LA IRONÍA DEL LIBERALISMO, Jorge Santayana


“The Irony of Liberalism” se publicó en The Dial en 1921 y un año después en los Later Soliloquies que George Santayana añadió a los Soliloquies in England. Su biógrafo, John McCormick, advirtió en estos últimos soliloquios un cambio de tono acorde, en cierto modo, con el curso de los acontecimientos en el mundo. Los Soliloquies in England eran, como el propio Santayana sugirió, una elegía por una causa perdida, “pero —matizaba— cuando las causas se han perdido irremediablemente, la amargura desaparece de la memoria y se vuelve intemporal y agradable”. Muchos de los primeros soliloquios habían sido escritos, y publicados, durante la Primera Guerra Mundial; a diferencia, sin embargo, de Egotism and the German Philosophy (1915-1916), un verdadero libro de guerra que pronto quedaría obsoleto —el nazismo superaría todos los límites concedidos al egoísmo y la filosofía alemana—, predominaba en ellos la sensación de que, para un exiliado como Santayana, Inglaterra aún podía ofrecer algo parecido a un asilo: la vieja y alegre Inglaterra rural, universitaria, imperial, que necesitaría una segunda guerra para despertar del sueño victoriano. Anthony Trollope, el más tranquilo de los novelistas ingleses, había advertido de lo que ocurriría con los ingleses cuando se dieran cuenta de que no merecían nada de cuanto custodiaban en su propio beneficio, incluidos los bienes espirituales. En “The Irony of Liberalism” Santayana describe, precisamente, esa sensación de haberse despertado de un sueño y aun de una pesadilla: el liberalismo era, en realidad, “desesperadamente prenietzscheano y pacato”. La ironía del título, sin embargo, reobraría sobre el propio estado de ánimo del escritor. No era, aunque en apariencia adoptase la forma tradicional y desapasionada del ensayo, un texto tranquilo, y muy pronto Santayana se daría cuenta de las consecuencias de ser irónico respecto al liberalismo. Tanto en la escritura de Dominations and Powers (1951) como en la reescritura de The Life of Reason , cuya edición en un solo volumen se publicaría póstumamente en 1954, es manifiesta la preocupación de un escritor —que, según su confesión, había encontrado, “en diferentes momentos y lugares, respirable el aire liberal, católico y alemán”, y contado con la seguridad de “que el comunismo no carece de ventajas para una mente libre ni de espléndidas emociones”— por la democracia en un sentido estricto: el largo y en ocasiones esotérico comentario al Discurso de Gettysburg de Abraham Lincoln en Dominations and Powers no sería ya un texto irónico o lo sería literaria, no mundanamente.

Pero Santayana, a quien es frecuente disociar de los demás filósofos, especialmente de los filósofos del siglo xx que fueron sus coetáneos, no era en sus opiniones sobre el liberalismo tan heterodoxo. “The Irony of Liberalism” es una reflexión sobre el exilio, y el exilio condicionaría siempre —aunque en su testamento dijera que le había hecho libre— las opiniones de Santayana: cuando buena parte de los intelectuales tuvo que emigrar forzosamente a Estados Unidos en la primera mitad del siglo, Santayana se exilió voluntariamente a Europa, donde permanecería —durante la mayor parte del tiempo en la Italia fascista— y elaboraría la parte más importante de su vasta obra. Ya en la Italia fascista, precisamente, y no en la Inglaterra irónicamente liberal de entreguerras, Santayana tendría la ocasión de retomar su texto sobre el liberalismo. En 1934, como respuesta a una pregunta por la naturaleza del gobierno de Mussolini, Santayana escribiría “Alternatives to Liberalism”, un texto, si cabe, más irónico que el primero, en la medida en que no ofrecía ninguna alternativa e insistía en su crítica al liberalismo. La referencia a los clásicos —a la piedad y la sociedad cerrada de los antiguos— no lo era, o Santayana no habría estado dispuesto a convertir su obra en una paráfrasis de los textos clásicos como, por ejemplo, Leo Strauss, adversario también del liberalismo (y el filósofo del siglo xx que más simpatías y diferencias suscita con Santayana), haría como expresión de su exilio en Estados Unidos. Una ilusión del pasado en la segunda posguerra, el liberalismo se desvanecería ante la realidad del presente, que habría de ser escrupulosamente democrática. El vaticinio de Santayana sobre la pérdida de la espontaneidad y la autonomía de la democracia americana lo devolverían a la filosofía, entendida entonces como escepticismo y castidad de la inteligencia. El valor de lectura de un texto irónico sobre el liberalismo en la actualidad es evidente, pero seguramente no será fácil encontrar alternativas a una democracia en la que se va ampliando poco a poco el elemento del poder o del orden, sin ampliar el elemento popular o social. El secreto de la filosofía —ésta era la enseñanza del último Santayana— residía en la tensión entre ambos elementos, y no en su relajación. La democracia dice siempre dos cosas, no siempre compatibles, y decir dos cosas con una sola palabra bien podría ser la expresión de la ironía.

Raimundo Lida tradujo pasajes de este texto en su heterogénea edición de Diálogos en el limbo (Buenos Aires, Losada, 1960). Nuestra versión se basa en los Soliloquies in England and Later Soliloquies (Nueva York, Charles Scribner's Sons, 1922)*. Agradecemos al profesor José Beltrán Llavador que nos haya proporcionado esta edición.


* N. del E.. Agradecemos a The MIT Press el permiso para reproducir este texto en español. Próximamente la editorial Trotta publicará la traducción en español de Soliloquies in England and Later Soliloquies.