LA IRONÍA DEL LIBERALISMO, Jorge Santayana


“The Irony of Liberalism” se publicó en The Dial en 1921 y un año después en los Later Soliloquies que George Santayana añadió a los Soliloquies in England. Su biógrafo, John McCormick, advirtió en estos últimos soliloquios un cambio de tono acorde, en cierto modo, con el curso de los acontecimientos en el mundo. Los Soliloquies in England eran, como el propio Santayana sugirió, una elegía por una causa perdida, “pero —matizaba— cuando las causas se han perdido irremediablemente, la amargura desaparece de la memoria y se vuelve intemporal y agradable”. Muchos de los primeros soliloquios habían sido escritos, y publicados, durante la Primera Guerra Mundial; a diferencia, sin embargo, de Egotism and the German Philosophy (1915-1916), un verdadero libro de guerra que pronto quedaría obsoleto —el nazismo superaría todos los límites concedidos al egoísmo y la filosofía alemana—, predominaba en ellos la sensación de que, para un exiliado como Santayana, Inglaterra aún podía ofrecer algo parecido a un asilo: la vieja y alegre Inglaterra rural, universitaria, imperial, que necesitaría una segunda guerra para despertar del sueño victoriano. Anthony Trollope, el más tranquilo de los novelistas ingleses, había advertido de lo que ocurriría con los ingleses cuando se dieran cuenta de que no merecían nada de cuanto custodiaban en su propio beneficio, incluidos los bienes espirituales. En “The Irony of Liberalism” Santayana describe, precisamente, esa sensación de haberse despertado de un sueño y aun de una pesadilla: el liberalismo era, en realidad, “desesperadamente prenietzscheano y pacato”. La ironía del título, sin embargo, reobraría sobre el propio estado de ánimo del escritor. No era, aunque en apariencia adoptase la forma tradicional y desapasionada del ensayo, un texto tranquilo, y muy pronto Santayana se daría cuenta de las consecuencias de ser irónico respecto al liberalismo. Tanto en la escritura de Dominations and Powers (1951) como en la reescritura de The Life of Reason , cuya edición en un solo volumen se publicaría póstumamente en 1954, es manifiesta la preocupación de un escritor —que, según su confesión, había encontrado, “en diferentes momentos y lugares, respirable el aire liberal, católico y alemán”, y contado con la seguridad de “que el comunismo no carece de ventajas para una mente libre ni de espléndidas emociones”— por la democracia en un sentido estricto: el largo y en ocasiones esotérico comentario al Discurso de Gettysburg de Abraham Lincoln en Dominations and Powers no sería ya un texto irónico o lo sería literaria, no mundanamente.

Pero Santayana, a quien es frecuente disociar de los demás filósofos, especialmente de los filósofos del siglo xx que fueron sus coetáneos, no era en sus opiniones sobre el liberalismo tan heterodoxo. “The Irony of Liberalism” es una reflexión sobre el exilio, y el exilio condicionaría siempre —aunque en su testamento dijera que le había hecho libre— las opiniones de Santayana: cuando buena parte de los intelectuales tuvo que emigrar forzosamente a Estados Unidos en la primera mitad del siglo, Santayana se exilió voluntariamente a Europa, donde permanecería —durante la mayor parte del tiempo en la Italia fascista— y elaboraría la parte más importante de su vasta obra. Ya en la Italia fascista, precisamente, y no en la Inglaterra irónicamente liberal de entreguerras, Santayana tendría la ocasión de retomar su texto sobre el liberalismo. En 1934, como respuesta a una pregunta por la naturaleza del gobierno de Mussolini, Santayana escribiría “Alternatives to Liberalism”, un texto, si cabe, más irónico que el primero, en la medida en que no ofrecía ninguna alternativa e insistía en su crítica al liberalismo. La referencia a los clásicos —a la piedad y la sociedad cerrada de los antiguos— no lo era, o Santayana no habría estado dispuesto a convertir su obra en una paráfrasis de los textos clásicos como, por ejemplo, Leo Strauss, adversario también del liberalismo (y el filósofo del siglo xx que más simpatías y diferencias suscita con Santayana), haría como expresión de su exilio en Estados Unidos. Una ilusión del pasado en la segunda posguerra, el liberalismo se desvanecería ante la realidad del presente, que habría de ser escrupulosamente democrática. El vaticinio de Santayana sobre la pérdida de la espontaneidad y la autonomía de la democracia americana lo devolverían a la filosofía, entendida entonces como escepticismo y castidad de la inteligencia. El valor de lectura de un texto irónico sobre el liberalismo en la actualidad es evidente, pero seguramente no será fácil encontrar alternativas a una democracia en la que se va ampliando poco a poco el elemento del poder o del orden, sin ampliar el elemento popular o social. El secreto de la filosofía —ésta era la enseñanza del último Santayana— residía en la tensión entre ambos elementos, y no en su relajación. La democracia dice siempre dos cosas, no siempre compatibles, y decir dos cosas con una sola palabra bien podría ser la expresión de la ironía.

Raimundo Lida tradujo pasajes de este texto en su heterogénea edición de Diálogos en el limbo (Buenos Aires, Losada, 1960). Nuestra versión se basa en los Soliloquies in England and Later Soliloquies (Nueva York, Charles Scribner's Sons, 1922)*. Agradecemos al profesor José Beltrán Llavador que nos haya proporcionado esta edición.


* N. del E.. Agradecemos a The MIT Press el permiso para reproducir este texto en español. Próximamente la editorial Trotta publicará la traducción en español de Soliloquies in England and Later Soliloquies.

ALEJANDRA PIZARNIK

Nacida en la ciudad de Buenos Aires el 29 de abril de 1936, Alejandra Pizarnik, una de las figuras más emblemáticas de la literatura hispánica, publicó sus primeros poemas cuando apenas tenía veinte años. A comienzos de la década del ‘60 vivió en París, donde entabló amistad con André Pieyre de Mandiargues, Octavio Paz, Julio Cortázar y Rosa Chacel. De regreso a Buenos Aires, pasó el resto de su vida dedicada a escribir.  Fallece en la misma ciudad, el 25 de septiembre de 1972.

