MIGUEL HERNÁNDEZ


    Tu famosa, tu mínima impotencia
    desparramar intento
    sin detener el paso ni un instante.
    Para lo tal, me apeo en mi paciencia,
    pulso un acordeón llorón de viento
    y socarrón de voz, y ya es bastante.

    Tu cornicabreada decrepitud purgente
    exige estos reparos de escritura,
    y con ellos ayudo a someterse,
    no al manicomio, al tonticomio oscuro
    que tu idiotez, sin mezcla de locura,
    pide hasta que la muerte
    venga a sacar tu vida de este apuro.

    Llevas el corazón con cuello duro,
    residuo de una momia milenaria,
    concurso de idiotas,
    que necesitas la alabanza diaria,
    y descosido en la alabanza explotas.

    Cocodrilito pequeñito, ñito,
    lagartija de astucia,
    mezquina, subterránea, con el rabo marchito,
    y la mirada alcantarilla sucia.

    Tarántula diabética y escuálida,
    forúnculo político y gramático,
    repúblico de triste mierda inválida,
    oráculo, sarcófago enigmático.

    Demócrata de dientes para fuera,
    altares solicita tu zapato.
    No hagas más reflexiones de topo y madriguera
    en tu conejeril rincón de mentecato.

    Humo soberbio, sapo que te hinches
    cuando oyes un piropo:
    disuélvete en berrinches,
    resuélvete, desaparece, topo.

    España no precisa
    tu vaciedad de calabaza neta,
    tu mezquindad que duele y que da risa,
    tu vejez inconcreta,
    venenosa, indecisa.

    No te toca la sangre de los trabajadores,
    sus muertes no salpican tu chaleco,
    no te duelen sus ansias ni su lucha:
    tu tiniebla trafica con sus puros fulgores,
    su clamor no halla en ti ni voz ni eco,
    tu vanidad su mismo ruido escucha
    como un sótano seco.

    Hay ojos que derraman raíces amorosas,
    sobre tus ojos tienes
    uñas que a hacerse dueñas de las cosas
    avanzan por tus sienes.

    Necesitan incienso e incensario
    tu secundaria vida,
    tu corazón de espino secundario,
    tu soberbia de zarza consumida.

    Sobre tu pedestal o tu peana,
    monumento de oficio,
    cuando tu salvación está cercana
    quieres llevar un pueblo al precipicio.

    Te rebuznó en el parto tu madre, y más valiera
    a España que jamás te rebuznara
    con esa cara de escobilla fiera,
    de vieja zorra avara.

    No llevarás mi pueblo a la derrota,
    dictador fracasado, rey confuso,
    y caerás por la punta de una bota
    sobre tus flacos días puesta en uso.

    28 de febrero de 1937, en Valencia.

Lo inacabable - ALFONSINA STORNI



No tienes tú la culpa si en tus manos
mi amor se deshojó como una rosa:
Vendrá la primavera y habrá flores...
el tronco seco dará nuevas hojas.

Las lágrimas vertidas se harán perlas
de un collar nuevo; romperá la sombra
un sol precioso que dará a las venas
la savia fresca, loca y bullidora.

Tú seguirás tu ruta; yo la mía
y ambos, libertos, como mariposas
perderemos el polen de las alas
y hallaremos más polen en la flora.

Las palabras se secan como ríos
y los besos se secan como rosas,
pero por cada muerte siete vidas
buscan los labios demandando aurora.

Mas... ¿lo que fue? ¡Jamás se recupera!
¡Y toda primavera que se esboza
es un cadáver más que adquiere vida
y es un capullo más que se deshoja!

Planetarium - ADRIENNE RICH

Inspirado en Caroline Herschel (1750-1848), astrónoma, hermana de William, y en otras...

Una mujer con forma de monstruo
un monstruo con forma de mujer
abundan en los cielos

una mujer            «en la nieve
entre los Relojes e instrumentos
o midiendo el suelo con pértigas»

capaz de descubrir a sus 98 años
8 cometas

aquella sobre quien la luna gobernó
como en nosotras
levita hacia el nocturno cielo
surca distancias en los lentes pulidos

Galaxias de mujeres, cumpliendo ahí
penitencia por impulsivas
congelados nervios
en aquellos espacios           de la mente

Un ojo
              «viril, exacto y absolutamente seguro»
              desde las confusas telarañas de Uranusbor
           

                         encuentra la NOVA

cada impulso de luz estalla
desde el centro
como se descarga nuestra vida

                        Tycho susurra al fin
                        «Que no parezca que he vivido en vano»

Lo que vemos, lo vemos
y ver es cambiar

la luz que marchita una montaña
y le permite a un hombre vivir

Los latidos del pulsar
el corazón exudando por mi cuerpo

El impulso de radio
que fluye desde Taurus

                          Estoy bombardeada             aun así me yergo

Me he mantenido de pie toda la vida en medio
del curso directo de una batería de señales
el más fielmente transmitido el más
intraducible lenguaje en el universo
Soy una nube galáctea tan profunda              tan intrincada
que una onda de luz demoraría 15
años viajando por mí               Y ha ocurrido
Soy un instrumento con forma
de mujer intentando traducir pulsaciones
a imágenes                para aliviar el cuerpo
y reconstruir la mente.


AUGUSTO ROA BASTOS

No cayeron tumbadas por las balas,

se inclinaron tan sólo hasta la tierra.

Madres adolescentes, centenarias abuelas,

toscas mujeres, madres suaves,

piedra humana doliente,

leve corteza

germinal.

Madres de estibadores,

rugosas campesinas,

chamuscadas obreras,

demacrada legión con el rayo en los hombros

y la noche en las trenzas;

madres de embarcadizos

con ojos desgastados por los puertos

distantes,

chiperas estrujadas como el maíz,

lavanderas como agua de arroyo,

tejedoras que tejen con el hilo nocturno

de su entraña,

burreras matinales,

pastorales mujeres,

esposas, hijas, novias populares,

y también hijas sin padres,

madres sin hijos…

En todas, pero en todas,

la patria amanecía con profundas ojeras.

