Año 1947. La estación de radio XEW transmitía continuamente una versión en español de "Stormy weather", cantada por Olga Guillot, una joven cubana de 24 años que destacaba por su voz ronca, de la cual emanaban distintas tonalidades vocales y un rostro de gestos exagerados con los que vestía sus interpretaciones.
Ese mismo año, la estadounidense Yolanda Montes, Tongolele, de 15 años, llegaba a nuestro país sin hablar nada de español. El primer contacto que tuvo con el idioma fue precisamente con dicha versión de Olga Guillot.
Tongolele se enamoró del idioma y quiso entender qué era lo que decía "esa voz hermosa, no había otra igual en aquellos años", recuerda la bailarina.
"El escucharla era muy bello; yo no hablaba español cuando llegué a México, pero al escuchar las canciones de Guillot ("Tú me enamoraste", "Sabor a mí", entre otras) quería saber qué decían, porque me fascinaba su voz, aunque no podía entenderla, pero era dueña de una voz hermosa", recuerda la bailarina.
El gran instrumento que poseía se extinguió este lunes, al igual que la última época de oro de la música cubana a consecuencia del paro cardiaco que sufrió a los 87 años de edad.
Cantante pionera
Guillot nació en Santiago de Cuba el 9 de octubre de 1922 y se mudó a La Habana en su adolescencia.
Allí formó el Dúo Hermanitas Guillot con su hermana Ana Luisa y como solista fue la primera mujer en vender discos cuando imperaban en la islas hombres de la talla de Benny Moré, Antonio Machín, Barbarito Díez, entre otros.
Fue el músico cubano Facundo Rivero descubrió el talento de Olga y la ayudó a hacer su debut como solista en 1945 en el conocido Zombi Club, de la ciudad de La Habana.
Tiempo después un ejecutivo de discos Puchito, en La Habana, le propuso grabar el bolero "Miénteme", que ella misma cantaba en Radio Progreso, pero Guillot descartó la invitación por temor a que nadie comprara sus discos.
Esa canción del mexicano Chamaco Domínguez tuvo un éxito rotundo en Cuba al grado de que al poco tiempo le entregaron su primer Disco de Oro (medio millón de discos vendidos) y el primero que se entregaba a una artista de género femenino.
Esa interpretación la internacionalizó "aunque el bolero que más me gusta es ‘Tú me acostumbraste'; por cierto que su autor, Frank Domínguez, dijo en Miami que no le gustaba cómo lo cantaba yo... (pero esa canción) es más mía que de él", dijo la artista en una entrevista pública ofrecida al investigador de música cubana Francisco Ojeda. A mediados de los 40 se convirtió en la primera cubana en cantar boleros, un género confinado a los hombres y que en la isla sólo se escuchaba en voces femeninas mexicanas: María Luisa Landín, Toña La Negra, Chela Campos.
"Debemos recordar a Olga como una artista de primera y una de las mejores boleristas cubanas que ha habido en el mundo. Mi admiración y cariño por todo lo que hizo en tantos años de carrera", dijo Tongolele, quien trabajó con Olga Guillot desde que llegó a México y con quien compartió escenario en 1948 en el Teatro Follies y en el Tívoli.
Su deseo, una "Cuba libre"
De aquella charla que sostuvo con el reconocido investigador, Guillot soltó una lágrima y pidió, con la vista al cielo, que le gustaría, antes de morir, tener un encuentro similar "en una Cuba libre" y después cantar en el Tropicana y dedicarle una canción a Fidel Castro.
En ese sentido Gloria Estefan recordó que Guillot marchó junto a las damas de blanco en marzo pasado para exigir la liberación de familiares presos en Cuba: "Quiso caminar con el pueblo y llegó hasta la tarima, era una gran luchadora por Cuba", dijo Estefan.
Política por coincidencia
La carrera de Guillot estuvo involucrada, de manera involuntaria, a la política, pues en 1977, a dos años de la muerte del dictador español Francisco Franco, causó un fuerte escándalo con la canción "Me muero, me muero"; sin embargo, en meses se colocó entre las más escuchadas, pese al contenido sexual en una época conservadora y al rechazo de su representante y disquera por la censura.
La cantante abandonó su país definitivamente en 1961 con su única hija Olga María Touzet, hija del compositor René Touzet (1916-2003): "René Touzet me hizo dos regalos, una hija y una canción: "No te importe saber".
