Poeta español nacido en el País Vasco y uno de los más representativos e influyentes de la posguerra española. Nació en Bilbao y estudió en los jesuitas. Vivió en Barcelona, París y Bilbao, y desde 1955 hasta su muerte en Madrid. En su primera obra, Cántico espiritual (1942), marcada por una gran religiosidad, se perciben las influencias de la mística española, en especial de los poetas san Juan de la Cruz y fray Luis de León. Mantiene esta tendencia religiosa en sus libros siguientes, Angel fieramente humano (1950) y Redoble de conciencia (1951), que en 1958 refundiría en Ancia, palabra formada por la primera sílaba del primero y la última del segundo. Aquí Otero expresa su vacío interior ante la desolación del mundo y lanza súplicas a Dios sin obtener respuesta. Está entrando en un nihilismo existencialista sobre la realidad humana que le hace exclamar: -Esto es ser hombre: horror a manos llenas-. En esta angustia su poesía se hace social y cambia de registro abandonando la metafísica anterior en Pido la paz y la palabra (1955) y En castellano (1960), donde ahora es la lucha social, real, concreta, la que le interesa, escribiendo una poesía para la inmensa mayoría -Con la inmensa mayoría (1960), Hacia la inmensa mayoría (1962)-, en respuesta a la propuesta de Juan Ramón Jiménez que decía escribir para la -inmensa minoría-. Su poesía se carga de fe en la solidaridad humana y sus versos se tiñen de violencia en una lucha con España como interlocutora y que le despierta sentimientos encontrados. Otras obras de estas características son Esto no es un libro (1963), Que trata de España (1964) y Expresión y reunión (1969 y 1981), ediciones de sus obras escritas y publicadas entre 1941 y 1968. La obra de Blas de Otero no es muy numerosa pero ha sido uno de los máximos exponentes de la literatura de posguerra y al que muchos poetas posteriores le son deudores, por su lirismo y compromiso social.
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Música tuya, de Angel fieramente humano
" ¿Es verdad que te gusta verte hundida
en el mar de la música; dejarte
llevar por esas alas; abismarte
en esa luz tan honda y escondida?
Si es así, no ames más; dame tu vida,
que ella es la esencia y el clamor del arte;
herida estás de Dios de parte a parte,
y yo quiero escuchar sólo esa herida.
Mares, alas, intensas luces libres,
sonarán en mi alma cuando vibres,
ciega de amor, tañida entre mis brazos.
Y yo sabré la música ardorosa
de unas alas de Dios, de una luz rosa,
de un mar total con olas como abrazos. "