Su vientre,

pan de tierra, su vientre taladrado

por el dolor y el hambre;

su vientre, abeja valerosa,

hizo el panal, la vida, su miel

amarga y áspera,

a la luz de una vela de sebo,

en pobre catre,

mirando un techo de hojas,

la noche, el cielo triste

del amor y la muerte.

No caísteis tumbadas por las balas,

acercasteis tan sólo hasta la tierra

vuestros ojos intensos

para alumbrar la noche de los mártires,

su corazón dormido vuestros brazos

en su cuna natal.


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De: El naranjal ardiente

La canadiense Alice Munro ganó el Nobel de Literatura 2013


La "maestra de los cuentos cortos contemporáneos" fue reconocida por la Academia Sueca desde Estocolmo.

STOCOLMO.- La canadiense Alice Munro es la ganadora del Premio Nobel de Literatura 2013, anunció esta mañana la Real Academia Sueca en Estocolmo, que la calificó como la "maestra de los cuentos cortos contemporáneos".
Munro, que nació el 10 de julio de 1931 en Ontario, es conocida por sus cuentos cortos centrados en las flaquezas de la condición humana, publicados en colecciones como ¿Quién te crees que eres? (1978), Las lunas de Júpiter (1982), Escapada (2004), La vista desde Castle Rock (2006) and Demasiada felicidad (2009).

Sus libros más reciente son Demasiada felicidad (2010),La vida de las mujeres (2011) y Mi vida querida , publicado este año en la Argentina. Éste último está compuesto por catorce relatos, donde se mezclan la ficción y la autobiografía.

Es la primer vez, en 112 años, que la academia sueca premia a un autor que sólo escribe cuentos y es la décimo tercera vez en que una mujer obtiene el Premio Nobel en esta categoría.

"Munro es aclamada por su narración sutil, caracterizada por su claridad y el realismo psicológico. Algunos críticos la consideran la [Anton] Chejov canadiense", señalaron desde la Academia en un comunicado.

Desde el organismo indicaron que "sus historias suelen estar ambientadas en pueblos pequeños, donde la lucha por una existencia social aceptable generalmente resulta en relaciones complicadas y conflictos morales, problemas que surgen de las diferencias generacionales y las ambiciones de vida contradictorias".


"Sus textos en general muestran eventos de todos los días pero al mismo tiempo decisivos, una suerte de epifanías que iluminan la historia que las rodea y dan lugar a la aparición de preguntas existenciales", dicen sobre la mujer, que desde hace años aparecía como una posible ganadora del Nobel.

Munro ganó tres veces el Governor General's Award, el principal premio literario canadiense, y obtuvo en 2009 el Man Booker International Prize. Esta vez, junto al mayor reconocimiento para un escritor se lleva ocho millones de coronas suecas, alrededor de 1,3 millones de dólares.

El japonés Haruki Murakami y los estadounidenses Joyce Carol Oates y Philip Roth encabezaban los pronósticos para el prestigioso galardón literario, que el año pasado se llevó el chino Mo Yan. El noruego Jon Fosse y la bielorrusa Svetlana Alexijevich también aparecían en la lista de favoritos.

Los otros Nobel


La ronda de los Nobel arrancó el lunes con el correspondiente a Medicina, que compartieron los científicos estadounidenses James E. Rothman y Randy W. Schekman y el alemán Thomas C. Südhof por descubrir "la maquinaria que regula el tráfico vesicular, un sistema de transporte esencial en nuestra células".

El martes, en tanto, los físicos François Englert y Peter Higgs se alzaron con el Nobel de Física por haber postulado la existencia de la partícula subatómica conocida como bosón de Higgs.

Ayer, finalmente, Martin Karplus, Michael Levitt y Arieh Warshel fueron distinguidos en Química porque desarrollaron, en la década del 70, la química virtual.

Para mañana, en tanto, está prevista el anuncio del Nobel de la Paz, para el que aparece como favorita la joven paquistaní, Malala Yusafzai, víctima de un atentado de talibanes en 2012 por haber militado en favor de la educación de las mujeres.

El lunes termina la ronda de anuncios, con el Nobel de Economía, para el que no se postula ningún nombre con firmeza.

La entrega de los Nobel se realizará, de acuerdo a la tradición, en dos ceremonias paralelas el 10 de diciembre, en Oslo para el de la Paz y en Estocolmo los restantes, coincidiendo con el aniversario de la muerte de Alfred Nobel..

Adolfo Bioy Casares

Reportaje a Adolfo Bioy Casares


Noticias: ¿Cómo está el alma?

Bioy: Muy bien. Estoy escribiendo cuentos breves, que tienen el inconveniente que uno los termina pronto, entonces hay que ver si viene otro.

¿Le duele ser el último Bioy de la estirpe?

Creo que no. Más bien que me gustaría que hublera algún otro que continuara el apellido en la Argentina. Es un apellido bastante raro, parece japonés ¿no?

¿Le hubiera gustado tener un hijo varón?

¡Qué sé yo!... Si me hubiera llevado bien con él, me hubiera gustado. Con mi hija Marta me llevaba blen, compartíamos muchas cosas.

En realidad usted siempre se llevó mejor con las mujeres que con los hombres.

Será porqué me gustan bastante y ellas se sentirán halagadas por eso. Tampoco soy el campeón mundial de los mujeriegos. He tenido las necesarias, lo que es mucho.

Si Silvina estuviera viva, seguramente no pensaría lo mismo...

Ella siempre me decía: "Vos siempre volvés a mis brazos porque me amás". Y era verdad. Pero no se ama de una sola manera, a pesar de que las mujeres dicen que sí.

¿Hoy existe el amor para usted?

No, existe la amistad. Sería un amor peligroso, el de un viejo enamorado. Puede suceder, pero generalmente el viejo enamorado es un viejo burlado, y eso ya no es un amor perfecto.

BARRIO SIN LUZ - Pablo Neruda



¿Se va la poesía de las cosas
o no la puede condensar mi vida?
Ayer mirando el último crepúsculo
yo era un manchón de musgo entre unas ruinas.

