Sí, pero quién nos curará del fuego sordo, del fuego sin color que corre
al anochecer, saliendo de los portales carcomidos, de los parvos
zaguanes, del fuego sin imagen que lame las piedras y acecha en los
vanos de las puertas, cómo haremos para lavarnos de su quemadura dulce
que prosigue, que se aposenta para durar aliada al tiempo y al recuerdo,
a las sustancias pegajosas que nos retienen de este lado, y que nos
arderá dulcemente hasta calcinarnos.
Julio Cortázar
Rayuela (Fragmento)