Pero su voz inconfundible sigue viva, sigue marcando presencia.

Controvertida, polémica, su escritura se caracteriza por un hondo intimismo. Motivos y figuras recurrentes aparecen en su prosa y su poesía: la tentación del silencio, la escritura concebida como espacio ceremonial donde se exaltan la vida, la libertad y la muerte, la infancia y sus espejismos, las sombras, el jardín, el viento, los pájaros, la lluvia, los espejos y el doble amenazador.

Transparencia, luminosidad que traspasa.

Como ella misma confesaba en uno de sus textos, buscaba una “escritura densa y llena de peligros a causa de su diafanidad excesiva”. De que lo logró da fe su obra, dice Ana Nuño en el prólogo a su Prosa Completa. Es el suyo un trabajo de escritura de alta concentración que busca exaltar los poderes del lenguaje. Este es -y no la muerte o la locura o el suicidio- el gran motor de la obra de Alejandra.



SALVACIÓN

Se fuga la isla
Y la muchacha vuelve a escalar el viento
y a descubrir la muerte del pájaro profeta
Ahora
es el fuego sometido
Ahora
es la carne
la hoja
la piedra
perdidos en la fuente del tormento
como el navegante en el horror de la civilación
que purifica la caída de la noche
Ahora
la muchacha halla la máscara del infinito
y rompe el muro de la poesía.


LA ÚLTIMA INOCENCIA

Partir
en cuerpo y alma
partir.

Partir
deshacerse de las miradas
piedras opresoras
que duermen en la garganta.

He de partir
no más inercia bajo el sol
no más sangre anonadada
no más fila para morir.

He de partir

Pero arremete ¡viajera!


SOMBRAS DE LOS DÍAS A VENIR

-a Ivonne A. Bordelois-

Mañana
me vestirán con cenizas al alba,
me llenarán la boca de flores,
Aprenderé a dormir
en la memoria de un muro,
en la respiració
de un animal que sueña.

Alan Sillitoe

Alan Sillitoe habia nacido en Nottingham el 4 de marzo de 1928. En 1946 se unió a la fuerza aérea británica pero fue dado de baja en 1949 luego de haber padecido tuberculosis. A partir de ese momento, se apasiona por la lectura y comienza a escribir tanto poesía como narrativa. Comenzó a escribir su primera novela, Saturday Night and Sunday Morning cuando estaba a Mallorca y la publicó en 1958. Dos años más tarde fue llevada al cine por Karel Reisz.

Su novela más importante, sin embargo, es probablemente La soledad del corredor de fondo (The Loneliness of the Long Distance Runner) por la cual consiguió el premio Hawthornden en 1959. Al igual que su primera novela, esta también fue llevada al cine, esta vez por Tony Richardson en 1962, con lo cual Silliote es unos de esos autores en los cuales narrativa y cine están muy conectados.

Fue un prolífico escritor y entre sus libros está una autobiografía que escribió bajo el nombre de Vida sin armadura (Life Without Armour). También ganó el Premio Europeo de Poesia y cuando fue entrevistado en esa oportunidad dijo que la poesía era un género superior a la narrativa y que realmente se sentía más poeta que narrador. Cosa curiosa para un autor que marcó de una manera tan clara la novelística inglesa de los años 60.

Su personalidad y su chispa hizo que fuera uno de los autores más queridos de Inglaterra. Ha fallecido el 2 de abril de 2010 a los 82 años en la ciudad de Londres, y con él se cierra un capítulo de lo que alguna vez fue el grupo de los Angry Youn Men (Jóvenes hombres amargados) integrado por Sillitoe y John Wain (1925–1994), Kingsley Amis (1922–1995) y Bernard Kops (1926-), quien es el único sobreviviente de este movimiento.