Las ciudades hollines y venganzas,
la cochinada gris de los suburbios,
la oficina que encorva las espaldas,
el jefe de ojos turbios.

Sangre de un arrebol sobre los cerros,
sangre sobre las calles y las plazas,
dolor de corazones rotos,
podre de hastíos y de lágrimas.

Un río abraza el arrabal
como una mano helada que tienta en las tinieblas:
sobre sus aguas se avergüenzan
de verse las estrellas.

Y las casas que esconden los deseos
detrás de las ventanas luminosas,
mientras afuera el viento
lleva un poco de barro a cada rosa.

Lejos... la bruma de las olvidanzas
humos espesos, tajamares rotos,
y el campo, ¡el campo verde!, en que jadean
los bueyes y los hombres sudorosos.

Y aquí estoy yo, brotado entre las ruinas,
mordiendo solo todas las tristezas,
como si el llanto fuera una semilla
y yo el único surco de la tierra.

MARSHALL BERMAN

Berman murió el 11 de septiembre. Tal vez se fue con pena el mismo día que en Chile y Nueva York, en 1973 y el 2001 respectivamente, nos parecía que “todo lo sólido se desvanecía en el aire”.
Sabemos que su obra referencial “Todo lo sólido se desvanece en el aire”, es un clásico y uno de los más profundos análisis históricos de la modernidad.
A propósito de su viaje hacia el misterio (aunque seguramente él, un marxista de los de antes, sincero, agudo y vital, no le asignaba realidad a los asuntos en el bardo), he querido re-parafrasear un párrafo al que, dicho de una u otra manera, siempre le asigno un espacio en mis escritos:
“Vivimos en una encrucijada histórica… Tal como hace algunos siglos, el proceso que impulsaron los padres fundadores de la modernidad, con sus ideas de progreso, individualismo y racionalidad instrumental, ciudadanía, libertad e igualdad, entre otras, avanzó creativa y destructivamente hasta que todo lo sólido del antiguo mundo feudal se desvaneciera en el aire. (Huelga decir que estas imágenes, en lo sustantivo, son un parafraseo y extrapolación libre del pensamiento de Carlos Marx y Federico Engels al evocar el devenir histórico de la época moderna, de cuya matriz Berman sacó la famosa frase que da el título a su clásico). De igual modo, pero en distinto signo, en el presente como Historia las nuevas ideas del paradigma social ecológico lo están abarcando todo y podrían llevar a que todo lo sólido del antiguo mundo moderno occidental se desvanezca en el aire.

El encubridor - Julio Cortázar



Ese que sale de su país porque tiene miedo,
no sabe de qué, miedo del queso con ratón,
de la cuerda entre los locos, de la espuma en la sopa.
Entonces quiere cambiarse como una figurita,
el pelo que antes se alambraba con gomina y espejo
lo suelta en jopo, se abre la camisa, muda
de costumbres, de vinos y de idioma.
Se da cuenta, infeliz, que va tirando mejor, y duerme
a pata ancha. Hasta de estilo cambia, y tiene amigos
que no saben su historia provinciana, ridícula y casera.

A ratos se pregunta cómo pudo escapar todo ese tiempo
para salirse del río sin orillas, de los cuellos garrote,
de los domingos, lunes, martes, miércoles y jueves.
A fojas uno, sí, pero cuidado:
un mismo espejo es todos los espejos,
y el pasaporte dice que naciste y que eres
y cutis color blanco, nariz de dorso recto,
Buenos Aires, septiembre.

Aparte que no olvida, porque es arte de pocos,
lo que quiso, esa sopa de estrellas y de letras
que infatigable comerá
en numerosas mesas de variados hoteles,
la misma sopa, pobre tipo,
hasta que el pescadito intercostal se plante y diga basta.

EL DESPERTAR - Porfirio Barba-Jacob

Ya por celestes númenes alzado el mortuorio 
Manto que las criaturas envolvía, 
La luz viene a llamar a los cristales…

Tú que retornas de tu sueño, advierte
Si un hada esquiva deja en los umbrales
Salvias y serpoletas, o si vierte

Al pie e la ventana,
Con sus dedos rosáceos y pueriles,
Los jugos de la agreste mejorana
Y el tomillo de todos los abriles,
Porque huele muy bien…



Y el aire puro,
Al penetrar por el balcón abierto,
Derrama en el ambiente semioscuro
Los himnos de los pájaros del huerto.

Bajo el árbol antiguo el agua suena…
Es de día! ¡Es de día!
Haz tu oración, disponte a la faena,
Y alégrate en las cosas humildes, alma mía

EL INFIERNO ES UNA PUERTA CERRADA - Charles Bukowski



hasta cuando me moría de hambre las notas de rechazo difícilmente me molestaban:
sólo creía que los editores eran
verdaderamente estúpidos
y sólo fui y escribí más y
más.
hasta consideraba los rechazos como
acción; lo peor era el buzón vacío.
si una debilidad o un sueño tuve
fue
sólo querer ver a uno de aquellos
editores
que me rechazaron,
ver la cara de él o de ella, la forma
en que vestían, la forma en que cruzaban
una habitación, el sonido de su voz, la mirada
de sus ojos...
sólo una mirada a uno de ellos-
ves, cuando miras esto
un pedazo de papel impreso
diciéndote que
no eres muy bueno
entonces hay una tendencia
a pensar que los editores
son más parecidos a dioses que
lo que son.
el infierno es una puerta cerrada
cuando te estás muriendo de hambre por tu
maldito arte
pero algunas veces sientes al menos que
echas una mirada a través del ojo de la cerradura.
joven o viejo, bueno o malo,
no creo que nada muera tan lenta y
duramente como un
escritor.


