“Veo el prestigio en un gris azulado, la aristocracia en un violeta, la pobreza en un ocre pálido, la estridencia en un colorado fuego, la nostalgia en un azul colonial. Veo en el blanco la ansiedad de ser color, y en el negro la oscuridad. En el amarillo el alarido, en el rosado el amanecer del amor, en el verde la vida”
Gotán
Esa mujer se parecía a la palabra nunca,
desde la nuca le subía un encanto particular,
una especie de olvido donde guardar los ojos,
esa mujer se me instalaba en el costado izquierdo.
Atención atención yo gritaba atención
pero ella invadía como el amor, como la noche,
las últimas señales que hice para el otoño
se acostaron tranquilas bajo el oleaje de sus manos.
Dentro de mí estallaron ruidos secos,
caían a pedazos la furia, la tristeza,
la señora llovía dulcemente
sobre mis huesos parados en la soledad.
Cuando se fue yo tiritaba como un condenado,
con un cuchillo brusco me maté
voy a pasar toda la muerte tendido con su nombre,
él moverá mi boca por la última vez.
Juan Gelman
desde la nuca le subía un encanto particular,
una especie de olvido donde guardar los ojos,
esa mujer se me instalaba en el costado izquierdo.
Atención atención yo gritaba atención
pero ella invadía como el amor, como la noche,
las últimas señales que hice para el otoño
se acostaron tranquilas bajo el oleaje de sus manos.
Dentro de mí estallaron ruidos secos,
caían a pedazos la furia, la tristeza,
la señora llovía dulcemente
sobre mis huesos parados en la soledad.
Cuando se fue yo tiritaba como un condenado,
con un cuchillo brusco me maté
voy a pasar toda la muerte tendido con su nombre,
él moverá mi boca por la última vez.
Juan Gelman
Audre Lorde: LA TRANSFORMACIÓN DEL SILENCIO EN LENGUAJE Y EN ACCIÓN
Ponencia leída en el panel sobre Lesbianismo y Literatura, de la Asociación de Lengua Moderna, en Chicago, Illinois, el 28 de diciembre de 1977.
Publicada
por primera vez en 1978, en el volumen 6 de Sabiduría Siniestra
(Sinister Wisdom).
Traducción:
Diana Mines
Muchas
veces pienso que tengo que decir las cosas que me resultan más
importantes, verbalizarlas, compartirlas, aún a riesgo de que sean
rechazadas o malentendidas. Es que el hecho de decirlas me hace bien,
más allá de cualquier otro efecto. Yo estoy acá como poeta Negra
lesbiana, y sobre el significado de todo esto descansa el hecho de
estar aún viva, cosa que pudo no haber sido. Hace menos de dos
meses, dos médicos -un hombre y una mujer- me dijeron que debía
hacerme una operación de mama y que había entre un 60 y un 80 por
ciento de posibilidad de que el tumor fuera maligno. Entre esas
palabras y la operación, hubo tres semanas de agonía en las que
tuve que reorganizar involuntariamente toda mi vida. La operación ya
pasó y el tumor era benigno.
Pero
durante esas tres semanas, tuve que volver sobre mí misma y sobre mi
vida con una severa y urgente lucidez que me ha dejado aún
temblando, pero mucho más fuerte. Es una situación a la que se ven
enfrentadas muchas mujeres, tal vez algunas de ustedes hoy. Las cosas
que experimenté en ese período me han ayudado a comprender mucho de
lo que siento sobre la transformación del silencio en lenguaje y en
acción.
Gustavo Adolfo Becquer - Volverán las oscuras golondrinas
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar;
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
ésas …, ¡no volverán!
tu hermosura y mi dicha al contemplar;
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
ésas …, ¡no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aún más hermosas,
sus flores se abrirán.
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aún más hermosas,
sus flores se abrirán.
Pero aquellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día…
ésas …, ¡no volverán!
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día…
ésas …, ¡no volverán!