Se dirigió a Caracas, Venezuela, y meses después el compositor José Sabre Marroquín la invitó a visitar México para su programa Revista Musical Nescafé, después de ese encuentro decidió quedarse y radicar en nuestro país, al que consideraba como su segunda patria.
"En Cuba silenciaron mis boleros, quemaron mis programas de radio y televisión, como si no hubiera existido nunca", dijo en entrevista hace dos años durante un homenaje.
En ese tiempo, Agustín Lara había escrito: "Después del cielo, Cuba, después de Cuba, Olga Guillot".
Fue así como Televisa la contrató para hacer el programa "El show de Olga Guillot", que se mantuvo por años, y donde surgieron cantantes como José José, su ahijado artístico.
"Tuve la suerte de conocerla en 1969 y siempre estuve al pendiente de ella, porque se convirtió en mi mamá, fue mi madrina, ya que siempre apoyó mi carrera", dijo José José.
Una cubana exiliada
A los 13 años de edad inició sus preparación musical con maestros como la soprano Hortensia Cohalla y al cantante Mariano Meléndez.
A los 20, cuando todavía se consideraba "una niña", tuvo la oportunidad de cantar con la gran Edith Piaf en Cannes, pero a su regreso a Cuba nadie le creyó. "Hasta se rieron de mí", recordó.
Iniciando los 40, formó parte como segunda voz, del cuarteto Siboney, dirigido por la compositora Isolina Carrillo. Para 1945, Olga debutó como solista gracias a su compañero de grupo el pianista Facundo Rivero.
"Yo soy muy visceral, muy emocional, muy temperamental, que es lo que es Olga Guillot y eso es lo que me hace sentir que vibro con lo que yo hago. Me gusta lo que yo hago. Yo vivo enamorada de lo que yo hago y le doy todo los días las gracias al Señor porque me dio una voz para que yo sea feliz y hacer feliz a mucha gente", dijo la cubana, días antes de recibir el Premio a la Excelencia Musical de la Academia Latina de la Grabación.
México, julio 12 (EL UNIVERSAL). Olga Guillot murió en Miami a los 87 años de edad. La intérprete de “Miénteme” no pudo cumplir su sueño de regresar a la isla para cantar en el tropicana.
Ese mismo año, la estadounidense Yolanda Montes, Tongolele, de 15 años, llegaba a nuestro país sin hablar nada de español. El primer contacto que tuvo con el idioma fue precisamente con dicha versión de Olga Guillot.
Tongolele se enamoró del idioma y quiso entender qué era lo que decía "esa voz hermosa, no había otra igual en aquellos años", recuerda la bailarina.
"El escucharla era muy bello; yo no hablaba español cuando llegué a México, pero al escuchar las canciones de Guillot ("Tú me enamoraste", "Sabor a mí", entre otras) quería saber qué decían, porque me fascinaba su voz, aunque no podía entenderla, pero era dueña de una voz hermosa", recuerda la bailarina.
El gran instrumento que poseía se extinguió este lunes, al igual que la última época de oro de la música cubana a consecuencia del paro cardiaco que sufrió a los 87 años de edad.
Cantante pionera
Guillot nació en Santiago de Cuba el 9 de octubre de 1922 y se mudó a La Habana en su adolescencia.
Allí formó el Dúo Hermanitas Guillot con su hermana Ana Luisa y como solista fue la primera mujer en vender discos cuando imperaban en la islas hombres de la talla de Benny Moré, Antonio Machín, Barbarito Díez, entre otros.
Fue el músico cubano Facundo Rivero descubrió el talento de Olga y la ayudó a hacer su debut como solista en 1945 en el conocido Zombi Club, de la ciudad de La Habana.
Tiempo después un ejecutivo de discos Puchito, en La Habana, le propuso grabar el bolero "Miénteme", que ella misma cantaba en Radio Progreso, pero Guillot descartó la invitación por temor a que nadie comprara sus discos.
Esa canción del mexicano Chamaco Domínguez tuvo un éxito rotundo en Cuba al grado de que al poco tiempo le entregaron su primer Disco de Oro (medio millón de discos vendidos) y el primero que se entregaba a una artista de género femenino.
