El pecho desnudo





El señor Palomar camina por una playa solitaria. Encuentra unos pocos bañistas. Una joven tendida en la arena toma el sol con el pecho descubierto. Palomar, hombre discreto, vuelve la mirada hacia el horizonte marino. Sabe que en circunstancias análogas, al acercarse un desconocido, las mujeres se apresuran a cubrirse, y eso no le parece bien: porque es molesto para la bañista que tomaba el sol tranquila; porque el hombre que pasa se siente inoportuno; porque el tabú de la desnudez queda implícitamente confirmado; porque las convenciones respetadas a medias propagan la inseguridad e incoherencia en el comportamiento, en vez de libertad y franqueza. Por eso, apenas ve perfilarse desde lejos la nube rosa-bronceado de un torso desnudo de mujer, se apresura a orientar la cabeza de modo que la trayectoria de la mirada quede suspendida en el vacío y garantice su cortés respeto por la frontera invisible que circunda las personas. Pero -piensa mientras sigue andando y, apenas el horizonte se despeja, recuperando el libre movimiento del globo ocular- yo, al proceder así, manifiesto una negativa a ver, es decir, termino también por reforzar la convención que considera ilícita la vista de los senos, o sea, instituyo una especie de corpiño mental suspendido entre mis ojos y ese pecho que, por el vislumbre que de él me ha llegado desde los límites de mi campo visual, me parece fresco y agradable de ver. En una palabra, mi no mirar presupone que estoy pensando en esa desnudez que me preocupa; ésta sigue siendo en el fondo una actitud indiscreta y retrógrada.



De regreso, Palomar vuelve a pasar delante de la bañista, y esta vez mantiene la mirada fija adelante, de modo de rozar con ecuánime uniformidad la espuma de las olas que se retraen, los cascos de las barcas varadas, la toalla extendida en la arena, la henchida luna de piel más clara con el halo moreno del pezón, el perfil de la costa en la calina, gris contra el cielo. Sí -reflexiona, satisfecho de sí mismo, prosiguiendo el camino-, he conseguido que los senos quedaran absorbidos completamente por el paisaje, y que mi mirada no pesara más que la mirada de una gaviota o de una merluza. ¿Pero será justo proceder así? -sigue reflexionando-. ¿No es aplastar la persona humana al nivel de las cosas, considerarla un objeto, y lo que es peor, considerar objeto aquello que en la persona es específico del sexo femenino? ¿No estoy, quizá, perpetuando la vieja costumbre de la supremacía masculina, encallecida con los años en insolencia rutinaria? Gira y vuelve sobre sus pasos. Ahora, al desliza su mirada por la playa con objetividad imparcial, hace de modo que, apenas el pecho de la mujer entra en su campo visual, se note una discontinuidad, una desviación, casi un brinco. La mirada avanza hasta rozar la piel tensa, se retrae, como apreciando con un leve sobresalto la diversa consistencia de la visión y el valor especial que adquiere, y por un momento se mantiene en mitad del aire, describiendo una curva que acompaña el relieve de los senos desde cierta distancia, elusiva, pero también protectora, para reanudar después su curso como si no hubiera pasado nada. Creo que así mi posición resulta bastante clara -piensa Palomar-, sin malentendidos posibles. ¿Pero este sobrevolar de la mirada no podría al fin de cuentas entenderse como una actitud de superioridad, una depreciación de lo que los senos son y significan, un ponerlos en cierto modo aparte, al margen o entre paréntesis? Resulta que ahora vuelvo a relegar los senos a la penumbra donde los han mantenido siglos de pudibundez sexomaníaca y de concupiscencia como pecado...

Tal interpretación va contra las mejores intenciones de Palomar que, pese a pertenecer a la generación madura para la cual la desnudez del pecho femenino iba asociada a la idea de intimidad amorosa, acoge sin embargo favorablemente este cambio en las costumbres, sea por lo que ello significa como reflejo de una mentalidad más abierta de la sociedad, sea porque esa visión en particular le resulta agradable. Este estímulo desinteresado es lo que desearía llegar a expresar con su mirada. Da media vuelta. Con paso resuelto avanza una vez más hacia la mujer tendida al sol. Ahora su mirada, rozando volublemente el paisaje, se detendrá en los senos con cuidado especial, pero se apresurará a integrarlos en un impulso de benevolencia y de gratitud por todo, por el sol y el cielo, por los pinos encorvados y la duna y la arena y los escollos y las nubes y las algas, por el cosmos que gira en torno a esas cúspides nimbadas. Esto tendría que bastar para tranquilizar definitivamente a la bañista solitaria y para despejar el terreno de inferencias desviantes. Pero apenas vuelve a acercarse, ella se incorpora de golpe, se cubre, resopla, se aleja encogiéndose de hombros con fastidio como si huyese de la insistencia molesta de un sátiro. El peso muerto de una tradición de prejuicios impide apreciar en su justo mérito las intenciones más esclarecidas, concluye amargamente Palomar.





La división analítica entre comunidad y sociedad de la sociología contemporánea






La más célebre distinción sociológica entre los conceptos de comunidad y sociedad se debe a Ferdinand Tönnies (1855-1936), quien había estudiado numerosas disciplinas doctorándose en filología clásica. En 1921 fue nombrado profesor emérito de la Universidad de Kiel, donde había enseñado economía política y filosofía, emeritaje que desempeñó hasta 1933, año en que fue expulsado por los nazis debido a su militancia activa en el Partido Socialdemócrata alemán, al que se había afiliado el año anterior, tras haber permanecido en el socialismo independiente durante toda su vida. Su orientación hacia la filosofía política se centró en el estudio de Hobbes y Marx. Introductor de la estadística en la sociología, crítico del "culto a Nietzsche", y realizador de estudios sobre las ideas políticas -la democracia, la paz, la representatividad, el socialismo- y de estudios filosóficos -sobre Hegel y Spinoza, además de Hobbes y Marx-, su eclecticismo y multidisciplinariedad no le impidió centrarse en el estudio de la cohesión social y del conflicto social.






Tönnies se preocupó de estudiar los lazos comunitarios que unen a las minorías étnicas, aspecto olvidado por los estudios de cohesión social de índole positivista y marxista. Su más importante contribución a la sociología fue su análisis y descripción de dos tipos básicos de organización social: la organización social natural (organicismo) de la que hablaba Aristóteles partiendo de la sociabilidad del hombre (comunidad); y la organización social artificial (mecanicismo) o contractual de la que habló Hobbes (sociedad) partiendo de la insociabilidad del hombre y de la necesidad de un acuerdo de paz. Planteamientos que forman el tema central de su vida científica y que son tratados en su libro "Comunidad y sociedad".