Augusto Roa Bastos
No cayeron tumbadas por las balas,
se inclinaron tan sólo hasta la tierra.
Madres adolescentes, centenarias abuelas,
toscas mujeres, madres suaves,
piedra humana doliente,
leve corteza
germinal.
Madres de estibadores,
rugosas campesinas,
chamuscadas obreras,
demacrada legión con el rayo en los hombros
y la noche en las trenzas;
madres de embarcadizos
con ojos desgastados por los puertos
distantes,
chiperas estrujadas como el maíz,
lavanderas como agua de arroyo,
tejedoras que tejen con el hilo nocturno
de su entraña,
burreras matinales,
pastorales mujeres,
esposas, hijas, novias populares,
y también hijas sin padres,
madres sin hijos…
En todas, pero en todas,
la patria amanecía con profundas ojeras.
se inclinaron tan sólo hasta la tierra.
Madres adolescentes, centenarias abuelas,
toscas mujeres, madres suaves,
piedra humana doliente,
leve corteza
germinal.
Madres de estibadores,
rugosas campesinas,
chamuscadas obreras,
demacrada legión con el rayo en los hombros
y la noche en las trenzas;
madres de embarcadizos
con ojos desgastados por los puertos
distantes,
chiperas estrujadas como el maíz,
lavanderas como agua de arroyo,
tejedoras que tejen con el hilo nocturno
de su entraña,
burreras matinales,
pastorales mujeres,
esposas, hijas, novias populares,
y también hijas sin padres,
madres sin hijos…
En todas, pero en todas,
la patria amanecía con profundas ojeras.
Romance de los vanos encuentros - JULIO CORTÁZAR
No preguntes quién pone en este canto
un alma destinada al sufrimiento
y un pobre corazón que te ama tanto.
I
Bronces de las ocho y media
nos llaman cada mañana
-entre tu casa y mi casa-
de dos cornisas y un breve saludos de camaradas.
¡Estás tan bella, vestida
de crujiente espuma blanca
baje ese sol de las ocho
que te ciñe y que te alaba!
Sus amarillas saetas
bordan en tu pelo el aura
que me recuerda las leves
imágenes de las santas.
(Pienso que rezarte a ti
tal vez me salvará el alma...)
II
Las campanas matinales
ponen música en la senda
por donde a tu escuela vas,
por donde voy a mi escuela.
Tontamente, tontamente
me vuelve la vieja idea
cada vez que nos cruzamos
en nuestras rutas opuestas:
pienso en el ayer que ataba
con una risa dos sendas,
cuando jamás nos cruzábamos
tú y yo en camino a la escuela.
Con una misma campana,
con una misma existencia,
y por una misma calle
con sol de las ocho y media...
Para nosotros, entonces,
había una sola escuela.
III
La señorita maestra
pasa vestida de blanco ;
en su oscuro pelo duerme
la noche aún, perfumado,
y en lo hondo de sus pupilas
yacen dormidos los astros.
Buenos días señorita
del caminar apurado;
cuando su voz me sonríe
olvido todos los pájaros,
cuando sus ojos me cantan
se torna el día más claro,
y subo la escalinata
un poco como volando,
y a veces digo lecciones.
Muere doña Dedé, la única sobreviviente de las heroicas hermanas Mirabal
Lluvia de sol - JOSÉ EMILIO PACHECO
La muchacha desnuda toma el sol
apenas cubierta
por la presencia de las frondas.
Abre su cuerpo al sol
que en lluvia de fuego
la llena de luz.
Entre sus
ojos cerrados
la eternidad se vuelve instante de oro.
La luz nació para que el resplandor de este cuerpo
le diera vida.
Un día más
sobrevive la tierra gracias a ella
la eternidad se vuelve instante de oro.
La luz nació para que el resplandor de este cuerpo
le diera vida.
Un día más
sobrevive la tierra gracias a ella
que sin
saberlo
es el sol
entre el rumor de las frondas.
es el sol
entre el rumor de las frondas.
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