MIGUEL ANGEL BUSTOS

A treinta años de su desaparición, el Centro Cultural de la Cooperación publica la obra periodística de Miguel Angel Bustos.
Jorge Boccanera






A 30 años de la desaparición del poeta Miguel Angel Bustos, víctima de la dictadura militar, se anunció la salida de un libro con material inédito que incluirá su obra periodística, en el marco de un homenaje realizado por el Centro Cultural de la Cooperación (CCC).






El poeta Emiliano Bustos, hijo de Miguel Angel, adelantó que el volumen proyectado este año dentro de las ediciones del CCC, incorporará "unas 130 notas escritas entre 1970 y 1976 para la revista Siete Días y los diarios La Opinión y El Cronista Comercial, aunque el grueso del material lo escribió para la revista Panorama entre 1970 y 1975".






En estas notas, prácticamente desconocidas (Bustos firmó algunas con el seudónimo de Gonzalo Gustioz) puede apreciarse el amplio abanico de temas tratados: poesía, narrativa, historia, ensayo, política, antropología, filosofía, antiguas corrientes de la literatura, pensamiento oriental (taoísmo, sufismo) y entrevistas.






Se agregan sus trabajos en prosa: un ensayo sobre poesía, textos en prosa poética, anotaciones sobre literatura, cartas, algunas críticas publicadas en su momento sobre su obra, más dos entrevistas que concedió.






Poeta, dibujante, periodista, Bustos (Buenos Aires, 1932) viajó entre 1960 y 1963 por distintos países de América Latina, en un itinerario que lo marcó en su literatura y en su vida.






Su hijo, Emiliano, señala que esos tránsitos "quizás hayan asegurado y materializado una visión y un orden trascendentes, inherentes a su mirada; las civilizaciones precolombinas y sus cosmogonías fueron motor y ritmo de sus últimos libros, especialmente «El Himalaya o la moral de los pájaros»".






"Viajó hacia los orígenes de América, hacia los tiempos precortesianos -prosiguió Emiliano Bustos-, y además vio lla pobreza del continente, posterior a la salvaje conquista, e incluso trabajó en Perú en oficios diversos. Su intención era llegar a México y Cuba, pero una enfermedad lo detuvo en Lima. Los contrastes entre el espléndido pasado, cantado por Netzahualcóyotl, y el presente del continente que le tocó ver fulguran en varios de sus textos".






La ensayista Susana Cella subrayó a su vez que "recorriendo la obra de Bustos, desde los cuadernos inéditos -testimonios de su recorrido por Brasil, Perú y Bolivia- hasta el libro «El Himalaya o la moral de los pájaros», se aprecian matices de una expresión variada, depurada y enriquecida con alusiones culturales que se presentan en formas diversas que van desde el verso breve a la prosa poética, o al versículo".






"En esa multiplicidad, sin embargo, hay un tono que es como la nota común a toda su obra poética: no estentóreo sino más bien un tono sostenido y parejo, como eco de una reflexión que se va desplegando ante lo que aparece ante los ojos o se manifiesta en la imaginación y la memoria", precisó Cella.






Por otra parte, "el sol siempre está presente como un centro, un eje cuya luz se contrapuntea con aquello que en la noche, o en el punto auroral se tocan para ofrecer el conocimiento del mundo cuyos misterios se intenta indagar. Bustos llena sus poemas de breves relaciones, interrogantes, sutiles imágenes y palabras precisas que habitaban el silencio".






Emiliano Bustos destacó también como característica de su padre la pasión por indagar en lo invisible: "Lo hizo a la manera de los poetas que amó, como Hölderlin o Rimbaud; leyó y estudió ciertos libros fundamentales: el «Chilam Balam», el «Popol Vuh», el «I-Ching». Admiraba la literatura sufí y las viejas leyendas populares".






"Pero esto no lo condujo a apartarse de la realidad que lo circundaba -apuntó-. Conocedor de las realidades y los mundos paralelos, a los que se refirió en diferentes textos, su poesía no perdió nunca el espacio de lo próximo".






Bustos publicó:






"Cuatro murales" (1957),






"Corazón de piel afuera" (1959), prologado por Juan Gelman,






"Fragmentos fantásticos" (1965),






"Visión de los hijos del mal" (1967) y






"El Himalaya o la moral de los pájaros" (1970).






Póstumamente apareció la antología "Despedida de los ángeles" (1998), con una selección de sus libros publicados y textos inéditos anteriores a 1965.






El último recuerdo que Emiliano Bustos conserva de su padre se remonta al 30 de mayo de 1976, el día que lo secuestraron de su casa en Parque Chacabuco. "En el último momento me dio un beso y se despidió; estaba esposado. Uno de los hombres que lo detuvieron -se habían identificado como policías- le dijo «llevate una manta que hace frío». Y se fue con una colcha verde de mi cuarto".