Claroscuro del Delta. RODOLFO WALSH

El hombre es el bote. Hay nombres de botes o de barcos que terminan por ser nombres de personas, como el viejo Noi, al que llaman así porque así se llama su canoa.
En las riberas de Tigre y San Fernando se alzan grandes astille­ros en cuyas gradas crecen buques de ultramar. Pero esos no son los barcos que interesan al isleño.
Lo que se dice un barco es ese perfil chato y tenaz que arrastra casi a flor del agua los trozos de álamo y sauce. Los más pequeños cargan diez o veinte toneladas; los más grandes, arriba de cien.
José Maeta –que era un chico cuando su padre lo trajo a Las Animas, en 1906– pasó cuarenta y dos años a bordo del Feliz Bue­nos Aires. En ese tiempo, los arroyos se navegaban con botadores o con botes de proa tirando del casco, hasta salir al Río de la Plata, donde se izaba la vela y se agarraban todos los chubascones y los fríos, porque "no teníamos gabina, íbamos sobre la troja, con la soguita". En 1911 le pusieron motor de nafta y, en el '24, máquina grande.
–En el '40 nos salvó a todos de la creciente, incluso a una vaca que teníamos y que subimos a bordo. "Mochila" se llamaba la vaca, y  era un manantial.
A la muerte del padre, José Maeta vendió el barco, pero aún no ¡ se ha desligado de él, de su casco hundido en el Mosquito.
–Cada vez que paso, lo miro y me digo: "¡La pucha...!", por­que yo envejecí a bordo... Pobrecito... –agrega como si hablara de alguien.
Otros cascos muertos despiertan la piedad o la fantasía del isle­ño. En un arroyo ciego sobre el Lujan, un taller en ruinas exhibe, entre la escoria de la marea, el destino final de todo lo que navega: la hierba horadando el hierro del Presidente, el marco de un cuadro sin cuadro enganchado en el cepo del ancla del Tubicha. Por encima de tales pesares, el sol blanquea las tablas de un drama mayor. Nadie sa­be qué hace metido en el barro de esa zanja el casco con doble forro de teca de un cúter. Su línea afilada sigue intacta, pero del tambucho de popa surge un ligustro y en la cruceta del aparejo Marconi tiene su nido un hornero. Entre firuletes de verdín se extingue el nombre del Marylú, y la justicia de los hombres del río ensaya la única explica­ción posible:
–Era de un maharajá.
De estas cosas puede hablarse indefinidamente: del primer vapor que llegó a San Fernando nada menos que en 1826, o del primer barco de hierro que trajo Sagemuller a Paranacito; su nombre era Margot.

(El violento oficio de escribir. Obra periodística. 1953-1977)

 Claroscuro del Delta - Rodolfo Walsh - fragmento.

Enumeración de la patria - SILVINA OCAMPO

Oh, desmedido territorio nuestro,
violentísimo y párvulo. Te muestro
en un infiel espejo: tus paisanos
esplendores, tus campos y veranos
sonoros de relinchos quebradizos,
tus noches y caminos despoblados
y con rebaños de ojos constelados.
Entre bandadas de árboles mestizos,
entre múltiples sombras y basuras,
te muestro con nostalgias asombradas,
con niñas de trece años y maduras,
en las puestas de sol inmoderadas.

Trémulas nervaduras de una hoja,
los ríos te atraviesan de agua roja
sobre el primer cuaderno de paisajes
pintados por la mano de algún niño.
Tienes plantas y pájaros salvajes,
somnolientas mujeres en corpiño
trenzándose los dedos, quietas balsas
para vadear los ríos, cangrejales
devoradores de hombres y animales,
montones de hijas negras y descalzas
cruzando tus desiertos y estaciones.
Tienes provincias y gobernaciones,
poblaciones vacías y distancias
con nombres melancólicos de estancias,
indomables cansancios y mortales
pavorosos pantanos estivales,
médanos, viento norte y osamentas,
fragancias de altamisas y de mentas,
almacenes en todas las esquinas,
grandes patios con muchas ventolinas.
Tienes plantas perversas y sumisas,
con todos los venenos predilectos
de muertes repentinas y precisas,
como en las grandes cajas con insectos
colecciones de arañas venenosas,
palúdicos mosquitos, mariposas.

¡Patria, he nacido tantas veces muda!
Inmóvil como un árbol he dejado
tu cielo iluminarme de rosado.
He visto la llanura tan desnuda
quedándose sin pastos, y sin riegos
tus plantaciones, tus huertas escasas.
He visto disparar caballos ciegos.
En distintas ventanas de tus casas,
deslumbrada y atenta, he conocido
inclementes tormentas. He oído
el grito del chajá y del teruteru,
el grito de la garza y de la iguana,
y llevando la tropa cotidiana,
alto y nocturno, el grito del resero.
He respirado todos tus olores:
frescura de jazmín en los calores
de febrero, magnolias, malvarrosas,
perfumes de tumbergias pegajosas
y el fervoroso olor de los zorrinos.
En quintas con glorietas, y en las noches
vuelo de pájaros azulmarinos,
tu canto de piedritas y de coches
me ha regalado infancias prolongadas,
dulce de leche y siestas desveladas,
verdes y embalsamados picaflores,
la fuente sostenida por amores,
bombas de carnaval anaranjadas
y hamacas paraguayas olvidadas.

Patria, en una plaza, de memoria
he sabido pasajes de tu historia.
Debajo de la mano indicadora
de San Martín, he sido la impostora
de indios en los límpidos ponientes.
He transformado próceres dolientes
con cuidadoso lápiz colorado,
invasiones inglesas he soñado
en azoteas llenas de improviso
aceite hirviendo y pelo suelto. He visto
a la Santa de Lima desatando
los temporales turbios y adorando,
sobre un papel de encaje, corazones
y tocayas con muchas perfecciones.

Patria vacía y grande, indefinida
como un país lejano, interrumpida
por la llegada lenta de los trenes,
con jubilosa espera en los andenes.
Es en la madrugada incierta, cuando
tus gauchos invisibles van cruzando
potreros alambrados y cañadas,
jagüeles y tranqueras atrofiadas,
que tu alma lenta y de madre se queda
con silencios de urraca en la arboleda.
Tu ancho río tiene mimetismos
secretos con tus dulces, con tus cielos
y tus grajeas lilas de bautismos.
Ecuatorial calor y azules hielos
en tus montañas, derramadas piedras
como bandadas de tortugas, hiedras.
Eres esplendorosa y desvalida:
con un frío y ardor que no descansa
desde el Seno de la Última Esperanza
al Pilcomayo de agua bienvenida,
la indolente violencia de tus tierras
se repite con lunas o entre sierras.