Tönnies llama comunidad al conjunto social orgánico y originario opuesto a la sociedad. En su artículo Gemeinschaft und Gesellschaft, publicado en el Handwörterbuch der Soziologie, editado por A.Vierkandt (1931), y en el cual resume las doctrinas expuestas en su libro del año 1887, Tönnies define la comunidad (Gemeinschaft) como el tipo de asociación en el cual predomina la voluntad natural. La sociedad (Gesellschaft) es, en cambio, aquel tipo de comunidad formado y condicionado por la voluntad racional. Tönnies señala que no se trata de realidades, sino de tipos ideales, pues toda agrupación humana participa por así decirlo de los dos caracteres mencionados en proporciones diversas y cambiantes. Y en el primer capítulo de su citado libro Tönnies había opuesto la comunidad en tanto que agrupación caracterizada por su vida real y orgánica, a la sociedad en tanto que agrupación o estructura de carácter mecánico. La contraposición entre lo orgánico y lo mecánico está, así, en la base de la sociología de Tönnies, pero el desarrollo en detalle de sus tesis no permite suponer que se trata de una contraposición abstracta; sólo los hechos histórico-sociológicos permiten dar, a su entender, un contenido significativo a dicha concepción.






La comunidad posee una estructura cuya unidad no es el producto de una adición o suma de elementos, sino un conjunto que, al surgir espontáneamente, posee todos los caracteres de una totalidad orgánica, en tanto que la sociedad es el resultado del predominio de los elementos mecánicos, artificiales y racionales que sustituyen las unidades originarias de la familia, de la tribu y de la aldea por los conjuntos construidos mediante una reflexión consciente sobre los fines, como la gran ciudad o el Estado.






Los economistas liberales como Pareto o Max Weber introdujeron la noción de acción social (racional e individual) como la unidad de observación de los estudios sociales. Noción que iba a ser problematizada inmediatamente por Tönnies, Durkheim o Freud. Esta generación de pensadores sociales se moverá en torno a la crítica y revisión de los postulados modernos positivistas, como la fe en el progreso o la confianza en el hallazgo seguro de las leyes de la historia. Y sin embargo todos ellos aceptarán, con más o menos reticencias, a la subjetividad como elemento esencial para elaborar sus teorías socio-culturales. Así es como Tönnies englobará bajo el concepto de voluntad (Wille) las tendencias humanas subjetivas de orientación hacia los otros seres, que considera no reducibles a los imperativos biológicos. A diferencia de Freud, por ejemplo, que, en Más allá del principio del placer (1920) identificaría, a partir de la biología, dos tendencias operantes en todos los ordenes de la existencia, el Eros (principio libidinal primordial) y el instinto de muerte, como principios tanto cosmológicos, como biológicos, culturales o psicológico-individuales.






Si la pasión, el deseo y la fe dominan a los componentes más raciocinantes y especulativos de la conciencia nos encontramos con lo que Tönnies llama la "voluntad natural" o "esencial", Wesenwille, mientras que si lo que predomina es la deliberación, el cálculo, la manipulación y la evaluación crítica de las situaciones, lo que tenemos es una "voluntad racional-instrumental" o Kürwille (Gemeinschaft und Gesellschaft 1887. Trad.esp. Comunidad y Sociedad, 1947. Libro II, sección I). Freud tenía tres instancias, yo, ello y superyo, entre las que dividir las tendencias subjetivas humanas, de las que tan sólo la débil instancia consciente detentaba el carácter racional. Tönnies hace hincapié -como el resto de los pensadores sociales- en que sus dos modos principales de expresión de la conducta humana no se encuentran nunca en estado puro. Las clasificaciones las realiza el investigador para facilitar el análisis de lo complejo aislando parcelas que conforman una unidad, quedando claro que en la resultante de la acción social participan todas las instancias analizadas en mayor o menor medida. La conducta no es nunca ni totalmente apasionada y vacía de todo cálculo (en Freud los sueños sí que podrían tener este carácter, el del ello) ni totalmente instrumental y racional, desprovista de pasiones, creencia y valores.






Los dos modos de estructuración social que surgen, respectivamente, de la "voluntad natural" y de la "voluntad racional-instrumental" son la "comunidad" y la "sociedad". Históricamente la predominancia del segundo sigue a la del primero y generalmente conviven en tensión constante, por lo que no son modos que se excluyan mutuamente.






La dialéctica entre los conceptos de cohesión social y conflicto social entran aquí en juego. Pero no puede atribuirse a la comunidad el aspecto cohesionador y a la sociedad el aspecto disgregador, sino que en ambos polos de la dualidad tendrán que ser localizados aspectos integradores y disgregadores. Ciertamente frente a las cohesiones comunitarias el capitalismo ha ejercido de elemento disgregador, pero no por ello habría de considerarlo como un factor permanente y completamente disgregador, ya que por otra parte, el mercado contribuye a crear también interrelaciones, aunque puede ser mayor y más respetable lo que destruye que lo que crea.






Las relaciones comunitarias son de ligamen afectivo, personal, clánico, familiar, tribal, hasta nacional o nacionalista. Las relaciones asociativas son instrumentales, racionales, estratégicas, tácticas. En las primeras los hombres se tratan los unos a los otros como fines en sí, en las segundas como medios para conseguir ciertos fines. La familia es una comunidad mientras que una fábrica es una asociación. La nación es un concepto comunitario mientras que el estado es un concepto social. Ello no significa que no sean dos tendencias que coexisten en conflicto permanente, entrecruzándose, mezclándose, entrelazándose y generando las realidades sociales. Así, un gobierno (estado, asociación) puede apelar a los sentimientos patrióticos (comunitarios) de sus ciudadanos, dándose la manipulación instrumental y racional de las masas movidas por sentimientos comunitarios. Tönnies plantea la relación entre las dos voluntades y las dos tendencias sociales de forma dialéctica y compleja.






La ciencia y el positivismo, en continuidad con el paradigma ilustrado, piensan que siempre hay un núcleo de racionalidad no contaminado por las pasiones, creencias o valores. Mientras que las vertientes filosóficas y sociológicas que se han venido denominando postmodernidad, declaran que no hay nada que esté ausente de condicionamientos extra-racionales. Tönnies uno de los primeros en destruir la radical dicotomía entre razón y pasión, para proponer entender a ambos conceptos en términos de una polaridad en tensión constante entre dos tendencias divergentes. La dicotomía razón/pasión se parece demasiado a la división alma/cuerpo de la teología tradicional como para no sospechar que sea el resultado del más llano proceso de secularización.






