año pasado, lo fue también de Noris, Nelson, Raúl, Minou, Manolito y  Jacqueline, los hijos huérfanos de sus hermanas asesinadas.

Doña Dedé, de 88 años,  fue ingresada afectada de problemas respiratorios, por lo que tuvo que ser entubada para ayudarla a respirar.

En 2009, doña Dedé publicó una autobiografía con el título “Vivas en el jardín”, donde narra la lucha antitrujillista de sus tres hermanas y la suya propia. En ella, como lo señala la casa editora Santillana, doña Dedé describe los temperamentos, ideas y aficiones de las Mirabal, incluida ella.

Doña Dedé también destaca en el libro los motivos para seguir adelante, en medio de la terrible pérdida y el inmenso dolor, dedicándose a criar a los seis hijos de sus hermanas desaparecidas, más los tres suyos, junto a su madre y abuela de los niños.

"Quedé viva para contarles la historia", afirmó entonces doña Dedé.

En 2010, el libro ganó el Premio Nacional de la Feria del Libro.


Lluvia de sol - JOSÉ EMILIO PACHECO



La muchacha desnuda toma el sol
apenas cubierta
por la presencia de las frondas.

Abre su cuerpo al sol
que en lluvia de fuego
la llena de luz.

Entre sus ojos cerrados
la eternidad se vuelve instante de oro.
La luz nació para que el resplandor de este cuerpo

le diera vida.
Un día más
sobrevive la tierra gracias a ella
que sin saberlo
es el sol
entre el rumor de las frondas.