León Ferrari

 Sus provocativas obras en torno a la guerra, la religión, el poder y el sexo dieron que hablar en todo el mundo.

El prestigioso artista León Ferrari murió hoy en la ciudad de Buenos Aires. Tenía 92 años.
Reconocido en todo el mundo por sus provocativas obras en torno a la guerra, la religión, el poder y el sexo, el artista había nacido el 3 de septiembre de 1920 en Buenos Aires.
Estaba casado desde 1946 con Alicia Barros Castro y tenían tres hijos: Marialí, Pablo y Ariel. Ese año había empezado a pintar.
Pinturas, viajes, esculturas de cerámica, primera exhibición individual (en Milán, en 1955), maderas talladas, estructuras de alambres trabajadas. Fueron años de exploración. En 1964 ejecutó Cuadro escrito , la descripción escrita de una obra, considerada hoy como uno de los primeros ejemplos de arte conceptual.
Para la edición de 1965 del Premio Di Tella presentó La civilización occidental y cristiana , un Cristo crucificado sobre la maqueta de un avión bombardero estadounidense, obra que fue rechazada.

Primera ley - Isaac Asimov



 Mike Donovan contempló su vacía jarra de cerveza, se sintió aburrido, y decidió que ya había escuchado lo suficiente. Dijo en voz alta:
-Si tenemos que hablar acerca de robots poco habituales, yo conocí una vez a uno que desobedeció la Primera Ley.
Y, puesto que aquello era algo completamente imposible, todo el mundo dejó de hablar y se volvió para mirar a Donovan.
Donovan maldijo inmediatamente su bocaza y cambió de tema.
-Ayer me contaron uno muy bueno -dijo en tono conversacional- acerca de...
MacFarlane, en la silla contigua a la de Donovan, dijo:
-¿Quieres decir que sabes de un robot que causó daño a un ser humano?
Eso era lo que significaba la desobediencia a la Primera Ley, por supuesto.
-En cierto sentido -dijo Donovan-. Digo que me contaron uno acerca de...
-Cuéntanos eso del robot -ordenó MacFarlane.
Algunos de los otros hicieron resonar sus jarras sobre la mesa. Donovan intentó sacarle el mejor partido al asunto.
-Ocurrió en Titán, hará unos diez años -dijo, pensando rápidamente-. Sí, fue en el veinticinco. Acabábamos de recibir cargamento de tres nuevos modelos de robots, diseñados especialmente para Titán. Eran los primeros de los modelos MA. Los llamados Emma Uno, Dos y Tres -hizo chasquear los dedos pidiendo otra cerveza, y miró intensamente al camarero-. Veamos, ¿qué viene a continuación?
-He estado metido en robótica toda mi vida, Mike -dijo MacFarlane-. Nunca he oído hablar de ninguna serie MA.
-Eso se debe a que retiraron todos los MA de las cadenas de montaje inmediatamente después... inmediatamente después de lo que voy a contarles. ¿No lo recuerdan?
-No.
Apresuradamente, Donovan continuó:

Sara Facio: "El fotógrafo debe tener visión, intuir lo que va a pasar"

Es un choque. Leo, fotógrafo, menos de 30, vestido con bermudas, collar tribal, remera, zapatillas. Ella, Sara Facio, 76, una institución de la fotografía, pantalón impecable, blusa, modales finos, le llama la atención. Lo hace con cariño, pero lo hace. "Aunque se peleen conmigo, los reporteros gráficos tienen que volver a vestirse bien. Cada cosa en su lugar, yo también fui reportera gráfica. A mí no me vas a decir que él va a una fiesta así¿". Leo se defiende: "De acá me mandan a la Casa de Gobierno, para ese lugar a lo mejor no estoy adecuado, pero después tengo que ir a la Villa 31. De última, es un detalle menor". "Es una cuestión de respeto -insiste ella-. Decile a tu jefe que si estás diez horas en un piquete, después no podés ir a un funeral".

Plantarse. Ella lo hizo. Políticamente incorrecta, Facio se jacta de una reivindicación: "Una de mis mayores luchas fue que figure el nombre de los fotógrafos en las notas. Dejé de trabajar en medios por eso. Si vos hacés algo bueno, te gusta que pongan tu nombre". Con estas posturas y la inobjetable calidad de sus obras, Facio fue forjando a través de las décadas un espacio trascendente en la vida cultural. A partir del jueves, neófitos y conocedores tendrán la oportunidad de mensurar por sí mismos su trabajo. Ese día, en Imago Espacio de arte, abre Sara Facio antológica, una muestra en la que se pasa revista a 176 trabajos de la artista entre 1960 y 2005. Se trata del balance de una trayectoria que empezó cuando la jovencita nacida en San Isidro decidió despegarse de sus primeros sueños de ser pintora para dedicarse a la fotografía. "En un viaje a Alemania en el 55 y luego con mi maestra Annemarie Heinrich, me di cuenta de que se podía hacer una cosa creativa con la fotografía. Preferí estar en la calle, ver, contactarme con la vida, a pasar todo el día encerrada en mi estudio".

Xul Solar, un habitante del misterio

El 9 de abril de 1963 moría en una isla en el Tigre Alejandro Xul Solar, seudónimo de Oscar Agustín Alejandro Schulz Solari. Destacado pintor, fue también músico, frecuentó la astrología y el esoterismo, y hasta inventó una lengua, la panlengua. Para recordarlo, hemos seleccionado un artículo publicado en la Revista 2001, Nº 13, de agosto de 1969.        


Fuente: Revista 2001, Nº 13, agosto de 1969.