Los conceptos de comunidad y sociedad son tipos ideales forjados exprofeso para el análisis simple de los todos complejos y no términos empírico-descriptivos. Cuando el sociólogo afirma que son éstos componentes de toda sociedad, herramientas analíticas, los trata y presenta adecuadamente, pero cuando extrapola la distinción analítica a la realidad histórica anunciando la extensión de la Gesellschaft en detrimento de la Gemeinschaft los trata como si fuesen algo más que una distinción analítica, como si correspondiesen a categorías ontológicas.






Max Weber intentará salir de las dicotomías simplistas al distinguir la acción racional "sustancial" de la "formal", y subdividir la acción social general en su famosa cuatripartición: a) tradicional, b) afectiva, c) racional en cuanto a los valores y d) racional en cuanto a los fines, es decir, instrumental.






El interés de Tönnies por Hobbes fue el que le llevó a la necesidad de ver el aspecto artificioso, instrumental y arquitectónico de toda sociedad, cuyo orden es impuesto por el poder del estado, de una clase dominante o de ciertas élites en la cúspide de las instituciones; e incluso por la confluencia de todos esos grupos de presión.






Las distinciones entre grupos primarios y grupos secundarios (Charles Cooley), entre familia y mercado, o entre sagrado y secular (Robert E.Park), entre relaciones de sentimiento y relaciones de interés (Theodore Abel), o entre la sociedad folk y la sociedad urbana (Robert Redfield), entre coaliciones unidimensionales y coaliciones pluridimensionales (Eric R.Wolf), o entre relación simple y relación múltiple (Max Gluckmann), proceden todas ellas de la dicotomía tönnesiana.






T.Parsons elaboró una tipología clasificando los tipos de colectividades posibles según la combinación de uno o más rasgos que se expresan en parejas antagónicas: afectividad-neutralidad afectiva; colectividad-individualidad; particularismo-individualismo; calidad-prestación; difusión-especificidad. Los primeros rasgos remiten a la idea de comunidad, mientras que el conjunto de los segundos términos remite a la de sociedad; en el sentido de Tönnies.






E.Durkheim elaboró también una tipología de las comunidades que dependía de la naturaleza del vínculo social surgido con la expresión jurídica (institucionalismo) dominante en cada tipo. Así distinguiría entre dos grandes grupos: a) Las leyes de las comunidades primitivas, que serían represivas y propias de una solidaridad mecánica orientada a la venganza y b) Las leyes de las comunidades civilizadas, que serían cooperativas y propias de una solidaridad orgánica orientada a la reparación del daño causado. A diferencia de Tönnies, Durkheim invertirá la posición de lo orgánico y lo mecánico otorgando el calificativo organicista a la sociedad moderna y el mecanicista a las sociedades premodernas. A partir de dicha división el sociólogo trazaría su teoría positivista de la evolución social como el paso de la solidaridad mecánica de los primitivos hasta la solidaridad orgánica de los civilizados. La experiencia antropológica contemporánea (Levy-Strauss), sin embargo, ha demostrado que la distinción durkhemiana está invertida, y que es en los pueblos denominados primitivos en quienes predominaba la comunidad legislativa y cooperativa de la reparación, frente a la comunidad del Occidente técnicamente desarrollado, en la que predomina la comunidad legislativa y represiva de la venganza (Foucault).






La gran amplitud de cada término de la dicotomía tönnesiana ha llevado a la necesidad de precisar y diferenciar los fenómenos variables que se presentan juntos y sería necesario distinguir. Así, Tönnies había olvidado diferenciar y tratar con rigor los fenómenos comunitarios de casta, raza, etnia y tribu, o estudiar los movimientos milenaristas, la conducta colectiva de las masas y, sobretodo, el nacionalismo.






A Tönnies se le han planteado generalmente cuatro críticas:






1- Su dicotomía es una secularización de alma/cuerpo: un dualismo metafísico.






2- Su explicación es idealista al plantear que es de la subjetividad humana (dúplice voluntad) de donde surge la duplicidad social (comunidad/sociedad) en lugar de a la inversa.






3- Su planteamiento dualista tiende a la condena a la irracionalidad a las comunidades y sólo considera racionales a las sociedades. Esto equivale a mantener el etnocentrismo, tan combatido por los antropólogos contemporáneos.






4- Su dúplice tipología aglutina una enorme cantidad de fenómenos en cada polo que sería necesario distinguir.






Partiendo de la distinción sociológica de F.Tönnies entre Gemeinschaft (comunidad afectiva organicista de sentimientos, emociones y deseos) y Gesellschaft (sociedad racional, mercantil y mecanicista), tendríamos a la antropología como disciplina que estudiaría las comunidades o culturas diferenciada de la sociología, que se centraría en el estudio de las sociedades industrializadas. Tal dicotomía presupone que el colectivo cultural se diferenciaría del colectivo social en que el primero no sería consciente de los vínculos que le unen a su tribu, mientras que el segundo tendría plena consciencia de los elementos que componen su identidad grupal.





Principio de Pareto

El principio de Pareto es también conocido como la regla del 80-20 y recibe este nombre en honor a Vilfredo Pareto, quien lo enunció por primera vez.







Descripción


Pareto enunció el principio basándose en el denominado conocimiento empírico. Observó que la gente en su sociedad se dividía naturalmente entre los «pocos de mucho» y los «muchos de poco»; se establecían así dos grupos de proporciones 80-20 tales que el grupo minoritario, formado por un 20% de población, ostentaba el 80% de algo y el grupo mayoritario, formado por un 80% de población, el 20% de ese mismo algo.


Estas cifras son arbitrarias; no son exactas y pueden variar. Su aplicación reside en la descripción de un fenómeno y, como tal, es aproximada y adaptable a cada caso particular.


El principio de Pareto se ha aplicado con éxito a los ámbitos de la política y la Economía. Se describió cómo una población en la que aproximadamente el 20% ostentaba el 80% del poder político y la abundancia económica, mientras que el otro 80% de población, lo que Pareto denominó «las masas», se repartía el 20% restante de la riqueza y tenía poca influencia política. Así sucede, en líneas generales, con el reparto de los bienes naturales y la riqueza mundial.