Vive.in.libros

Clásicos americanos, Pedro Páramo. JUAN RULFO

Muy pocos autores han alcanzado la gloria literaria con menos páginas que Juan Rulfo. Tan sólo un libro de cuentos (El llano en llamas, 1953) y la breve novela que lo ha convertido en un autor mítico, Pedro Páramo. Su influencia sobre los que más tarde se iban a convertir en los más caracterizados miembros del renacer de la literatura hispanoamericana -la generación ya cómodamente llamada del boom- se puede calibrar con la afirmación del joven Gabriel García Márquez de que había aprendido la novela de Rulfo de memoria, algo que seguramente será cierto; no hay más que leer una frase de Pedro Páramo como la siguiente: "El padre Rentería se acordaría muchos años después de la noche en que la dureza de su cama lo tuvo despierto y después lo obligó a salir", y compararla con el citadísimo arranque de Cien años de soledad.
Tal vez bastaría con afirmar que la novela de Rulfo suponía la más madura y temprana asimilación de la obra de William Faulkner en lengua española, y que Pedro Páramo fue el más claro exponente de que la mirada narrativa del escritor estadounidense podía fértilmente aplicarse también al mundo -a los mundos- de Latinoamérica. Tras sus huellas marcharon escritores como Juan Carlos Onetti, Vargas Llosa o el mismo García Márquez, por el camino abierto por el escritor mexicano.
Los escogidos de los dioses mueren jóvenes. Juan Rulfo tuvo una vida larga, pero no hay en eso ninguna contradicción con el aserto clásico. Fue su literatura la que murió joven y eso contribuyó a convertirla en una leyenda literaria. Los autores que conciben y ejecutan una obra maestra y se refugian después en el silencio mantienen siempre un seductor aire de misterio que resulta irresistible como todo lo enigmático. Fernando de Rojas se despidió de la literatura después de ampliar La Celestina, Rimbaud se dedicó a la aventura africana y olvidó la poesía- al menos, la poesía escrita -Juan Rulfo pertenece por pleno derecho a este club tan selecto.
Pedro Páramo es una novela de fantasmas. Los personajes de la novela de Rulfo están todos muertos, pero no dejan de parecer vivos, no dejan de hablar- la novela no es más que una polifonía de voces muertas- y de invadir la realidad. Los muertos de Rulfo tienen memoria y saben que su ciudad y su cementerio son la misma cosa. Por eso, la crítica ha considerado a Pedro Páramo como el fin de la novela de la Revolución, corriente que dio cohesión a la narrativa de una nación que acaba de emerger del proceso histórico conocido como Revolución Mexicana. Así, la obra de Rulfo pone fin a los fantasmas revolucionarios que darán lugar a una novela más cosmopolita en escritores como Carlos Fuentes.
Pedro Páramo puede resultar desconcertante en sus primeras páginas. La ocultación de datos, la dispersión cronológica o el estilo conciso y hermético de la prosa de Rulfo son peajes que se deben pagar para disfrutar de su literatura. Una de las conquistas de la novela del siglo XX fue la incorporación activa del lector en sus páginas. La lectura de Pedro Páramo exige del lector su participación activa. Debe incorporarse a la lectura recomponiendo las fracciones de la historia que se le va ofreciendo, prestando a sus páginas la misma atención que se le presta a un poema, que es tipo de lectura más intensa que se puede realizar. Debe aprender a reconocer las voces y recordar que está leyendo un libro de fantasmas.
Juan Preciado llega a Comala en busca de su padre, Pedro Páramo, a quien no conoce. Su madre, en su lecho de muerte, le ha encargado que vuelva al pueblo done nació y reclame a su padre todo lo que les ha arrebatado. Éste es el comienzo de la peripecia de Juan Preciado, su viaje de conocimiento.
Juan vislumbra Comala desde lo alto. Se ha encontrado en el camino con Abundio, un arriero que va a acompañarlo, en el camino que desciende lo pueblo. Si se lee con atención el fragmento, se verá que Juan insiste sobre todo en la voz del hombre, de un modo ciertamente extraño para dos personas que comparten el sendero. En cualquier caso, la visión de Comala no parece coincidir con la imagen de hermosura y paraíso perdido que le había transmitido su madre. Juan se pregunta por qué el lugar parece tan triste; "Son los tiempos, señor", contesta Abundio. Juan aún no sabe que e trata de su descenso a los infiernos, a pesar de que su guía le dice que Comala "está sobre las brasas de la tierra, en la mera boca del infierno" y que Pedro Páramo murió hace años y que "aquí no vive nadie". Así, se encuentra con un pueblo vacío, abandonado, por el que transitan las almas en pena de sus antiguos habitantes. Juan entra en diálogo con varios personajes; pierde por completo la noción del tiempo y del espacio; muere asfixiado por el miedo y pasa a formar parte de la vida de ultratumba. Pero la muerte de Juan no es el final de la novela, sino el comienzo.
Situados con él en ese plano, las voces de los difuntos irán construyendo la novela dándole los detalles de la vida de su padre, un cacique despótico y violento, lleno de vitalidad, que abusaba de los más débiles usurpándolo todo. La época en la que él vivía contrasta con el presente desolador de Comala. Entonces era una ciudad viva; ahora sólo quedan los ecos: el pueblo ha muerto con él.
Así, la novela opera en dos planos cronológicos (presente y pasado) y dos dimensiones existenciales (vida real y de ultratumba) en un pueblo maldito, espacio simbólico complejo que convierte la vida colectiva en un infierno de violencia y la vida individual en un abismo de pecado.
En 1980 Rulfo añade a sus dos publicaciones anteriores un conjunto de guiones cinematográficos precedidos de un cuento: "El gallo de oro".

23 de abril: Día Mundial del Libro


La fecha hoy, 23 de abril, ha sido proclamada por la Unesco, en 1995, como Día Mundial del Libro y de los Derechos de Autor.
Esta conmemoración coincide con el fallecimiento de tres de los más grandes escritores de la historia de la humanidad, el español Miguel de Cervantes y Saavedra, el inglés William Shakespeare y el cronista e historiador Inca Garcilaso de la Vega.
En España e Inglaterra, es costumbre regalar un libro en esta fecha, en conmemoración de la muerte de quienes son considerados por muchos como los dos más grandes escritores de sus respectivos países, que eran contemporáneos y que el destino o quién sabe qué ignoto designio, hizo que fallecieran el mismo día y año, conjuntamente con el Inca Garcilaso de la Vega, reconocido como punto de inicio de la literatura latinoamericana.
En Madrid, España, el Círculo de Bellas Artes organiza una lectura del Quijote de la Mancha, que es realizada por personalidades y estudiantes que leen fragmentos de la obra más famosa de la Literatura universal. Esta lectura se realiza hasta completar el total contenido de la obra en forma ininterrumpida, con una duración de dos días seguidos.
Desde que el rey Juan Carlos I instituyó la entrega del Premio Miguel de Cervantes, esta lectura maratónica es iniciada por el autor de la obra que recibe ese año este premio a la literatura de habla hispana. Hoy en día, gracias a la tecnología de Internet, es posible presenciar este acto cultural en directo, a través del sitio:

http://www.cervantestv.es/

En Cataluña el Día del Libro tiene una forma muy pintoresca de celebrarse, porque ese día, los hombres que lo recuerdan, regalan rosas a las mujeres y ellas les corresponden regalándoles un libro. Esta es una tradición basada en la leyenda de San Jorge, cuando se enfrenta en su corcel blanco y mata al dragón con su lanza para defender a la reina, que había sido entregada al dragón en sacrificio, para que el monstruo no quemara plantíos y cultivos, aterrorizando a la gente. Para evitar estas desgracias, la leyenda dice que se entregaba al dragón una mujer todos los años y esa vez fue la mujer del rey quien debió ser entregada, pero San Jorge se presentó en su corcel y mató al dragón con su lanza.
De la herida del dragón manaba mucha sangre, que en contacto con la tierra produjo el nacimiento de rosas, una de las cuales San Jorge ofreció a la reina, que llena de alegría la llevó al pueblo y se la dio al rey.
Es así que en esta fecha, en Cataluña, los hombres regalan una rosa a la mujer reina de su corazón y ellas corresponden regalándoles un libro, celebrando de este modo el Día del Libro.
Es de destacar que este año se cumplen 405 años de la publicación de la primera parte del Quijote de la Mancha, que fue publicado por primera vez en 1605.
Por su parte el llamado Inca Garcilaso de la Vega, cuyo verdadero nombre era Gómez Suarez de Figueroa, nacido Cuzco, Perú en 1539 y fallecido en Córdoba, España, el 23 de abril de 1616, era un escritor e historiador hispano-peruano, que fue calificado como "Príncipe de los escritores del nuevo mundo", cuyas crónicas pertenecen a la época colonial de la historia del Perú.
Su principal obra "Comentarios Reales de los Incas", fue abolida por la corona española y considerada sediciosa y un peligro para los intereses españoles en Perú y Buenos Aires, en la época del levantamiento de Tupac Amaru, muchos años después de su publicación y de la muerte de su autor, porque glorificaba la grandeza de su herencia nacional Inca.
Por tal razón, este escritor mestizo peruano - español, que era hijo del conquistador español Sebastián Garcilaso de la Vega y de una princesa inca Isabel Chimpu Ocllo, nieta del Inca Túpac Yupanqui y sobrina del Inca Huayna Capac, fue bautizado con el nombre cristiano de Gómez Suárez de Figueroa, pero en su exilio en España cambió su nombre por Inca Garcilaso de la Vega.
Debido a la influencia de su padre perteneciente a la nobleza española, fue bautizado con los apellidos de uno de sus tíos paternos, estudió en el Colegio de Indios Nobles del Cuzco y fue educado junto a los hijos de Francisco y Gonzalo Pizarro, que también eran mestizos, pero se mantuvo en estrecho contacto a través de su madre con la nobleza incaica.
Su obra cumbre, Comentarios Reales es considerada como un punto de partida de la literatura latinoamericana. En sus obras muestra a su familia inca como los antiguos gobernantes legítimos de su nación, donde todos vivían felices y libres, ignorando la existencia de las prácticas de sacrificios humanos de los incas, no se sabe si por mostrar benévolamente a sus ancestros maternos o porque nunca conoció esta parte de la cultura incaica.

Eritrea. Los muertos boca arriba


                                                                      

Tessenei es un pequeño rincón olvidado del mundo, una ciudad que apenas figura en los mapas. Está en Eritrea, la provincia más septentrional de Etiopía, asolada por la guerra de secesión que desde hace quince años enfrenta a los guerrilleros nacionalistas con las tropas de Addis Abeba. En el curso de una ofensiva desencadenada en las últimas semanas; los eritreos capturaron Tessenei a los etíopes, tras treinta y cinco horas de feroces combates. "Interviú" estaba allí.
La batalla por Tessenei comienza a las 4,30 de la madrugada del día 4 de abril, Lunes Santo en España, cuando un millar de guerrilleros eritreos salen de los bosques y avanzan hacia la ciudad, guarnecida por mil quinientos soldados etíopes. Con las últimas sombras antes de amanecer, pequeños grupos de comandos se infiltran en las calles desiertas, degollando a los centinelas etíopes. Cuando suenan las primeras ráfagas y el grueso de los asaltantes cruza el lecho seco del río, irrumpiendo en el cinturón de posiciones defensivas enemigas, un centenar de sus camaradas lucha ya dentro de la ciudad por el control de la central eléctrica y el edificio de Telecomunicaciones, la Banca etíope y el aeropuerto.
"Quiero que te mantengas pegado a mí y agaches la cabeza". Kibreab sonríe como los niños, tras su hermosa barba abisinia. Su grupo está compuesto por treinta guerrilleros, ninguno de los cuales cuenta más de veinte años, cuyos pantalones cortos y rostro imberbe les dan un aspecto de "boy-scouts". Han permanecido seis horas inmóviles, tendidos de bruces en la arena, esperando este momento. Prohibido fumar, prohibido hablar. Atentos a las órdenes de su jefe, al que veneran como a un dios. Porque Kibreab tiene treinta y seis años y sabe hacer la guerra.
"Nos vamos. El primero que pise el puente tendrá derecho a la mejor arma capturada".
El puente que comunica Tessenei con la carretera de Asmara está protegido por un blocao de sacos terreros. Los guerrilleros corren entre los arbustos que cortan como navajas, la arena ahoga sus pasos. Pero los etíopes ya están alerta. Una ametralladora crepita delante y las balas trazadoras arrancan chispas anaranjadas a los arbustos. En la oscuridad, gritando "Eritrea" a pleno pulmón, los chiquillos de Kibreab saltan como sombras sobre un decorado irreal de humo y llamaradas. El estallido de una granada ilumina durante un segundo cuerpos acurrucados en el suelo. Un crío, herido o asustado, está llorando ahí delante. Su gemido, miedo o dolor queda rápidamente ahogado por otra llamarada sobre la que se recorta la silueta de alguien que corre enloquecido.
El primer eritreo que cruza el puente no recibe su trofeo. Está muerto. Del grupo de Kibreab, sólo diecinueve guerrilleros se mantienen en pie. Hay cadáveres por todas partes, etíopes y eritreos se han vuelto idénticos ante la muerte. Su aspecto no es agradable, y tú te sientas un momento con los ojos cerrados, la boca seca y una extraña sensación aferrada en el estómago. Un sudor frío te pega la camisa a la espalda. En algún lugar a miles de años luz de aquí la gente va al cine, al trabajo, fabrica niños. Aquí acaban de morir veinte hombres por un puente que ni siquiera figura en los mapas. Pero la guerra es esto, compañero. Y te pagan por hacer un trabajo. Los lectores esperan que les muestres cómo es la guerra, y tú no puedes defraudarles. Van a quedar hartos. Por eso tomas aliento, compruebas la abertura del diafragma, el enfoque y comienzas a tomar fotografías. Que Dios te perdone, pero estos muertos no van a quedar bien si utilizas película de 64 ASA. Hay todavía muy poca luz. Clic. Foto. ¡Qué limpia es la guerra en el cine! Allí no se ven críos de dieciocho años con las tripas al aire. Clic. Foto. Menudo oficio el tuyo, compañero.
A media mañana, la batalla por Tessenei continúa en todo su ardor. Los guerrilleros han capturado todos los puntos claves de la ciudad a excepción de un campo atrincherado y la Banca de Etiopía. Donde los etíopes continúan resistiendo. Media ciudad está en llamas y la población civil, enloquecida, huye a refugiarse en los bosques. Largas columnas de refugiados avanzan por la carretera. La sección de Kibreab recibe orden de entrar en la ciudad para reforzar a sus camaradas que asedian la Banca. El maltrecho grupo se pone en marcha siguiendo el cauce seco de un "uad" (río seco) que discurre junto al campo atrincherado etíope. Los etíopes esperan, pero los proyectiles pasan demasiado alto. Zumban como abejas.
"Si escuchas el zumbido de las balas no debes preocuparte. La que se oye es que ya ha pasado. El peligro está en aquellas que no oyes. Pero no te preocupes, porque da igual. Cuando toca, toca. Cuestión de suerte y de no levantar demasiado la cabeza".
Ese mortero ha caído muy cerca. Demasiado. Cuando te levantas tienes los tímpanos convertidos en un tambor y compruebas que sigues entero. Te entra una alegría feroz. Cuando toca, toca. Pero a ti no te ha tocado, que es lo importante. El guerrillero que te agarraba del hombro no ha tenido tanta suerte. La metralla, o las piedras que saltaron con la explosión. le han rajado a tiras la mejilla derecha. Eres el único que lleva un pequeño botiquín de campaña, pero su contenido es ridículo, Así que cuanto puedes hacer por el muchacho es darle un par de aspirinas y pintarle la cara con mercromina. Tienes la lengua pegada al paladar y una sed de mil diablos, cuando haces un alto en el camino para fotografiar ese cadáver que tiene el rostro hundido en la arena.
La sección de Kibreab entra en Tessenei a las tres de la tarde, pegándose a las paredes como lapas. Hay francotiradores etíopes por todas partes, y al guerrillero que marcha en cabeza le meten una bala en la pierna. En el cine, alguien habría ido a recogerlo desafiando el fuego enemigo, pero aquí los tiros son de verdad. Hasta que los eritreos liquidan al tirador emboscado, el herido se queda en medio de la calle, haciéndose el muerto para evitar que el próximo disparo le dé en la cabeza.
A las dos de la madrugada me matan a Nagash, el muchacho que durante dos semanas a sido mi intérprete y mi cocinero. Los etíopes lanzan un contraataque, se apoderan de una manzana de casas, y los guerrilleros deben desalojarlos con granadas y cuchillo. A esa distancia, luchando casa por casa, las armas de fuego tienen la misma utilidad que una escoba. Los hombres se buscan a tientas en la oscuridad acuclillándose en silencio. Nagash sale de una casa apretándose la brecha del abdomen y, sin un gemido, apoya la espalda en la pared y se desliza hasta el suelo. Tiene dieciséis años, y muere iluminado por el resplandor de los incendios, con los ojos cerrados, sin pronunciar palabra. En memoria de Nagash, sus camaradas no hacen prisioneros esta noche.
El asalto a la Banca se da a las cinco y media de la tarde del martes "santo". El blindado etíope salta tras el impacto de un proyectil anticarro, los guerrilleros cruzan la plaza y penetran en el Banco a la bayoneta. Dos etíopes se rinden y nueve están muertos. Tessenei se encuentra en manos eritreas. De pie en el centro de la plaza, con los ojos enrojecidos por el humo de los incendios, rebobino la película mientras contemplo el cadáver de Kibreab. Las moscas, eternas compañeras de los muertos, aún no han invadido su cráneo destrozado por un balazo. Murió en el último minuto, cruzando la plaza a la cabeza de sus guerrilleros, gritando "Eritrea" a pleno pulmón. Kibreab era mi amigo ¿saben? Quizá por eso siento una extraña vergüenza cuando coloco nueva película en la máquina fotográfica, enfoco su imagen y oigo el "clic" del disparador. Ha muerto mirando al cielo.