Esa interpretación la internacionalizó "aunque el bolero que más me gusta es ‘Tú me acostumbraste'; por cierto que su autor, Frank Domínguez, dijo en Miami que no le gustaba cómo lo cantaba yo... (pero esa canción) es más mía que de él", dijo la artista en una entrevista pública ofrecida al investigador de música cubana Francisco Ojeda. A mediados de los 40 se convirtió en la primera cubana en cantar boleros, un género confinado a los hombres y que en la isla sólo se escuchaba en voces femeninas mexicanas: María Luisa Landín, Toña La Negra, Chela Campos.
"Debemos recordar a Olga como una artista de primera y una de las mejores boleristas cubanas que ha habido en el mundo. Mi admiración y cariño por todo lo que hizo en tantos años de carrera", dijo Tongolele, quien trabajó con Olga Guillot desde que llegó a México y con quien compartió escenario en 1948 en el Teatro Follies y en el Tívoli.
Su deseo, una "Cuba libre"
De aquella charla que sostuvo con el reconocido investigador, Guillot soltó una lágrima y pidió, con la vista al cielo, que le gustaría, antes de morir, tener un encuentro similar "en una Cuba libre" y después cantar en el Tropicana y dedicarle una canción a Fidel Castro.
En ese sentido Gloria Estefan recordó que Guillot marchó junto a las damas de blanco en marzo pasado para exigir la liberación de familiares presos en Cuba: "Quiso caminar con el pueblo y llegó hasta la tarima, era una gran luchadora por Cuba", dijo Estefan.
Política por coincidencia
La carrera de Guillot estuvo involucrada, de manera involuntaria, a la política, pues en 1977, a dos años de la muerte del dictador español Francisco Franco, causó un fuerte escándalo con la canción "Me muero, me muero"; sin embargo, en meses se colocó entre las más escuchadas, pese al contenido sexual en una época conservadora y al rechazo de su representante y disquera por la censura.
La cantante abandonó su país definitivamente en 1961 con su única hija Olga María Touzet, hija del compositor René Touzet (1916-2003): "René Touzet me hizo dos regalos, una hija y una canción: "No te importe saber".
Se dirigió a Caracas, Venezuela, y meses después el compositor José Sabre Marroquín la invitó a visitar México para su programa Revista Musical Nescafé, después de ese encuentro decidió quedarse y radicar en nuestro país, al que consideraba como su segunda patria.
"En Cuba silenciaron mis boleros, quemaron mis programas de radio y televisión, como si no hubiera existido nunca", dijo en entrevista hace dos años durante un homenaje.
En ese tiempo, Agustín Lara había escrito: "Después del cielo, Cuba, después de Cuba, Olga Guillot".
Fue así como Televisa la contrató para hacer el programa "El show de Olga Guillot", que se mantuvo por años, y donde surgieron cantantes como José José, su ahijado artístico.
"Tuve la suerte de conocerla en 1969 y siempre estuve al pendiente de ella, porque se convirtió en mi mamá, fue mi madrina, ya que siempre apoyó mi carrera", dijo José José.
Una cubana exiliada
A los 13 años de edad inició sus preparación musical con maestros como la soprano Hortensia Cohalla y al cantante Mariano Meléndez.
A los 20, cuando todavía se consideraba "una niña", tuvo la oportunidad de cantar con la gran Edith Piaf en Cannes, pero a su regreso a Cuba nadie le creyó. "Hasta se rieron de mí", recordó.
Iniciando los 40, formó parte como segunda voz, del cuarteto Siboney, dirigido por la compositora Isolina Carrillo. Para 1945, Olga debutó como solista gracias a su compañero de grupo el pianista Facundo Rivero.
"Yo soy muy visceral, muy emocional, muy temperamental, que es lo que es Olga Guillot y eso es lo que me hace sentir que vibro con lo que yo hago. Me gusta lo que yo hago. Yo vivo enamorada de lo que yo hago y le doy todo los días las gracias al Señor porque me dio una voz para que yo sea feliz y hacer feliz a mucha gente", dijo la cubana, días antes de recibir el Premio a la Excelencia Musical de la Academia Latina de la Grabación.
México, julio 12 (EL UNIVERSAL). Olga Guillot murió en Miami a los 87 años de edad. La intérprete de “Miénteme” no pudo cumplir su sueño de regresar a la isla para cantar en el tropicana.