Aplicaciones


Después de que Pareto enunciara el principio, se ha constatado que es aplicable a muchas y diversas situaciones. El principio dice que el 20% de una acción producirá el 80% de los efectos, mientras que el 80% restante sólo origina el 20% de los efectos. Para un reparto equitativo hay que conseguir minimizar el principio de Pareto, de forma que el reparto esté lo más alejado posible de una distribución de proporciones 80-20.


En el comercio


Una de las aplicaciones más conocidas es su uso para análisis de ventas o comercial. Las compañías que realizan un análisis de facturación respecto al número de clientes constatan que, aproximadamente, el 80% de la facturación depende del 20% de los clientes. Casi nunca se observa una relación 80-20 exacta, pero la desproporción entre ventas y número de clientes suele ser cierta. Con esta información se puede decidir qué clientes son estratégicos (hay que cuidar) y cuáles tienen menor importancia.


El principio de Pareto también se utiliza para analizar el surtido o gama de productos que vende una empresa comercial. El 80% de la facturación proviene del 20% del catálogo de productos. En general, el principio de Pareto permite analizar una situación y facilitar la toma de decisiones estratégicas trabajando con datos reales.


En la logística


Este concepto 80-20 es de gran utilidad en la planificación de la distribución cuando los productos se agrupan o clasifican por su nivel de ventas, también conocido como «Distribución A-B-C». El primer veinte por ciento se denominan productos A, el treinta por ciento siguiente se denominan productos B y el resto, productos C. Cada categoría puede distribuirse o almacenarse de forma diferente. Por ejemplo, los productos A se distribuyen por toda la geografía en muchos almacenes y con niveles altos de producto almacenado, mientras que los productos C se pueden distribuir desde un único almacén central con un nivel de existencias muchos más bajo que el de los productos A. Los productos B tendrían una estrategia de distribución intermedia con unos cuantos almacenes regionales.


Cuando un almacén tiene un inventario grande, para concentrar los esfuerzos de control en los artículos o mercancías más significativos se suele utilizar el principio de Pareto. Así, controlando el 20% de los productos almacenados puede controlarse aproximadamente el 80% del valor de los artículos del almacén. La clasificación ABC de los productos también se utiliza para agrupar los artículos dentro del almacén en un número limitado de categorías, cuando se controlan según su nivel de disponibilidad. Los productos A, 20% de los artículos que generan el 80% de los movimientos del almacén, se colocarán cerca de los lugares donde se preparan los pedidos, para que se pierda el menor tiempo posible en mover mercancías dentro de un almacén.


En control de calidad


No obstante, el principio de Pareto permite utilizar herramientas de gestión, como el diagrama de Pareto, que se usa ampliamente en temas de control de calidad (el 80% de los defectos radican en el 20% de los procesos). Así, de forma relativamente sencilla, aparecen los distintos elementos que participan en un fallo y se pueden identificar los problemas realmente relevantes, que acarrean el mayor porcentaje de errores.


En Ingeniería del Software


De la misma manera en el mundo de la Ingeniería del Software el principio de Pareto puede ser enunciado de diferentes formas:


• Así por ejemplo cuando hablamos de los costes de desarrollo podríamos decir que "el 80% del esfuerzo de desarrollo (en tiempo y recursos) produce el 20% del código, mientras que el 80% restante es producido con tan sólo un 20% del esfuerzo"


• Si hablamos de Pruebas de Software, el principio nos dice que "el 80% de los fallos de un software es generado por un 20% del código de dicho software, mientras que el otro 80% genera tan solo un 20% de los fallos"


Además existen algunas particularizaciones o instancias conocidas del principio, como la Regla del noventa-noventa cuyo desconcertante enunciado dice que "El primer 90% del código ocupa el 90% del tiempo de desarrollo, mientras que el 10% restante ocupa el otro 90% de tiempo de desarrollo."




 


Max Weber, LA SOCIOLOGÍA MODERNA




Junto a Karl Marx, Vilfredo Pareto, Ferdinand Tönnies y Émile Durkheim, Max Weber fue uno de los fundadores de la sociología moderna.







Mientras Pareto y Durkheim trabajaron en la tradición más vinculada a las vertientes positivistas de las ciencias humanas (en cierta medida siguiendo los postulados de Saint-Simon y Comte), Weber creó y trabajó en una tradición antipositivista y hermeneutica, al igual que Werner Sombart, su amigo y para entonces, el más famoso representante de la sociología alemana. Estos trabajos iniciaron la revolución antipositivsta de las ciencias sociales, que marcó la diferencia entre éstas y las ciencias naturales, especialmente debido a las acciones sociales de los hombres. Las ciencias sociales tienen un objeto específico que debe abordarse a partir de una metodología específica. Siguiendo a Kant, el hombre es un ser moral, con voluntades y decisiones y no puede ser reducido a leyes universales. Clave para entender el proceso de análisis de la realidad social es el concepto de que la sociología debe ser una comprensión (Verstehen) interpretativa de la acción de éstos. Pero de ningún modo, estos intentos se llevaron a cabo en desmedro del carácter científico de las ciencias sociales. Para esto, construyó el método de los tipos ideales, que consisten en conceptos que describen la intencionalidad de los agentes sociales mediante casos extremos, puros y exentos de ambigüedad, aunque tales casos no se hayan dado nunca en la realidad; Weber puso así los fundamentos del método de trabajo de la sociología moderna -y de todas las ciencias sociales-, a base de construir modelos teóricos que centren el análisis y la discusión sobre conceptos rigurosos.










En términos generales, puede decirse que Weber se esforzó por comprender las interrelaciones de todos los factores que confluyen en la construcción de una estructura social; y en particular reivindicó la importancia de los elementos culturales y las mentalidades colectivas en la evolución histórica, complementando más que rechazando, el trascendente condicionamiento económico sostenido por Marx y Engels. Frente a la prioridad de la lucha de clases como motor de la historia en el pensamiento marxista, Weber prestó más atención a la racionalización como clave del desarrollo de la civilización occidental: un proceso guiado por la racionalidad instrumental (con arreglo a fines) plasmada en la burocracia. El concepto de racionalidad como característica específica de las culturas occidentales fue otro de sus grandes descubrimientos. Escindió a ésta en dos categorías, racionalidad con arreglo a fines y con arreglo a valores. Advirtió más tarde que encaminar la vida de las sociedades humanas exclusivamente de acuerdo a la primera tendría consecuencias nefastas y al desencantamiento del mundo.










