Esperaré por ti en el ojo del huracán
el Diablo, dios del Trueno y de la Lluvia,
dejará caer su odio.
Muere en la ausencia el ciervo
y su mirada queda vagando
carcomida por los dientes de la página
La selva, atrapada en el ojo del tigre,
resplandece en la perfecta simetría del poema
—en el tigre de mis ojos
en el labio de la página
adonde llego demasiado tarde.
De Guarida de un animal que no existe
Leopoldo María Panero