"Alejandro Xul Solar, pintor, escribidor y pocas cosas más, duodecimal y catrólico (ca –cabalista, tro – astrológico, co –coísta o cooperador). Recreador, no inventor, campeón mundial de panajedrez y otros serios juegos que casi nadie juega; padre de una panlengua, que quiere ser perfecta y casi nadie habla, y padrino de otra lengua vulgar sin vulgo; autor de grafías platiútiles que casi nadie lee; exegeta de doce (+ una total) religiones y filosofías que casi nadie escucha. Esto que parece negativo, deviene (werde) positivo con un adverbio: aún, y un casi: creciente".
Así se definía a sí mismo, con cierto irremediable humor, el hombre que llegó a tomar contacto directo con fuerzas misteriosas que le adelantaron la verdad que más allá de la simple realidad terrestre hoy se nos revela por medio de la imaginación. Reconocido como uno de los más grandes pintores de este siglo, su maravillosa obra plástica testimonia sólo una faz de todo el conocimiento mágico que ese genial artista argentino llegó a poseer durante su vida fecunda. Asombro de críticos, admiración de espectadores, tema de polémica, se anticipó a toda la audiencia optimista que hoy es realidad humana. Profetizó de mil maneras un destino para el hombre cuya luminosidad excede poscálculos de posibilidad que nos otorga la razón.

Elsa Bornemann, una maravilla de la literatura infantil

    La escritora Elsa Bornemann, quien entretuvo a pequeños lectores de toda América Latina con sus libros de cuentos, murió el viernes. Tenía 61 años.
"Queridos amigos, colegas y lectores, queremos compartir con ustedes la triste partida de Elsa Bornemann", informó la editorial Alfaguara de Argentina en un comunicado.
"Con su muerte se va una de las escritoras de Literatura Infantil y Juvenil más importantes y queridas de Latinoamérica", agregó.

No se informó la causa de su deceso.
Bornemann nació en Buenos Aires en 1952. Se recibió de profesora, licenciada y doctora en letras en la Universidad de Buenos Aires. Sus primeros libros para niños y adolescentes se publicaron en la convulsionada década de 1970.
En su rica obra literaria se destacan títulos como "Un elefante ocupa mucho espacio", "El libro de los chicos enamorados" -considerado entre los cinco mejores del género en habla hispana-, "El último mago o Bilembambudin" y "Disparatario", entre otros.
"Siguen con nosotros su obra y su recuerdo, que nos acompañarán siempre", destacó Alfaguara. 

FUENTE: http://www.elnuevoherald.com/2013/05/24/1483801/muere-bornemann-destacada-autora.html


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Balada del ausente - Juan Carlos Onetti



Entonces no me des un motivo por favor
No le des conciencia a la nostalgia,
La desesperación y el juego.
Pensarte y no verte
Sufrir en ti y no alzar mi grito
Rumiar a solas, gracias a ti, por mi culpa,
En lo único que puede ser
Enteramente pensado
Llamar sin voz porque Dios dispuso
Que si Él tiene compromisos
Si Dios mismo le impide contestar
Con dos dedos el saludo
Cotidiano, nocturno, inevitable
Es necesario aceptar la soledad,
Confortarse hermanado
Con el olor a perro, en esos días húmedos del sur,
En cualquier regreso
En cualquier hora cambiable del crepúsculo
Tu silencio
Y el paso indiferente de Dios que no ve ni saluda
Que no responde al sombrero enlutado
Golpeando las rodillas
Que teme a Dios y se preocupa
Por lo que opine, condene, rezongue, imponga.
No me des conciencia, grito, necesidad ni orden.
Estoy desnudo y lejos, lo que me dejaron
Giro hacia el mundo y su secreto de musgo,
Hacia la claridad dolorosa del mundo,
Desnudo, sólo, desarmado
bamboleo mi cuerpo enmagrecido
Tropiezo y avanzo
Me acerco tal vez a una frontera
A un odio inútil, a su creciente miseria
Y tampoco es consuelo
Esa dulce ilusión de paz y de combate
Porque la lejanía
No es ya, se disuelve en la espera
Graciosa, incomprensible, de ayudarme
A vivir y esperar.
Ningún otro país y para siempre.
Mi pie izquierdo en la barra de bronce
Fundido con ella.
El mozo que comprende, ayuda a esperar, cree lo que ignora.
Se aceptan todas las apuestas:
Eternidad, infierno, aventura, estupidez
Pero soy mayor
Ya ni siquiera creo,
En romper espejos
En la noche
Y lamerme la sangre de los dedos
Como si la hubiera traído desde allí
Como si la salobre mentira se espesara
Como si la sangre, pequeño dolor filoso,
Me aproximara a lo que resta vivo, blando y ágil.
Muerto por la distancia y el tiempo
Y yo la, lo pierdo, doy mi vida,
A cambio de vejeces y ambiciones ajenas
Cada día más antiguas, suciamente deseosas y extrañas.
Volver y no lo haré, dejar y no puedo.
Apoyar el zapato en el barrote de bronce
Y esperar sin prisa su vejez, su ajenidad, su diminuto no ser.
La paz y después, dichosamente, en seguida, nada.
Ahí estaré. El tiempo no tocará mi pelo, no inventará arrugas, no me inflará las mejillas
Ahí estaré esperando una cita imposible, un encuentro que no se cumplirá.

La invitación amable - Alfonsina Storni

Acércate, poeta; mi alma es sobria,
de amor no entiende -del amor terreno-
su amor es mas altivo y es mas bueno.

No pediré los besos de tus labios.
No beberé en tu vaso de cristal,
el vaso es frágil y ama lo inmortal.

Acércate, poeta sin recelos...
ofréndame la gracia de tus manos,
no habrá en mi antojo pensamientos vanos.

¿Quieres ir a los bosques con un libro,
un libro suave de belleza lleno?...
Leer podremos algún trozo ameno.

Pondré en la voz la religión de tu alma,
religión de piedad y de armonía
que hermana en todo con la cuita mía.

Te pediré me cuentes tus amores
y alguna historia que por ser añeja
nos dé el perfume de una rosa vieja.

Yo no diré nada de mi misma
porque no tengo flores perfumadas
que pudieran así ser historiadas.

El cofre y una urna de mis sueños idos
no se ha de abrir, cesando su letargo,
para mostrarte el contenido amargo.

Todo lo haré buscando tu alegría
y seré para ti tan bondadosa
como el perfume de la vieja rosa.