Esta idea surge de sus estudios sobre la religión y sus influencias en las diferencias en el desarrollo de las culturas occidental y oriental. Por ejemplo, en La ética protestante y el espíritu del capitalismo (1905) estudió la moral que proponían algunas sectas calvinistas de los siglos XVI y XVII para mostrar que la reforma protestante habría creado en algunos países occidentales una cultura social más favorable al desarrollo económico capitalista que la predominante en los países católicos. En otra de sus obras famosas, La política como vocación, Weber definió el Estado como una entidad que posee un monopolio en el uso legítimo de la fuerza, una definición que fue fundamental en el estudio de la ciencia política moderna en occidente.





CARTA ABIERTA DE RODOLFO WALSH A LA JUNTA MIL6AR




1. La censura de prensa, la persecución a intelectuales, el allanamiento de mi casa en el Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida de una hija que murió combatiéndolos, son algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión clandestina después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi treinta años.

El primer aniversario de esta Junta Militar ha motivado un balance de la acción de gobierno en documentos y discursos oficiales, donde lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades.

El 24 de marzo de 1976 derrocaron ustedes a un gobierno del que formaban parte, a cuyo desprestigio contribuyeron como ejecutores de su política represiva, y cuyo término estaba señalado por elecciones convocadas para nueve meses más tarde. En esa perspectiva lo que ustedes liquidaron no fue el mandato transitorio de Isabel Martínez sino la posibilidad de un proceso democrático donde el pueblo remediara males que ustedes continuaron y agravaron.

Ilegítimo en su origen, el gobierno que ustedes ejercen pudo legitimarse en los hechos recuperando el programa en que coincidieron en las elecciones de 1973 el ochenta por ciento de los argentinos y que sigue en pie como expresión objetiva de la voluntad del pueblo, único significado posible de ese "ser nacional" que ustedes invocan tan a menudo.

Invirtiendo ese camino han restaurado ustedes la corriente de ideas e intereses de minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas productivtas, explotan al pueblo y disgregan la Nación. Una política semejante sólo puede imponerse transitoriamente prohibiendo los partidos, interviniendo los sindicatos, amordazando la prensa e implantando el terror más profundo que ha conocido la sociedad argentina.



2. Quince mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos, decenas de miles de desterrados son la cifra desnuda de ese terror.

Colmadas las cárceles ordinarias, crearon ustedes en las principales guarniciones del país virtuales campos de concentración donde no entra ningún juez, abogado, periodista, observador internacional. El secreto militar de los procedimientos, invocado como necesidad de la investigación, convierte a la mayoría de las detenciones en secuestros que permiten la tortura sin límite y el fusilamiento sin juicio.1

Más de siete mil recursos de hábeas corpus han sido contestados negativamente este último año. En otros miles de casos de desaparición el recurso ni siquiera se ha presentado porque se conoce de antemano su inutilidad o porque no se encuentra abogado que ose presentarlo después que los cincuenta o sesenta que lo hacían fueron a su turno secuestrados.

De este modo han despojado ustedes a la tortura de su límite en el tiempo. Como el detenido no existe, no hay posibilidad de presentarlo al juez en diez días según manda un ley que fue respetada aún en las cumbres represivas de anteriores dictaduras.

La falta de límite en el tiempo ha sido complementada con la falta de límite en los métodos, retrocediendo a épocas en que se operó directamente sobre las articulaciones y las vísceras de las víctimas, ahora con auxiliares quirúrgicos y farmacológicos de que no dispusieron los antiguos verdugos. El potro, el torno, el despellejamiento en vida, la sierra de los inquisidores medievales reaparecen en los testimonios junto con la picana y el "submarino", el soplete de las actualizaciones contemporáneas.2

Mediante sucesivas concesiones al supuesto de que el fin de exterminar a la guerilla justifica todos los medios que usan, han llegado ustedes a la tortura absoluta, intemporal, metafísica en la medida que el fin original de obtener información se extravía en las mentes perturbadas que la administran para ceder al impulso de machacar la sustancia humana hasta quebrarla y hacerle perder la dignidad que perdió el verdugo, que ustedes mismos han perdido.



3. La negativa de esa Junta a publicar los nombres de los prisioneros es asimismo la cobertura de una sistemática ejecución de rehenes en lugares descampados y horas de la madrugada con el pretexto de fraguados combates e imaginarias tentativas de fuga.

Extremistas que panfletean el campo, pintan acequias o se amontonan de a diez en vehículos que se incendian son los estereotipos de un libreto que no está hecho para ser creído sino para burlar la reacción internacional ante ejecuciones en regla mientras en lo interno se subraya el carácter de represalias desatadas en los mismos lugares y en fecha inmediata a las acciones guerrilleras.

Setenta fusilados tras la bomba en Seguridad Federal, 55 en respuesta a la voladura del Departamento de Policía de La Plata, 30 por el atentado en el Ministerio de Defensa, 40 en la Masacre del Año Nuevo que siguió a la muerte del coronel Castellanos, 19 tras la explosión que destruyó la comisaría de Ciudadela forman parte de 1.200 ejecuciones en 300 supuestos combates donde el oponente no tuvo heridos y las fuerzas a su mando no tuvieron muertos.

Depositarios de una culpa colectiva abolida en las normas civilizadas de justicia,incapaces de influir en la política que dicta los hechos por los cuales son represaliados, muchos de esos rehenes son delegados sindicales, intelectuales, familiares de guerrilleros, opositores no armados, simples sospechosos a los que se mata para equilibrar la balanza de las bajas según la doctrina extranjera de "cuenta-cadáveres" que usaron los SS en los países ocupados y los invasores en Vietnam.

El remate de guerrilleros heridos o capturados en combates reales es asimismo una evidencia que surge de los comunicados militares que en un año atribuyeron a la guerrilla 600 muertos y sólo 10 ó 15 heridos, proporción desconocida en los más encarnizados conflictos. Esta impresión es confirmada por un muestreo periodístico de circulación clandestina que revela que entre el 18 de diciembre de 1976 y el 3 de febrero de 1977, en 40 acciones reales, las fuerzas legales tuvieron 23 muertos y 40 heridos, y la guerrilla 63 muertos.3

Más de cien procesados han sido igualmente abatidos en tentativas de fuga cuyo relato oficial tampoco está destinado a que alguien lo crea sino a prevenir a la guerrilla y Ios partidos de que aún los presos reconocidos son la reserva estratégica de las represalias de que disponen los Comandantes de Cuerpo según la marcha de los combates, la conveniencia didáctica o el humor del momento.

