UNA PROMESA A REINALDO ARENAS

"Antes que me hagas la entrevista, tengo que decirte algo: tengo sida..." Con esa advertencia se inicio mi extraña entrada, hace más de una década, en el sobrecogedor mundo del escritor cubano Reinaldo Arenas.

Arenas había acudido a las oficinas de Radio Martí en Washington, cuando aun la radio emisora no había sido trasladada a Miami, no para promocionar sus libros que comenzaban a ser famosos en Estados Unidos, luego de haber triunfado en Francia y otras naciones europeas, sino para hablar del único tema que le importaba" la falta de libertad en Cuba..." y para denunciar a Fidel Castro". Había una urgencia especial en el escritor. Quería dejar un testamento oral para sus compatriotas y el mundo.

Pero antes de entrar a una pequeña cabina de grabación, en la que solo cabíamos el y yo, se volvió y me miro. Muy serio y en tono grave me advirtió, "tengo sida. Te importa entrar a un lugar tan chiquito conmigo? No tienes miedo que se te pegue?". No pude dejar de reírme por lo solemne de la advertencia. "Te lo digo en serio" agrego, sin entrar todavía en el mini estudio. Me encogí de hombros y le dije que no.

Su compañero Lázaro se quedó afuera con un portadocumentos lleno de panfletos. Era fines de la década de los 80, cuando se especulaba mucho sobre el sida. La mortal enfermedad estaba todavía rodeada de misterio, temor y malos entendidos.
"Creo que me voy a morir", me dijo simplemente.
"Todos nos tenemos que morir", le contesté.

    "No, en serio, siguió diciendo. Quiero que me entrevistes. Estoy luchando...(contra el sida), pero no estoy seguro que ganaré la pelea. Me gustaría dejarte algo para que lo comuniques ahora y lo repitas todos los años cuando no esté presente".

MI DOLOR DE SER CUBANO
"Me duele Cuba...me duele, a ver? me duele como fuego...Y te tendría que contar tantas cosas...pero no tenemos tiempo". Arenas se había instalado en una de las dos sillas del mini estudio y movía unos papeles, que el final de la entrevista me dejo "para que sacara datos". Era, UN PLEBISCITO A FIDEL CASTRO. Una carta, que pasó a conocerse más tarde como "El Manifiesto de los Intelectuales". El documento se había iniciado como una simple misiva a unos pocos conocidos en España, país donde Arenas había ido a pasar unos días con un matrimonio amigo, como terapia síquica y física.

SIDA
Después de todas sus peripecias en Cuba, su salida de la Isla, su vida en Estados Unidos, Reinaldo Arenas se había percatado de algo terrible: los achaques y males que sentía, ahora que había triunfado, tenían un nombre: SIDA.

Debía apresurarse en cumplir lo que se había fijado como meta. Su lucha por Cuba. "Recuerdo que, estando en casa de Jorge y Margarita en la finca Los Pajares (era entonces el otoño de 1988) se nos ocurrió la idea de hacer una carta abierta a Fidel Castro solicitándole un plebiscito, mas o menos como el que había hecho Pinochet. Jorge me dijo que redactara la carta y los dos nos dimos a la tarea.

Luego la firmamos él y yo; aunque no consiguiéramos mas se la enviaríamos con nuestras modestas firmas. No fue así; conseguimos miles, incluyendo las de ocho personas que habían recibido el premio Nobel. Lo firmaron varios presidentes y numerosos intelectuales de todas las tendencias políticas". "La carta se publicó en los periódicos y fue un golpe terrible para Castro, pues puso en evidencia que su dictadura era aun peor que la de Pinochet, pues el jamás iba a hacer elecciones libres".

YO ACUSO
Para Arenas el documento era su legado. Era su amor. Y era su odio infinito para el hombre que consideraba el culpable de todas sus desgracias, incluso el SIDA que decía lo estaba matando. Fidel Castro.