¿La invitación esta... sincera y noble.
Quieres ser mi poeta buen amigo
y sólo tu dolor partir conmigo?

Voy a dormir - ALFONSINA STORNI

Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.

Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
una constelación; la que te guste;
todas son buenas; bájala un poquito.

Déjame sola: oyes romper los brotes...
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases

para que olvides... Gracias. Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido...

Alfonsina Storni

Exilio - ALEJANDRA PIZARNIK

 Exilio
a Raúl Gustavo Aguirre

Esta manía de saberme ángel,
sin edad,
sin muerte en qué vivirme,
sin piedad por mi nombre
ni por mis huesos que lloran vagando.

¿Y quién no tiene un amor?
¿Y quién no goza entre amapolas?
¿Y quién no posee un fuego, una muerte,
un miedo, algo horrible,
aunque fuere con plumas
aunque fuere con sonrisas?

Siniestro delirio amar una sombra.
La sombra no muere.
Y mi amor
sólo abraza a lo que fluye
como lava del infierno:
una logia callada,
fantasmas en dulce erección,
sacerdotes de espuma,
y sobre todo ángeles,
ámgeles bellos como cuchillos
que se elevan en la noche
y devastan la esperanza.

El gato negro - EDGAR ALLAN POE

Ni espero ni solicito crédito por la historia extraordinaria y, sin embargo, más familiar que voy a referir. Tratándose de un caso en el que mis sentidos se niegan a aceptar su propia evidencia, yo debería estar realmente loco si así lo creyese.
Sin embargo, no estoy loco y con toda seguridad, no estoy soñando. Pero mañana puedo morir y quisiera hoy poder aliviar la carga de mi espíritu.
Mi inmediato deseo es mostrar al mundo, de forma clara, sucinta y sin comentarios, una serie de simples acontecimientos domésticos que, por sus consecuencias, me han aterrorizado, torturado y destruido.
A pesar de todo, no trataré de esclarecerlos. A mí casi no me han producido otro sentimiento que el de horror, pero a muchas personas les parecerán menos terribles que barrocos. Tal vez más tarde haya una inteligencia que reduzca mi fantasma al estado de lugar común.... Sentía una auténtica pasión por los animales y mis padres me permitieron poseer una gran variedad de ellos. Pasaba con ellos casi todo el tiempo y nunca me consideraba feliz como cuando les daba de comer o los acariciaba...
  El gato negro - Edgar Allan Poe (fragmento)

Sube al Corvette negro del 64 - Fernando Sarriá

Sube al Corvette negro del 64
y crucemos bajo la noche la larga avenida del verano,
tenemos el poder de hacer de este día
a través del desierto un nuevo milagro.
Ven y deja que el tiempo sea secundario,
abrazados sobre el suelo veremos el cielo demoledor,
la caída intrascendente de otros mundos pequeños
iluminándonos desde tan lejos
como luciérnagas del Universo.
Bésame despacio, sí,
hazlo como saben tus labios demorarse en mí
y rebuscar entre lo oscuro,
en lo denso, allí donde se acumulan los murmullos
y son derribados todos los silencios.
Bésame ahora, cuando todavía me duele.
Cada vez va ser más difícil olvidarte.

La mujer rota - Simone de Beauvoir

“Extraordinario decorado el de este bosquejo de ciudad abandonada en los confines de un pueblo y al margen de los siglos. Bordeé la mitad del hemiciclo, subí por las escalinatas del pabellón central: contemplé largo rato la sobria majestad de estas construcciones edificadas con fines utilitarios y que nunca sirvieron para nada. Son sólidas, son reales: sin embargo, su abandono las transforma en un simulacro fantástico: uno se pregunta de qué. La hierba tibia, bajo el cielo de otoño, y el olor de las hojas muertas me aseguraban que no había abandonado este mundo, pero había retrocedido doscientos años atrás. Fui a buscar unas cosas en el auto; extendí una manta, almohadones, puse la radio a transistores, y fumé mientras escuchaba Mozart. Detrás de dos o tres ventanas polvorientas adivino presencias: sin duda son oficinas. Un camión se detuvo ante uno de los portones, unos hombres abrieron, cargaron bolsas en la parte trasera del vehículo. Ninguna otra cosa ha alterado el silencio de esta siesta: ni un visitante. El concierto terminado, me puse a leer. Doble sensación de extrañamiento: me iba muy lejos, a orillas de un río desconocido; alzaba la vista y volvía a encontrarme en medio de estas piedras, lejos de mi vida”.
La mujer rota (1968; Edhasa, 2007)

La foto salió movida - JULIO CORTÁZAR

Un cronopio va a abrir la puerta de calle, y al meter la mano en el bolsillo para sacar la llave lo que saca es una caja de fósforos, entonces este cronopio se aflige mucho y empieza a pensar que si en vez de la llave encuentra los fósforos, sería horrible que el mundo se hubiera desplazado de golpe, y a lo mejor si los fósforos están donde la llave, puede suceder que encuentre la billetera llena de fósforos, y la azucarera llena de dinero, y el piano lleno de azúcar, y la guía del teléfono llena de música, y el ropero lleno de abonados, y la cama llena de trajes, y los floreros llenos de sábanas, y los tranvías llenos de rosas, y los campos llenos de tranvías. Así es que este cronopio se aflige horriblemente y corre a mirarse al espejo, pero como el espejo esta algo ladeado lo que ve es el paragüero del zaguán, y sus presunciones se confirman y estalla en sollozos, cae de rodillas y junta sus manecitas no sabe para que. Los famas vecinos acuden a consolarlo, y también las esperanzas, pero pasan horas antes de que el cronopio salga de su desesperación y acepte una taza de té, que mira y examina mucho antes de beber, no vaya a pasar que en vez de una taza de té sea un hormiguero o un libro de Samuel Smiles.

de "Historias de Cronopios y de Famas", Julio Cortázar

EL NIÑO YUNTERO _ MIGUEL HERNÁNDEZ


Carne de yugo, ha nacido
más humillado que bello,
con el cuello perseguido
por el yugo para el cuello.