Así ha ganado sus laureles el general Benjamín Menéndez, jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, antes del 24 de marzo con el asesinato de Marcos Osatinsky, detenido en Córdoba, después con la muerte de Hugo Vaca Narvaja y otros cincuenta prisioneros en variadas aplicaciones de la ley de fuga ejecutadas sin piedad y narradas sin pudor.4

El asesinato de Dardo Cabo, detenido en abril de 1975, fusilado el 6 de enero de 1977 con otros siete prisioneros en jurisdicción del Primer Cuerpo de Ejército que manda el general Suárez Masson, revela que estos episodios no son desbordes de algunos centuriones alucinados sino la política misma que ustedes planifican en sus estados mayores, discuten en sus reuniones de gabinete, imponen como comandantes en jefe de las 3 Armas y aprueban como miembros de la Junta de Gobierno.



4. Entre mil quinientas y tres mil personas han sido masacradas en secreto después que ustedes prohibieron informar sobre hallazgos de cadáveres que en algunos casos han trascendido, sin embargo, por afectar a otros países, por su magnitud genocida o por el espanto provocado entre sus propias fuerzas.5

Veinticinco cuerpos mutilados afloraron entre marzo y octubre de 1976 en las costas uruguayas, pequeña parte quizás del cargamento de torturados hasta la muerte en la Escuela de Mecánica de la Armada, fondeados en el Río de la Plata por buques de esa fuerza, incluyendo el chico de 15 años, Floreal Avellaneda, atado de pies y manos, "con lastimaduras en la región anal y fracturas visibles" según su autopsia.

Un verdadero cementerio lacustre descubrió en agosto de 1976 un vecino que buceaba en el Lago San Roque de Córdoba, acudió a la comisaría donde no le recibieron la denuncia y escribió a los diarios que no la publicaron.6

Treinta y cuatro cadáveres en Buenos Aires entre el 3 y el 9 de abril de 1976, ocho en San Telmo el 4 de julio, diez en el Río Luján el 9 de octubre, sirven de marco a las masacres del 20 de agosto que apilaron 30 muertos a 15 kilómetros de Campo de Mayo y 17 en Lomas de Zamora.

En esos enunciados se agota la ficción de bandas de derecha, presuntas herederas de las 3 A de López Rega, capaces dc atravesar la mayor guarnición del país en camiones militares, de alfombrar de muertos el Río de la Plata o de arrojar prisioneros al mar desde los transportes de la Primera Brigada Aérea 7, sin que se enteren el general Videla, el almirante Massera o el brigadier Agosti. Las 3 A son hoy las 3 Armas, y la Junta que ustedes presiden no es el fiel de la balanza entre "violencias de distintos signos" ni el árbitro justo entre "dos terrorismos", sino la fuente misma del terror que ha perdido el rumbo y sólo puede balbucear el discurso de la muerte.8

La misma continuidad histórica liga el asesinato del general Carlos Prats, durante el anterior gobierno, con el secuestro y muerte del general Juan José Torres, Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruíz y decenas de asilados en quienes se ha querido asesinar la posibilidad de procesos democráticos en Chile, Boliva y Uruguay.9

La segura participación en esos crímenes del Departamento de Asuntos Extranjeros de la Policía Federal, conducido por oficiales becados de la CIA a través de la AID, como los comisarios Juan Gattei y Antonio Gettor, sometidos ellos mismos a la autoridad de Mr. Gardener Hathaway, Station Chief de la CIA en Argentina, es semillero de futuras revelaciones como las que hoy sacuden a la comunidad internacional que no han de agotarse siquiera cuando se esclarezcan el papel de esa agencia y de altos jefes del Ejército, encabezados por el general Menéndez, en la creación de la Logia Libertadores de América, que reemplazó a las 3 A hasta que su papel global fue asumido por esa Junta en nombre de las 3 Armas.

Este cuadro de exterminio no excluye siquiera el arreglo personal de cuentas como el asesinato del capitán Horacio Gándara, quien desde hace una década investigaba los negociados de altos jefes de la Marina, o del periodista de "Prensa Libre" Horacio Novillo apuñalado y calcinado, después que ese diario denunció las conexiones del ministro Martínez de Hoz con monopolios internacionales.

A la luz de estos episodios cobra su significado final la definición de la guerra pronunciada por uno de sus jefes: "La lucha que libramos no reconoce límites morales ni naturales, se realiza más allá del bien y del mal".10



5. Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada.

En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40%, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30%, elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar11, resucitando así formas de trabajo forzado que no persisten ni en los últimos reductos coloniales.

Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva, prohibiendo asambleas y comisioncs internas, alargando horarios, elevando la desocupación al récord del 9%12 prometiendo aumentarla con 300.000 nuevos despidos, han retrotraído las relaciones de producción a los comienzos de la era industrial, y cuando los trabajadores han querido protestar los han calificados de subversivos, secuestrando cuerpos enteros de delegados que en algunos casos aparecieron muertos, y en otros no aparecieron.13

Los resultados de esa política han sido fulminantes. En este primer año de gobierno el consumo de alimentos ha disminuido el 40%, el de ropa más del 50%, el de medicinas ha desaparecido prácticamente en las capas populares. Ya hay zonas del Gran Buenos Aires donde la mortalidad infantil supera el 30%, cifra que nos iguala con Rhodesia, Dahomey o las Guayanas; enfermedades como la diarrea estival, las parasitosis y hasta la rabia en que las cifras trepan hacia marcas mundiales o las superan. Como si esas fueran metas deseadas y buscadas, han reducido ustedes el presupuesto de la salud pública a menos de un tercio de los gastos militares, suprimiendo hasta los hospitales gratuitos mientras centenares de médicos, profesionales y técnicos se suman al éxodo provocado por el terror, los bajos sueldos o la "racionalización".

Basta andar unas horas por el Gran Buenos Aires para comprobar la rapidez con que semejante política la convirtió en una villa miseria de diez millones de habitantes. Ciudades a media luz, barrios enteros sin agua porque las industrias monopólicas saquean las napas subtérráneas, millares de cuadras convertidas en un solo bache porque ustedes sólo pavimentan los barrios militares y adornan la Plaza de Mayo , el río más grande del mundo contaminado en todas sus playas porque los socios del ministro Martínez de Hoz arrojan en él sus residuos industriales, y la única medida de gobierno que ustedes han tomado es prohibir a la gente que se bañe.

Tampoco en las metas abstractas de la economía, a las que suelen llamar "el país", han sido ustedes más afortutunados. Un descenso del producto bruto que orilla el 3%, una deuda exterior que alcanza a 600 dólares por habitante, una inflación anual del 400%, un aumento del circulante que en solo una semana de diciembre llegó al 9%, una baja del 13% en la inversión externa constituyen también marcas mundiales, raro fruto de la fría deliberación y la cruda inepcia.

