María Elena Walsh, una artista inolvidable

María Elena Walsh por María Elena Walsh

 Su infancia.  "Fue una infancia feliz y muy rica. También había enormes peleas, porque yo tenía un montón de hermanos con los que podía canalizar todas las agresividades, las bromas..."

Sus inicios en la literatura. "Mientras estudiaba Bellas Artes, dibujaba y pintaba, pero después eso no se transformó en creación. En cambio, la música quedó muy profundamente y tiene mucho que ver ese comienzo con lo que hice después: ligar las palabras con la música. Yo consumía mucho versito, mucha nursery rhyme en inglés. No creo que me contaran cuentos, pero vale una cosa por la otra".

La poesía y la canción, de la mano. "La poesía, como género, es algo que se ejerce en total libertad. De ideas, de forma, de sensaciones, de hermetismo. En cambio, una canción tiene que ser más sencilla, más directa. Por eso digo que me pareció maravilloso llevar ese oficio a la canción, un género menos complicado en cuanto a su carga de profundidad".

El punto clave de su vida. "Hay uno que yo llevo desde mi nacimiento: la preocupación política. En mí pesó mucho toda esa parte tétrica del siglo: la Guerra española, la Guerra Mundial, el régimen soviético, tan adorado por los intelectuales que ahora lo niegan. Fue una carga permanente. Y después, al terminar el siglo, la desilusión total. Durante un largo momento juvenil, pensé: "Bueno, esto tiene que cambiar. Ya más gente no se puede matar, ya no puede durar mucho la desigualdad social, va a venir una sociedad un poco más pareja".

El contacto con sus lectores. "Es más difícil en la medida en que el público se hace más numeroso. Me ha pasado en la Feria del Libro, como en algunos lugares del interior, de hacer una charla y siempre me da un poco de nerviosismo. Estoy acostumbrada, pero mirar cara a cara a los lectores siempre tiene sus aristas".

 Sobre su manera sincera de opinar.  "Yo creo que la opinión es lo de menos. Lo de más es el sufrimiento que las cosas que pasan nos ocasionan. Porque no estoy sola en este estado de decepción. Entonces, más grave es lo que sentimos muy profundamente. Podríamos no interesarnos, pero, no sé, es una característica mía estar pendiente de todo cuanto sucede, como es lógico, y más cuando está encaminado a perjudicarnos masivamente.".

Su capacidad de síntesis poética. " Ocurre que para llegar a esa concisión uno necesita haber vivido y trabajado muchos años. No es fácil ser conciso. Lleva media hora y toda la vida, como dijo Picasso, con perdón de la comparancia. Entonces uno llega a esa síntesis, porque se puede decir lo mismo dando muchas vueltas, con un discurso más prudente, más político...".

La cultura en nuestro país. "Yo creo que a la gente de la cultura no la para nadie. Todos seguimos haciendo cosas. De manera más dificultosa, perdiendo muchas energías. Pero no nos para nadie, como no nos paró tampoco la censura, que impidió el contacto con el público, pero no la producción".

La juventud. "Yo noto una gran diferencia en la nueva generación, que es menos maltratante que las anteriores. Estos jóvenes que trabajan en los negocios, en los bares, me parece que son, en general, más amables, que tienen otro tono, que nadie les enseñó a prepotear. Y a veces si te tratan mal es porque les falta autoridad, les falta un jefe que les dé normas".

GOTTFRIED BENN

El poemario Morgue y otros poemas de Gottfried Benn (1886-1965) se publicó en 1912 en Berlín, causando un escándalo tan violento como pocos en la historia de la literatura. La edición de 500 ejemplares se agotó en una semana y fue prohibida y confiscada a en 1916. La conmoción pública le dio a este médico de 26 años una temprana celebridad. Para el público lector, Morgue significó una ruptura radical con los parámetros literarios vigentes. La combinación novedosa de temas grotescos y macabros tomados de la praxis médica, con estereotipos líricos y frases tradicionalmente poéticas revelaba no sólo la posibilidad de romper y transformar el lenguaje, sino que, además, señalaba el vacío semántico de la expresión poética tradicional.

Frases hechas, valores comunes, como "hermosa juventud", "la felicidad del primer amor", "delirio y patria", "fe amor esperanza", se relacionaban con imágenes del despojo humano, cadáveres y dolencias físicas para expresar una crítica feroz al imaginario lírico del momento, trazando por lo demás un cuadro muy diferente del ser humano, de un ser ahora desprovisto de toda trascendencia.

La concepción del ser humano que se revela en estos poemas, un ser reducido a carne enferma o carroña, despojado no sólo de alma y trascendencia sino de todo valor convencionalmente relacionado a su supuesta condición de ser superior, puede leerse como extrema manifestación de un nihilismo radical. Pero detrás de la dura superficie de los versos, de los cadáveres y cancerosos, de la patología humana, surge otro tono, otra intención. Y posiblemente sea aquí donde radique la fascinación de estos poemas para el lector actual. Pues una de las motivaciones ocultas para estos juegos combinatorios se vincula con un profundo e inconfesable sentimiento de piedad, piedad con ese ser despojado y reducido a lo más carnal de su existencia. El médico Benn, consciente de la vacuidad de todo ideal, logra con la destrucción del lenguaje poético niveles más profundos de comprensión. Al describir fríamente la incongruencia evidente entre la realidad y la palabra, su mirada clínica, pero también piadosa enfrenta las terribles consecuencia de tal incongruencia. De la distancia existente entre el dolor real y el sueño ideal surge el presentimiento de una condición humana que trasciende las convenciones culturales aceptadas.

POEMAS

Ciclo
El molar solitario de una ninfa
muerta no identificada
tenía un arreglo de oro.
Los demás se habían marchado como a una cita furtiva.
El sirvecadáveres se lo arrancó a golpes
lo empeñó, y se fue p`al baile.
Total, dijo sólo el polvo ha de volver al polvo...

Réquiem
Por mesa, hay dos. Varones y hembras
en cruz. Juntos, nudos, más sin pena.
Partido el cráneo. Deshecho el pecho. Los cuerpos
Están de parto en su vez postrera.

Cubetas llenas. Del seso al huevo
Y el templo de Dios y el establo del diablo.
pues pecho a pecho el fondo de una tierra
de Gólgota y Caída hacen escarnio.

El resto en cajas. Renacimientos:
Androspiernas, pecho de niño y pelo de hembra:
de dos que un día se amancebaron
lo vi allí, como surgido de un regazo.

Novia del negro
Entonces yacía sobre almohadas de sangre oscura
la nuca rubia de una mujer blanca.
El sol rabiaba en su pelo
y le lamía largamente el muslo claro,
y se hincaba en torno de sus más parduscos senos
intactos aún de vicio y parto.
A su lado un negro: por coz de pezuña equina
ojos y frente destrozados. Penetraba
con dos dedos de su inmundo pie izquierdo
en el interior de su pequeña oreja blanca.
Pero ella yacía y dormía como una novia:
en el festón de su dicha del primer amor
y como al umbral del inicio de muchas Ascensiones
de la tibia sangre joven.
Hasta que le
hundieron el cuchillo en la blanca garganta
y le echaron un mandil púrpura de sangre muerta
en torno a las caderas.


Gottfried Benn - Del ciclo Morgue - Traducción de Susana Romano