"Yo pensaba morirme en el invierno de 1987..." comienza el prologo de su libro ANTES QUE ANOCHEZCA, que fue llevado recientemente al cine, con una magistral interpretación del autor, quien fue un genio de la literatura y sin embargo no tuvo nunca un momento de reposo. Lo sobrecogedor de sus libros y especialmente de ANTES QUE ANOCHEZCA, es su desprendimiento de todo sentido del orgullo al auto calificarse. Lo pasmoso es su análisis de si mismo, como si estuviera fuera de su cuerpo y contemplara su carácter y su vida en forma desapasionada. como un personaje más de la trama.


Al auto definirse no tuvo reparos en otorgarse sin piedad los epítetos mas duros del lenguaje. Era como si con un escarpelo moviera su alma para diseccionarla y entenderla mejor.

"En realidad no voy a decir que quisiera morirme, pero considero que cuando no hay otra opción que el sufrimiento y el dolor sin esperanzas, la muerte es mil veces mejor..." "Siempre he considerado un acto miserable mendigar la vida como un favor. O se vive como uno desea, o es mejor no seguir viviendo. En Cuba había soportado miles de calamidades porque siempre me alentó la esperanza de la fuga y la posibilidad de salvar mis manuscritos. Ahora la única fuga que me quedaba era la muerte".

De regreso de una de sus múltiples estadas en el hospital subió a duras penas las escaleras hacia su piso en Nueva York. Estaba solo, lo acompañaba su gato de dos colores, blanco con marrón, llamado Tony. (De día lo acompañaba Lazaro, quien pese a su buena voluntad sufría sus propios fantasmas, aquejado de múltiples problemas nerviosos originados en Cuba, según aseguraba el propio Arenas).

En medio de su soledad fue que decidió escribir su autobiogtrafía ANTES QUE ANOCHEZCA. La había titulado así para, mediante un juego de palabras, sintetizar sus penurias cuando prófugo en los bosques escribía urgentemente, antes de que anocheciera, para aprovechar la luz del día...y ahora también, en forma apresurada, escribía antes del crepúsculo, antes que anocheciera. "Ahora la noche avanza de nuevo en forma más inminente. Es la noche de la muerte".

SU AGITADA VIDA
Había nacido en 1943 en Cuba "en un lugar impreciso situado entre unos pedregales al norte de Holguin y al sur de Gibara". Creció viviendo la miseria de una familia guajira, durante la dictadura de Batista. Nació con el don natural de escribir y contar sus vivencias. Se inspiro en la tierra, que comió cuando era tan pequeño que lamía el suelo sin doblar las rodillas. Escribía poemas en la corteza de los árboles y gritaba historias que iba elucubrando en la medida en que caminaba por la campiña.

Se unió a la revolución poco antes de que esta triunfara, colaboró con ella durante un tiempo y aun siendo prácticamente autodidacta tuvo ya en La Habana maestros y amigos como Lezama Lima y Virgilio Piñera. Sin embargo su formación como escritor era natural. Había nacido con la magia de la narrativa espontánea. En política se desilusiono de la revolución y debido a su desenfado, tanto contra el sistema como en lo social, se convirtió en un peligro, en un contrarevolucionario.

Arenas reunía las tres condiciones mas idóneas para convertirse en un paria en el Infierno de la Divina Comedia del castrismo. El primer escalón descendente era ser escritor, el segundo ser homosexual y el tercero ser disidente. Arenas escribía cuando podía y sus manuscritos los escondía envueltos en plásticos entre las piedras o en las tejas de las casas de familiares y amigos, borradores que perdió en numerosas oportunidades, ya bien cuando eran encontrados por la seguridad nacional o cuando eran entregados por sus propios parientes, que lo denunciaban para "no caer en problemas con las autoridades y para quedarse con mis escasas posesiones". Mantuvo muy pocos amigos. Casi todos fuera de la Isla. En algunas oportunidades tuvo la suerte de poder enviar algunos manuscritos al exterior con turistas o visitantes de confianza...