SE DICTÓ SENTENCIA EN LA CAUSA GUERRIERI-AMELONG


Por Pablo Bilsky

-Jueves 15 de abril de 2010-

 La sucesión de números no constituye un mensaje cifrado. Es una marca histórica que señala el momento en que se hizo realidad una contundente victoria de la militancia popular. En un mediodía especialmente diáfano y luminoso, el Tribunal Oral Federal Nº1 de Rosario leyó la sentencia a los genocidas Oscar Guerrieri, Jorge Fariña, Daniel Amelong, Walter Pagano y Eduardo Constanzo: prisión perpetua y cárcel común para todos.

Y fuera del tribunal, en la calle, en el lugar de la lucha cotidiana, miles de personas dejaron claro que la sentencia fue el resultado de una paciente y ejemplar construcción colectiva. La Justicia llegó, finalmente.

El gesto fue breve, pudoroso, casi secreto. La mujer acarició apenas la foto que llevaba colgada al cuello. Fue como saludar, levemente, pero como una emoción difícil de describir, a su ser querido, desaparecido y extrañado durante años. Fue como decirle “presente, compañero”, sin palabras, con un movimiento apenas perceptible de los dedos, mientras las lágrimas se colaban por debajo de los lentes de sol y formaban un minúsculo río que iba a desembocar en la fotografía en blanco y negro.

Ocurrió cuando desde el Tribunal Oral Federal se dijo que estaban en condiciones de dar lectura a las sentencias, y se repitió miles de veces en medio del festejo multicolor de la militancia que desde el día anterior hizo el aguante en Oroño al 900, un sitio que lució transformado por la jornada histórica.

En un marco abigarrado y multicolor marcado por la emoción, el alivio, la alegría, la ansiedad y la militancia, se recibió la sentencia del juicio contra los genocidas Oscar Pascual Guerrieri, Jorge Fariña, Daniel Amelong, Walter Pagano y Eduardo Constanzo. Finalmente, y luego de tantas demoras, los cinco genocidas fueron condenados a cadena perpetua e inhabilitación por su actuación en los centros clandestinos de detención Quinta de Funes, La Calamita, La Intermedia, Escuela Magnasco, ex Fábrica Militar de Armas Domingo Matheu, ubicados en Rosario y alrededores. Los crímenes de esto cinco imputados –privaciones ilegítimas de la libertad, torturas, homicidios– fueron considerados de lesa humanidad por los magistrados, que por este motivo hicieron lugar a la condena que pedían los querellantes.