Mientras todas las funciones creadoras y protectoras del Estado se atrofian hasta disolverse en la pura anemia, una sola crece y se vuelve autónoma. Mil ochocientos millones de dólares que equivalen a la mitad de las exportaciones argentinas presupuestados para Seguridad y Defensa en 1977, cuatro mil nuevas plazas de agentes en la Policía Federal, doce mil en la provincia de Buenos Aires con sueldos que duplican el de un obrero industrial y triplican el de un director de escuela, mientras en secreto se elevan los propios sueldos militares a partir de febrero en un 120%, prueban que no hay congelación ni desocupación en el reino de la tortura y de la muerte, único campo de la actividad argentina donde el producto crece y donde la cotización por guerrillero abatido sube más rápido que el dólar.

6. Dictada por el Fondo Monetario Internacional según una receta que se aplica indistintamente al Zaire o a Chile, a Uruguay o Indonesia, la política económica de esa Junta sólo reconoce como beneficiarios a la vieja oligarquía ganadera, la nueva oligarquía especuladora y un grupo selecto de monopolios internacionales encabezados por la ITT, la Esso, las automotrices, la U.S.Steel, la Siemens, al que están ligados personalmente el ministro Martínez de Hoz y todos los miembros de su gabinete.

Un aumento del 722% en los precios de la producción animal en 1976 define la magnitud de la restauración oligárquica emprendida por Martínez de Hoz en consonancia con el credo de la Sociedad Rural expuesto por su presidente Celedonio Pereda: "Llena de asombro que ciertos grupos pequeños pero activos sigan insistiendo en que los alimentos deben ser baratos".14

El espectáculo de una Bolsa de Comercio donde en una semana ha sido posible para algunos ganar sin trabajar el cien y el doscientos por ciento, donde hay empresas que de la noche a la mañana duplicaron su capital sin producir más que antes, la rueda loca de la especulación en dólares, letras, valores ajustables, la usura simple que ya calcula el interés por hora, son hechos bien curiosos bajo un gobierno que venía a acabar con el "festín de los corruptos".

Desnacionalizando bancos se ponen el ahorro y el crédito nacional en manos de la banca extranjera, indemnizando a la ITT y a la Siemens se premia a empresas que estafaron al Estado, devolviendo las bocas de expendio se aumentan las ganancias de la Shell y la Esso, rebajando los aranceles aduaneros se crean empleos en Hong Kong o Singapur y desocupación en la Argentina. Frente al conjunto de esos hechos cabe preguntarse quiénes son los apátridas de los comunicados oficiales, dónde están los mercenarios al servicio de intereses foráneos, cuál es la ideologia que amenaza al ser nacional.





Si una propaganda abrumadora, reflejo deforme de hechos malvados no pretendiera que esa Junta procura la paz, que el general Videla defiende los derechos humanos o que el almirante Massera ama la vida, aún cabría pedir a los señores Comandantes en Jefe de las 3 Armas que meditaran sobre el abismo al que conducen al país tras la ilusión de ganar una guerra que, aún si mataran al último guerrillero, no haría más que empezar bajo nuevas formas, porque las causas que hace más de veinte años mueven la resistencia del pueblo argentino no estarán dcsaparecidas sino agravadas por el recuerdo del estrago causado y la revelación de las atrocidades cometidas.





Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles.



Rodolfo Walsh. - C.I. 2845022

Buenos Aires, 24 de marzo de 1977.




1 Desde enero de 1977 la Junta empezó a publicar nóminas incompletas de nuevos detenidos y de "liberados" que en su mayoría no son tales sino procesados que dejan de estar a su disposición pero siguen presos. Los nombres de millares de prisioneros son aún secreto militar y las condiciones para su tortura y posterior fusilamiento permanecen intactas.





2 El dirigente peronista Jorge Lizaso fue despellejado en vida, el ex diputado radical Mario Amaya muerto a palos, el ex diputado Muñiz Barreto desnucado de un golpe. Testimonio de una sobreviviente: "Picana en Ios brazos, las manos, los muslos, cerca de Ia boca cada vez que lloraba o rezaba... Cada veinte minutos abrían la puerta y me decían que me iban hacer fiambre con la máquina de sierra que se escuchaba".



3 "Cadena Informativa", mensaje Nro. 4, febrero de 1977.





4 Una versión exacta aparece en esta carta de los presos en la Cárcel de Encausados al obispo de Córdoba, monseñor Primatesta: "El 17 de mayo son retirados con el engaño de ir a la enfermería seis compañeros que luego son fusilados. Se trata de Miguel Angel Mosse, José Svagusa, Diana Fidelman, Luis Verón, Ricardo Yung y Eduardo Hernández, de cuya muerte en un intento de fuga informó el Tercer Cuerpo de Ejército. El 29 de mayo son retirados José Pucheta y Carlos Sgadurra. Este úItimo había sido castigado al punto de que no se podía mantener en pie sufriendo varias fracturas de miembros. Luego aparecen también fusilados en un intento de fuga".





5 En los primeros 15 días de gobierno militar aparecieron 63 cadáveres, según los diarios. Una proyección anual da la cifra de 1500. La presunción de que puede ascender al doble se funda en que desde enero de 1976 la información periodística era incompleta y en el aumento global de la represión después del golpe. Una estimación global verosímil de las muertes producidas por la Junta es la siguiente. Muertos en combate: 600. Fusilados: 1.300. Ejecutados en secreto: 2.000. Varios. 100. Total: 4.000.





6 Carta de Isaías Zanotti, difundida por ANCLA, Agencia Clandestina de Noticias.





7 "Programa" dirigido entre julio y diciembre de 1976 por el brigadier Mariani, jefe de la Primera Brigada Aérea del Palomar. Se usaron transportes Fokker F-27.





8 El canciller vicealmirante Guzzeti en reportaje publicado por "La Opinión" el 3-10-76 admitió que "el terrorismo de derecha no es tal" sino "un anticuerpo".





9 El general Prats, último ministro de Ejército del presidente Allende, muerto por una bomba en setiembre de 1974. Los ex parlamentarios uruguayos Michelini y Gutiérrez Ruiz aparecieron acribillados el 2-5-76. El cadáver del general Torres, ex presidente de Bolivia, apareció el 2-6-76, después que el ministro del Interior y ex jefe de Policía de Isabel Martínez, general Harguindeguy, lo acusó de "simular" su secuestro.