FAMOSO
Y fue así como se hizo celebre fuera de su patria. Ganaba premios en el exterior mientras corría de un escondite a otro, perseguido por un sistema que se sentía burlado al saber que el escritor estaba publicando sus obras fuera de Cuba. Fue encarcelado varias veces. Cuando salió la última vez de la prisión decidió escapar para conocer "como es el sabor de la libertad".

Después de varios intentos, que son narrados en su autobiografía, pudo pasar el cerco durante el éxodo del Mariel. En medio de la confusión de miles de cubanos que se iban de la Isla gracias a un capricho de Castro de dejar salir los que quisieran irse y donde mezcló a delincuentes y locos, Arenas se mezcló con los que huían. Usando una estratagema dio al oficial de guardia en el puerto su apellido como "Arina". Con un lápiz en la fila de los que se iban, había cambiado la letra E de Arenas en I. Por supuesto que bajo ese truco, su nombre no figuraba en los registros de personas contrarias al régimen a quienes se les prohibía salir de Cuba.

LA NOCHE
Llegó a Estados Unidos. Estuvo un tiempo en Miami, pero encontró la ciudad muy superficial: "cuando se opacó mi brillo de recién llegado, cuando ya no era novedad el invitarme a tertulias o charlas y empecé a decir lo que pensaba...se me retiró la alfombra roja que se me había tendido en los primeros días de mi llegada. Me había gastado" "Me fui a Nueva York...siempre me había atraído su vitalidad, su bullicio y la nieve en los inviernos". Sin embargo, fue muy poco lo que pudo gozar de esa ciudad y de su recién adquirida calma espiritual.

"Veo que llego casi el final de esta presentación, que es en realidad mi fin, y no he hablado mucho del SIDA. No puedo hacerlo, no se que es. Nadie lo sabe realmente. He visitado decenas de médicos y para todos es un enigma. El SIDA es un mal perfecto porque está fuera de la naturaleza humana y su función es acabar con el ser humano de la manera más cruel y sistemática posible. Pero la humanidad, la pobre humanidad, no parece que pueda ser destruida fácilmente. Ha valido la pena haber padecido todo esto, pues por lo menos he podido asistir a la caída de uno de los imperios mas siniestros de la historia, el imperio estalinista. Además, me voy sin tener que pasar primero por el insulto de la vejez...". ... "Cuando yo llegué del hospital a mi apartamento, me arrastré hasta una foto que tengo en la pared de Virgilio Piñera, muerto en 1979, y le hablé de este modo "Oyeme lo que te voy a decir, necesito tres años más de vida para terminar mi obra, que es mi venganza contra casi todo el genero humano". Creo que el rostro de Virgilio se ensombreció como si lo que le pedí hubiera sido algo desmesurado. Han pasado casi tres años de aquella petición desesperada. Mi fin es inminente. Espero mantener la ecuanimidad hasta el último instante. Gracias, Virgilio".

El 7 de diciembre de 1990 el escritor cubano Reinaldo Arenas, en fase terminal del SIDA, se suicidaba en la ciudad de Nueva York.

"Queridos amigos, debido al estado precario de mi salud y a la terrible depresión sentimental que siento al no poder seguir escribiendo y luchando por la libertad de Cuba, pongo fin a mi vida... Ninguna de las personas que me rodean están comprometidas en esta decisión. Solo hay un responsable: Fidel Castro. Los sufrimientos del exilio, las penas del destierro, la soledad y las enfermedades que haya podido contraer en el destierro seguramente no las hubiera sufrido de haber vivido libre en mi país".


"Al pueblo cubano tanto en el exilio como en la isla los exhorto a que sigan luchando por la libertad. Mi mensaje no es un mensaje de derrota, sino de lucha y esperanza. Cuba será libre. Yo ya lo soy".
(Reinaldo, una vez más he cumplido la promesa. Y en Radio Martí tu voz es transmitida todos los años a la isla por esta fecha gracias a nuestra común amiga, la productora Ofelia Oviedo, quien quedó con la cinta de tu testamento en pro de la libertad de Cuba tanto para hoy como para las futuras generaciones).


Por Angélica Mora
Enero 2, 2002