La lectura de las sentencias comenzó a las 12.12, apenas 12 minutos después de la hora señalada. Fue un estallido de aplausos, llantos, y abrazos. Las banderas comenzaron a flamear cada vez más, y a las 12.38, cuando el tribunal terminó de leer las condenas, las lágrimas y los cánticos hicieron que los compañeros desaparecidos estuviesen más presentes que nunca. “Yo no creí que iba a vivir para ver esto”. La frase se escuchó cientos de veces y es de esperar que dentro de diez, veinte años, muchos dirán: “Sí, yo estuve allí”, como para legar a las próximas generaciones esta jornada inolvidable, cargada de memoria y futuro.

En las cinco condenas quedó claramente explicitado que se llevarán en cárceles comunes. Pero los casos de Guerrieri y Costanzo serán analizados, ya que venía cumpliendo prisión domiciliaria por razones de salud. Una vez más la nota farsesca estuvo a cargo de Amelong, que seguramente seguirá con sus bufonadas tras las rejas para solaz y esparcimiento de los otros convictos. La lectura de las sentencias debió interrumpirse cuando el genocida vinchero insistió en colocarse ese accesorio sobre su frente: “Preso político”, decía el sucio trapo blanco del condenado.

La movida fuera del tribunal había empezado este miércoles a las 18, una previa organizada por el Espacio Juicio y Castigo Rosario, espacio integrado por organismos de derechos humanos como Madres, Familiares, APDH, MEDH, H.I.J.O.S. y un conjunto de organizaciones sociales y gremiales. Durante la espera se realizó una radio abierta en la que se escuchó la voz de los querellantes y sobrevivientes de los centros clandestinos de detención en los que operaron los imputados de la causa, y a través de la cual se reclamó con insistencia el avance de la investigación por el crimen de Silvia Suppo.

“Es un día histórico, es la primera sentencia, la primera causa Guerrieri-Amelong, la cúpula de inteligencia del Ejército. Si no hubiera muerto, (Leopoldo) Galtieri estaría con ellos también. Desde su local de Córdoba y Moreno, manejaron cinco provincias y nunca se arrepintieron ni pidieron perdón, nunca nos dijeron dónde están nuestros familiares”, señaló la diputada provincial Alicia Gutiérrez, querellante de la causa Guerrieri.

“Con esto se demuestra que la única lucha que se pierde es la que se abandona y que hay que animarse, hay que organizarse. Y fundamentalmente que la sociedad argentina repudia los hechos acontecidos hace más de 30 años durante la dictadura militar que no sólo genero los 30 mil compañeros detenidos, desaparecidos, torturados y exiliados sino que instaló un modelo de país injusto que los argentinos hemos pagado y largamente", señaló a LT8 Eduardo Toniolli, también querellante de la causa Guerrieri.

La fiscal Mabel Colalongo calificó a las condenas como ejemplares: "Me siento muy contenta porque es lo que correspondía. Es un fallo ejemplar incluso para el resto del país. También es valorable que la condena sea en cárceles comunes, incluso a los que tenían prisión domiciliaria los mandaron a cárcel común", señaló Colalongo que con relación a Guerrieri y Costanzo, explicó que "hasta que la sentencia quede firme seguirán gozando de la prisión domiciliaria, y esto podría llevar un par de meses".


De redaccionrosario.com para El Diario del Juicio

UN LEGADO PARA LA HISTORIA, LAS HERMANAS MIRABAL



Patria, Minerva y María Teresa Mirabal fueron tres mujeres de Ojo de Agua, paraje perteneciente a una pequeña provincia de la República Dominicana llamada Salcedo.

Estas mujeres tuvieron la valentía de luchar por la libertad política de su país, oponiéndose firmemente contra una de las tiranías más férreas que ha tenido Latinoamérica, la de Rafael Leonidas Trujillo. Actitud por la que fueron perseguidas, encarceladas varias veces y finalmente brutalmente asesinadas el 25 de noviembre de 1960.

En honor a estas valientes hermanas, cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer. Esto fue establecido en el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe celebrado en Bogotá, Colombia en el año 1981.

Las hermanas Mirabal son también conocidas y representadas como las "Mariposas", por ser este el nombre secreto de Minerva en sus actividades políticas clandestinas en contra de la tiranía Trujillista. Años más tarde, Pedro Mir (poeta nacional dominicano) utilizó este nombre en su poema "Amén de Mariposas" donde expresa la tragedia que fue el asesinato de las tres heroínas. En esta década, la destacada escritora Dominico-Americana Julia Alvarez titula su novela basada en la vida de las hermanas Mirabal, En el tiempo de las mariposas. Publicación que establece todavía más la representación de las hermanas Mirabal como las Mariposas.

Cristian Vásquez

Heroínas de la lucha antitrujillista. Hijas de Mercedes Reyes Camilo (alias Chea) y Enrique Mirabal, comerciante y hacendado. Nacieron en Ojo de Agua, en Salcedo, en ese momento común de la Provincia Espaillat. La primera en nacer fue Patria Mercedes, el 27 de febrero de 1924, poco antes de que abandonaran nuestro país las tropas interventoras de Estados Unidos, la segunda fue bautizada con los nombres de María Argentina Minerva, nació el 13 de marzo de 1926, y la tercera, Antonia María Teresa, vino al mundo el 15 de octubre de 1935.

En Ojo de Agua realizaron sus primeros estudios. Más tarde, en 1938, Patria, Minerva y otra hermana suya que aún vive, Bélgica Adela, alias Dedé (2 de marzo de 1925) fueron enviados a estudiar al colegio Inmaculada Concepción, en La Vega. María Teresa permaneció en el hogar por cuestiones de edad: apenas tenía tres años.

De las cuatro hermanas, Minerva, según atestiguan quienes le conocieron desde su infancia, demostró que vino al mundo con una inteligencia prodigiosa y con una notoria sensibilidad espiritual, factores estos que la convirtieron en una persona sumamente atractiva; y en una devoradora de libros sobre literatura y poesía. En sus ratos libres, Minerva además se ejercitaba en la pintura. Todas las hijas del matrimonio Mirabal Reyes, eran hermosas, pero la belleza de Minerva fue legendaria. En el colegio donde estudió en La Vega, y donde se graduó de bachiller con excelentes notas en 1946, participó como actriz de varias obras teatrales, y en otras actividades culturales donde actuó como declamadora.

