BARRIO SIN LUZ - Pablo Neruda
¿Se va la poesía de las cosas
o no la puede condensar mi vida?
Ayer mirando el último crepúsculo
yo era un manchón de musgo entre unas ruinas.
Las ciudades hollines y venganzas,
la cochinada gris de los suburbios,
la oficina que encorva las espaldas,
el jefe de ojos turbios.
Sangre de un arrebol sobre los cerros,
sangre sobre las calles y las plazas,
dolor de corazones rotos,
podre de hastíos y de lágrimas.
Un río abraza el arrabal
como una mano helada que tienta en las tinieblas:
sobre sus aguas se avergüenzan
de verse las estrellas.
Y las casas que esconden los deseos
detrás de las ventanas luminosas,
mientras afuera el viento
lleva un poco de barro a cada rosa.
Lejos... la bruma de las olvidanzas
humos espesos, tajamares rotos,
y el campo, ¡el campo verde!, en que jadean
los bueyes y los hombres sudorosos.
Y aquí estoy yo, brotado entre las ruinas,
mordiendo solo todas las tristezas,
como si el llanto fuera una semilla
y yo el único surco de la tierra.
MARSHALL BERMAN
Berman murió el 11 de septiembre. Tal vez se fue con pena el mismo
día que en Chile y Nueva York, en 1973 y el 2001 respectivamente, nos
parecía que “todo lo sólido se desvanecía en el aire”.
Sabemos que su obra referencial “Todo lo sólido se desvanece en el
aire”, es un clásico y uno de los más profundos análisis históricos de
la modernidad.
A propósito de su viaje hacia el misterio (aunque seguramente él, un
marxista de los de antes, sincero, agudo y vital, no le asignaba
realidad a los asuntos en el bardo), he querido re-parafrasear un
párrafo al que, dicho de una u otra manera, siempre le asigno un espacio
en mis escritos:
“Vivimos en una encrucijada histórica… Tal como hace
algunos siglos, el proceso que impulsaron los padres fundadores de la
modernidad, con sus ideas de progreso, individualismo y racionalidad
instrumental, ciudadanía, libertad e igualdad, entre otras, avanzó
creativa y destructivamente hasta que todo lo sólido del antiguo mundo
feudal se desvaneciera en el aire. (Huelga decir que estas imágenes, en
lo sustantivo, son un parafraseo y extrapolación libre del pensamiento
de Carlos Marx y Federico Engels al evocar el devenir histórico de la
época moderna, de cuya matriz Berman sacó la famosa frase que da el
título a su clásico). De igual modo, pero en distinto signo, en el
presente como Historia las nuevas ideas del paradigma social ecológico
lo están abarcando todo y podrían llevar a que todo lo sólido del
antiguo mundo moderno occidental se desvanezca en el aire.
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