10 Teniente Coronel Hugo Ildebrando Pascarelli según "La Razón" del 12-6-76. Jefe del Grupo I de Artillería de Ciudadela. Pascarelli es el presunto responsable de 33 fusilamientos entre el 5 de enero y el 3 de febrero de 1977.





11 Unión de Bancos Suizos, dato correspondiente a junio de 1976. Después la situación se agravó aún más.





12 Diario "Clarín".





13 Entre los dirigentes nacionales secuestrados se cuentan Mario Aguirre de ATE, Jorge Di Pasquale de Farmacia, Oscar Smith de Luz y Fuerza. Los secuestros y asesinatos de delegados han sido particularmente graves en metalúrgicos y navales.





14 Prensa Libre, 16-12-76.








Horacio Quiroga, la literatura, el cuento y la vida "En los abismos del horror"



Así, con diáfana sencillez está escrito en la piedra junto al río Uruguay (en Salto) en recuerdo al padre del cuento latinoamericano. A cincuenta y siete años de la muerte de Horacio Quiroga queda en pie una monumental obra literaria que sobresale por su dimensión universal y que tiene increíble vigencia, tanto como la de Poe, Chejov, Maupassant, Gorki, Kipling.



"El destino no es ciego, sus resoluciones fatales obedecen a una armonía todavía inaccesible para nosotros, a una felicidad superior oculta en las sombras", escribió alguna vez Quiroga y ese destino, que en todo momento le negó su misericordia, y una dosis infame de cianuro acabaron con su vida un 19 de enero de 1937 a la manera de sus mejores cuentos. "Quien se atreve a matarse es Dios", había leído en Dostoievsky, pero Quiroga no creía en Dios y su vida y su obra fueron un diálogo implacable, seductor y obcecado con la muerte y con ese Dios que rechazaba, aferrado a una moral paradójicamente religiosa. Pero es precisamente desde ese doble juego de agnosticismo y religiosidad, desde ese coqueteo de amor, de locura y de muerte que surge su forma favorita de expresión, el cuento, que da la justa medida de su genio.


El maleficio de Quiroga comenzó cuando contaba dos meses de edad (1879) con la muerte de su padre al disparársele accidentalmente su escopeta. En 1891 Ascenso Bargo, su padrastro, se suicida con una escopeta. En 1902 Horacio Quiroga mata accidentalmente con su revólver a su mejor amigo Federico Ferrando. En 1915 se suicida su primera esposa Ana María Cires. También se suicida Leopoldo Lugones a quien Quiroga admiraba, y Alfonsina Storni por quien sostuvo una profunda pasión. El 19 de febrero de 1937 se suicida Quiroga y en 1939 se suicida su hija Egle. Años después, su hijo Darío también haría lo mismo. Es verdad que el aspecto fatalista y trágico de su vida conmueve y seduce tanto como su creación literaria, pero la intención de este artículo no es el análisis somero de uno u otro, sino una reflexión a vuelo de pájaro tendiente a recordar y recuperar la contemporaneidad de Quiroga a través del cuento, su mayor exponente, por lo directo y vivo hasta la violencia de su manera de decir las cosas.


A Quiroga le preocupaba más el valor expresivo de la palabra que lo puramente gramatical y académico, por lo cual se le ha tachado muchas veces de "escribir mal". A pesar de todo, "su narrativa sigue siendo la construcción más vigorosa -más duramente vigorosa- de la literatura de ficción hispanoamericana hasta su época". Como diría Julio Cortázar al respecto, "Quiroga figura entre los narradores capaces a la vez de escribir tensamente y demostrar intensamente, única forma de que un cuento sea eficaz, haga blanco en el lector y se clave en la memoria".


"La siesta pesaba, agobiada de luz y silencio. Todo el contorno estaba brumoso por las quemazones. Alrededor del rancho la tierra blanquizca del patio, deslumbrada por el sol a plomo, parecía deformarse en trémulo hervor, que adormecía los ojos parpadeantes de los fox-terriers." La insolación de Cuentos de amor de locura y de muerte. Es tal vez en este cuento, La Insolación, donde Quiroga alcanza la cima de su arte narrativo con un estilo sobrio y conciso y una triple capacidad para sentir con intensidad, atraer la atención y comunicar con energías los sentimientos. "Cuando cayó del todo la noche, la tortuga vio una luz lejana en el horizonte, un resplandor que iluminaba el cielo y no supo qué era. Se sentía cada vez más débil y cerró entonces los ojos para morir junto con el cazador, pensando con tristeza que no había podido salvar al hombre que había sido bueno con ella". La tortuga gigante de Cuentos de la Selva Cuentos de la Selva, 1918. Los animales como protagonistas; muestra la gratitud y amistad con el hombre, mezcla de ternura y humor entre la fantasía y lo real.


Aproximación a la fábula, pues los ocho cuentos que componen este volumen contienen una moraleja. "Debe ser hora de dormir...-murmuró Anaconda. Y pensando deponer suavemente la cabeza a lo largo de sus huevos la aplastó contra el suelo en el sueño final". El regreso de Anaconda. Anaconda y El Regreso de Anaconda: singular espiritualización del mundo animal; un mundo de selvas, fieras, víboras, fiebre, donde el hombre y la serpiente se debaten con la muerte entrando en el otro mundo por el portal de un eterno sueño. Luego seguirán El Desierto (1924), Los Desterrados (1926) narraciones centradas en hombres duros que se matan bebiendo alcohol de las lámparas, cuando no matan a sus propios hijos, víctimas del delirio. Y finalmente El más allá (1935), su libro póstumo. A cincuenta y siete años de la muerte del escritor, que vivió a caballo entre Uruguay y Argentina, el lector que como yo, reflexione un momento entre todas las lecturas posibles de la vida y obra de Quiroga no podrá dejar de seducirse por esa mezcla contradictoria de repulsión-fascinación emparentada con el embrujo que ejercía sobre el autor, el amor y la muerte, donde encontró su lenguaje.


Una secreta adoración hacia un universo localista al margen del mundo, hacia donde descendió Quiroga atormentado y perseguido hasta el paroxismo por la hostilidad del medio devastador y esa especie de aura de fatalidad que lo acompañara durante toda su vida, pero que sin embargo le otorgaron con asombrosa vitalidad una razón de vivir. Hoy lo recordamos con tremenda vigencia por la dimensión universal de su obra. Como dijo Borges: "un idioma es tradición, un modo de sentir la realidad, no un arbitrario repertorio de símbolos". Quizás estas pocas líneas de análisis seguramente resulten insuficientes como para conformar un panorama completo de uno de los grandes padres de la cultura contemporánea.