En junio de 1949, Minerva y sus padres, invitados por las máximas autoridades de su provincia, asistieron a una fiesta ofrecida en Santiago en el Palacio de la Gobernación en honor al dictador Trujillo, que marcaría el inicio del rumbo trágico para toda la familia: Trujillo conoció a Minerva Mirabal y se sintió atraído por su belleza. Ya en ese momento Minerva había conocido al joven dirigente comunista Pericles Franco, uno de los fundadores del Partido Socialista Popular, quien había estado en la cárcel varias veces, y con quien estableció amistad tan íntima, que mucho sospechaban que sostenían relaciones románticas.

A los pocos días después que Trujillo fijó sus ojos en Minerva, de nuevo la familia Mirabal recibió, a mediados de agosto, otra invitación del gobierno, esta vez para que asistieran a la fiesta de inauguración del Hotel Montaña, en Jarabacoa. En esa oportunidad el dictador y su hijo Ramfis bailaron con Minerva. Trujillo aprovechó la ocasión para demostrar con galanterías su atracción hacia ella, conducta que no fue del agrado de la joven y por tal motivo dejó de bailar.

El 12 de octubre de ese mismo año, día del descubrimiento de América, con el supuesto propósito de homenajear a la sociedad de la provincia Espaillat, Trujillo organizó una nueva fiesta a la que invitó a la familia Mirabal, la cual fue efectuada en “Villa Borinquen”, lugar de descanso del tirano situado en las cercanías de San Cristóbal. La invitación la llevaron personalmente a la residencia de la familia de la heroína, el Gobernador de Moca, Antonio De La Maza y el Senador de la provincia, Juan B. Rojas, clara señal del notable interés que tenía Trujillo de encontrarse de nuevo con Minerva.

Cuando esta tercera invitación fue recibida por la familia Mirabal, su madre se opuso a que Minerva asistiera a la fiesta, pero luego de examinar las implicaciones políticas que tendría tal negativa, decidieron enviar a la misma a una representación integrada por el padre, y además Patria, Minerva, y Dede, los respectivos esposos de la primera y la tercera, Pedro González y Jaime Fernández.

En esta oportunidad el tirano dominicano tan pronto llegó al lugar, reinició con mayor brio su intento de atraer a la joven Mirabal. Bailó en varias oportunidades con ella, conversó largamente en medio del salón con la pretendida y de nuevo fue rechazado. Según su biógrafo William Galván, la inteligente y bella muchacha no sólo desairó a Trujillo, sino que solicitó al dictador que “dejara tranquilo a ese joven tan inteligente y preparado que era Pericles Franco”, solicitud que molestó profundamente al dictador.

Y lo que fue peor: después de enterarse la familia de la conversación entre Trujillo y Minerva, todos llenos de temores, sin avisar previamente, se retiraron de la fiesta, desatando la cólera del sátrapa que vio en esa actitud una irreverencia hacia su persona.

Apenas pocos días después de la fiesta, Enrique Mirabal, quien incluso por “consejos” del gobernador de Moca había enviado un telegrama al tirano excusándose del retiro de su familia del acto por “motivos de salud”, fue detenido y conducido a la cárcel. Poco más tarde, su hija, deseada por Trujillo, también fue apresada, y casi concomitantemente varias de sus amigas: Enma Rodríguez, Violeta Martínez y Brunilda Soñé. Todas las prisioneras fueron investigadas sobre las supuestas relaciones de Minerva con miembros del Partido Socialista Popular, y particularmente, con el dirigente comunista Pericles Franco. Duraron en prisión varias semanas.

Pero a partir de este momento, fue montado sobre la familia Mirabal, y sobre todo, a Minerva y sus relacionados, un riguroso espionaje, y Trujillo en persona —(y el gobernador de Moca)— era informado permanentemente sobre todas sus actividades. Y el padre, particularmente fue sometido a graves humillaciones y a otras varias prisiones que terminaron enfermándole espiritual y físicamente. Murió el 14 de diciembre de 1953

En 1954, encontrándose de vacaciones en Jarabacoa, Minerva conoció allí a Manuel Aurelio Tavares Justo (alias Manolo), también estudiante de derecho, con quien estableció relaciones que la llevarían al matrimonio en noviembre del año siguiente. El mismo año que conoció a Manolo, su hermana María Teresa, se inscribió en la misma universidad a estudiar arquitectura, carrera que no terminó, pues solo alcanzó el grado de técnica en Agrimensura. Durante ese período ambas hermanas vivieron juntas en una pensión de la ciudad capital. Poco después María Teresa conocería a Leandro Guzmán, con quien contrajo matrimonio.

Al igual que Minerva, Manolo Tavares tenía una elevada sensibilidad por los problemas sociales y políticas y ya para ese momento, aunque secretamente, era un fervoroso opositor al régimen de Trujillo. Y por ello sus amistades eran cuidadosamente seleccionadas en función de la unidad de criterios respecto a la trágica situación imperante en el país.

Los últimos años de la década de los cincuenta fueron de inquietud social en toda América Latina, pues la caída, primero, del dictador colombiano Rojas Pinalla, más tarde, la del venezolano Pérez Jiménez y en 1959 la huida de Cuba del dictador Batista, tras el triunfo revolucionario de las fuerzas rebeldes de Fidel Castro, no sólo abrieron las compuertas de la democracia en esos países, sino que levantaron la esperanza de cambios profundos en todo el continente.

Nuestro país no escapó a esa realidad. Y con ello no es casual que en enero de 1959 en una reunión familiar efectuada en la residencia de Guido D’Alessandro, sobrino de Manolo, donde se encontraban Minerva, Manolo, María Teresa, Leandro Guzmán y otras personas, donde se pasó revista a la situación política creada en el Caribe, y muy particularmente a la cubana después del triunfo de Castro, la heroína examinó por primera vez la posibilidad de organizar un movimiento para el derrocamiento de Trujillo.

Las ideas de Minerva prendieron en todos los asistentes y fue acordado ese día iniciar los contactos con amigos y relacionados en todo el país.