Nace, como la herramienta,
a los golpes destinado,
de una tierra descontenta
y un insatisfecho arado.

Entre estiércol puro y vivo
de vacas, trae a la vida
un alma color de olivo
vieja ya y encallecida.

Empieza a vivir, y empieza
a morir de punta a punta
levantando la corteza
de su madre con la yunta.

Empieza a sentir, y siente
la vida como una guerra,
y a dar fatigosamente
en los huesos de la tierra.

Contar sus años no sabe,
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para el labrador.

Trabaja, y mientras trabaja
masculinamente serio,
se unge de lluvia y se alhaja
de carne de cementerio.

A fuerza de golpes, fuerte,
y a fuerza de sol, bruñido,
con una ambición de muerte
despedaza un pan reñido.

Cada nuevo día es
más raíz, menos criatura,
que escucha bajo sus pies
la voz de la sepultura.

Y como raíz se hunde
en la tierra lentamente
para que la tierra inunde
de paz y panes su frente.

Me duele este niño hambriento
como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
revuelve mi alma de encina.

Lo veo arar los rastrojos,
y devorar un mendrugo,
y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo.

Me da su arado en el pecho,
y su vida en la garganta,
y sufro viendo el barbecho
tan grande bajo su planta.

¿Quién salvará este chiquillo
menor que un grano de avena?
¿De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?

Que salga del corazón
de los hombre jornaleros,
que antes de ser hombres son
y han sido niños yunteros.

Galeones de Abril - John Ashbery

Algo tenía que estar ardiendo. Y además
al fondo de la habitación un vals desacreditado
estaba vivo y recitaba cuentos acerca de los conquistadores
y sus lirios - ¿será la vida, en conjunto,
una tibia fiesta de estreno de una casa? ¿Y de dónde salen
los pedazos de sentido? Era evidente
que había llegado el momento de marcharse, de cambiar
de dirección, hacia las ciénagas y hacia los nombres
fríos y enroscados de ciudades que sonaban como si existiesen
aunque no hubieran existido nunca. Veía la barca
como una lima de uñas que apuntase a los placeres
del gran mar abierto, que se detendría por mí,
que probaríamos tú y yo la desarticulación
de una inclinada cubierta y volveríamos algún día
por entre los rasgados velos anaranjados de una tarde
que sabría nuestros nombres aunque con una pronunciación
diferente y entonces, solamente entonces, podría llegar el provecho de la primavera
a su propio ritmo, como se suele decir, con el gesto
de un pájaro que despega para acceder a una posición
supuestamente mejor aunque no tal vez mayor,
en el sentido en el que una guitarra con alas sería mayor
si la tuviéramos. Y todos los árboles parecían existir.

Luego vino un día más corto de tapices mohosos
con las iniciales de todos los anteriores propietarios
para aconsejarnos callar y esperar. ¿Nos conocería ahora
el ratón, y si así era, hasta qué punto admitiría
la proximidad la conversación sobre la diferencia, bien migaja
o bien otra caridad menos perceptible? Iba todo a ser
desperdigado de todos modos, tan lejano del deseo de uno
como la raíz del árbol respecto al centro de la tierra
del que en cualquier caso surgió a tiempo
de informarnos sobre felices floraciones y sobre la fiesta
de las parras que iba a haber mañana. El simple hecho de estar debajo
de ellas te hace a veces preguntarte cuánto sabes
y entonces despiertas y sabes, pero no sabes
cuánto. En los intervalos de la media luz las notas
de una mandolina desafinada parecen coexistir con su
pregunta y con la no menos urgente respuesta. Ven
a mirarnos, pero no desde muy cerca, pues la familiaridad
se disipará entre truenos y la niña mendiga
que con pelo de esparto llora incomprensiblemente será
lo único que quede de la edad de oro, nuestra
edad de oro, y no volverán a salir al alba
los enjambres para volver como una lluvia de polvo
suave por la noche a apartarnos de nuestra honradez
aburrida e insatisfactoria con cuentos de vistosas ciudades,
de cómo en ellas construía la neblina y qué
instrucciones seguian los leprosos
para evitar estos ojos, los ojos viejos del amor.

OLGA OROZCO


JUGABAS A ESCONDERTE

XIV
Jugabas a esconderte entre los utensilios de cocina
como un extraño objeto tormentoso entre indecibles faunas,
o a desaparecer en las complicidades del follaje
con un manto de dríada dormida bajo los velos de la tarde,
o eras sustancia yerta debajo de un papel que se levanta y anda.
Henchías los armarios con organismos palpitantes
o poblabas los vestidos vacíos con criaturas decapitadas y fantasmas.
Fuiste pájaro y grillo, musgo ciego y topacios errantes.
Ahora sé que tratabas de despistar a tu perseguidora con efímeras máscaras.
No era mentira el túnel con orejas de liebre
ni aquella cacería de invisibles mariposas nocturnas.
Te alcanzó tu enemiga poco a poco
y te envolvió en sus telas como con un disfraz de lluviosos andrajos.
Saliste victoriosa en el irreversible juego de no estar.
Sin embargo, aún ahora, cierta respiración desliza un vidrio frío por mi espalda.
Y entonces ese insecto radiante que tiembla entre las flores,
la fuga inexplicable de las pequeñas cosas,
un hocico de sombra pegado noche a noche a la ventana, no sé, podría ser,
¿quién me asegura acaso que no juegas a estar, a que te atrapen?

De "Cantos a Berenice" 1920

Cuando llueve en domingo - Vladimir Holan

Cuando llueve en domingo y tú estás solo,
completamente solo,
abierto a todo, pero no llega ni el ladrón
y no llama a la puerta ni el borracho ni el enemigo;
cuando llueve en domingo mientras tú estás abandonado
y no comprendes cómo vivir sin cuerpo
y cómo no vivir puesto que tienes cuerpo;
cuando llueve en domingo y, solo, no eres más que tú,
¡no esperes ni hablar contigo mismo!
Entonces el ángel es el único que sabe
lo que hay encima de él,
entonces el diablo es el único que sabe
lo que hay debajo de él.

El libro sostenido, el poema al caer.