Por otra parte, la expedición armada del 14 de junio, procedente de Cuba, si bien fue aplastada por la dictadura, también influyó en la conciencia de la juventud dominicana, y esa es la razón que explica, que el nuevo movimiento político antitrujillista que comenzó a construirse y que efectuó su primera asamblea constitutiva en Mao el 10 de enero de 1960, en la Hacienda de Conrado Bogaert, adoptara como nombre el de la fecha de esa expedición.

En esa asamblea clandestina a la que asistieron delegados de todo el país, en la cual sólo estaban presentes dos mujeres (Minerva y Dulce María Tejada Gómez), la deidad de Ojo de Agua, tuvo una participación muy importante, interviniendo en varias oportunidades.

Para presidir la Agrupación 14 de junio (véase) fue elegido Manolo Tavares Justo, Presidente, Pipe Faxas, Secretario General y el ingeniero Leandro Guzmán, como tesorero y los demás, vocales.

Pero a los pocos días de la exitosa Asamblea de Mao, una delación llevó a los servicios secretos de la tiranía informes no sólo con los nombres de los principales conjurados, sino con muchos detalles sobre la importancia de la misma. La acción de los agentes represivos fue inmediata. El primero en ser detenido en su residencia en Montecristi lo fue Manolo Tavares, a mediados de enero. Días más tardes, Minerva, luego su hermana María Teresa, y su esposo Leandro Guzmán y también Pedro González. Al final de ese mismo mes, más de un centenar de miembros del 14 de junio habían caído presos. Todos pasaron por la cárcel de la cuarenta donde fueron sometidos a increíbles torturas. No pocos perdieron la vida.

Simultáneamente junto a Minerva, fueron apresadas otras mujeres: Ing. Tomasina Cabral, Dra. Fe Violeta Ortega, Miriam Morales y la Dra. Asela Morel.

Es importante apuntar que la prisión de tantas personas, en su mayoría muy jóvenes procedentes de la clase media alta, algunos cuyos padres tenían vínculos muy estrechos con el tirano, creó un clima de tensión nacional sumamente adverso al gobierno. Y a ello se agregó la denuncia hecha por la iglesia católica por medio de una carta pastoral condenando la acción.

Tal situación obligó a Trujillo, al parecer, a poner en libertad a las mujeres detenidas, el 7 de febrero de 1960, y al mes siguiente y subsiguiente, a decenas de jóvenes varones presos por simples sospechas. Sin embargo, el Dr. Tavares Justo, Leandro Guzmán, Pedro González, y los demás dirigentes de importancia del movimiento, quedaron detenidos. Meses después, encontrándose la dictadura en una fase represiva general que bordeaba la locura —(en estos días Trujillo ordenó el asesinato de Rómulo Betancourt, Presidente de Venezuela) el 18 de mayo, Minerva y María Teresa, fueron de nuevo apresadas, y sometidas a la justicia por “atentar contra la seguridad del Estado” y condenadas a cinco años de prisión.

Para tal ocasión contrataron un jeep, un vehículo fuerte, pues la carretera elegida, la que conduce a Puerto Plata por la vía de Tamboril, era difícil, y además, se encontraba en mal estado. Le acompañaba como chofer, Rufino de la Cruz Disla.

En la visita que hicieron a Manolo y Leandro, las hermanas Mirabal comentaron a sus maridos los rumores que circulaban en Salcedo sobre la posibilidad que sufrieran un “accidente”, estilo clásico que utilizó la satrapía cuando ordenaba la desaparición de un opositor importante, con la supuesta intención de ocultar el crimen.

El informe preocupó enormemente a los dirigentes del 14 de junio, y Manolo sugirió que cesaran los viajes, y que se mudaran a Puerto Plata, para evitar transitar por carretera. La recomendación llegó tarde. La orden de asesinar a las hermanas Mirabal ya había sido cursada, y en Puerto Plata se encontraban ya los ejecutores: Ciríaco de la Rosa, Ramón Emilio Rojas Lora, Alfonso Cruz Valerio, y Emilio Estraba Malleta, todos miembros de Servicio de

Inteligencia Militar. El último, de origen cubano, había prestado esos mismos servicios a la dictadura de Fulgencio Batista. Cuando las hermanas Mirabal abandonaban a Puerto Plata rumbo a su hogar, fueron detenidas aparatosamente por un vehículo que interceptó el jeep que los conducía. Introducidas a empujones al carro de los matones, y llevadas a un lugar previamente escogido en la carretera bordeaba por un precipicio, y allí fueron muertas brutalmente asesinadas a garrotazos y luego de puestos los cadáveres en el jeep, los sicarios, lo precipitaron hacia el abismo.

He aquí la fría narración de uno de sus autores: “Después de apresarlas —narra Ciríaco de la Rosa— las condujimos al sitio cerca del abismo, donde ordené a Rojas Lora que cogiera palos y se llevara a una de las muchachas. Cumplió la orden en el acto y se llevó a una de ellas, la de las trenzas largas (María Teresa). Alfonso Cruz Valerio eligió a la más alta (Minerva), yo elegí a la más bajita y gordita (Patria) y Malleta, al chofer, Rufino de La Cruz. Ordené a cada uno que se internara en un cañaveral a orillas de la carretera, separadas todas para que las víctimas no presenciaran la ejecución de cada una de ellas. Ordené a Pérez Terrero que permaneciera en la carretera a ver si se acercaba algún vehículo o alguien que pudiera enterarse del caso. Esa es la verdad del caso. Yo no quiero engañar a la justicia ni al pueblo. Traté de evitar el desastre, pero no pude, porque de lo contrario, nos hubieran liquidado a todos”.

Rufino de la Cruz (1923-1960). Campesino, conductor y héroe. Nació en Salcedo en 1923, en cuyos campos se dedicó al cultivo de la tierra de sus familiares. Simpatizante de la causa antitrujillista, en 1960 acompañó como chofer, a las Hermanas Mirabal, durante el viaje semanal que efectuaban a la cárcel pública de Puerto Plata, con el propósito de visitar allí a sus esposos. Murió asesinado, junto a las heroínas, en La Cumbre, lugar cercano a dicha ciudad.